Hace unos días las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas finalizaron la maniobra militar, “Bastión”. El Gobierno de La Habana, ya es plenamente consciente de la nula calidad moral y de la falta de escrúpulos del dandy de piel oscura que ocupa la Casa Blanca (es un personaje taimado; por tanto, más peligroso que George Bush). Hacen bien en avisar a la dictadura capitalista estadounidense que se abstenga de embarcarse en aventuras sin sentido, que, por otra parte, no está en condiciones de iniciar, gracias a la resistencia militar de los pueblos de Oriente Medio que, con su sacrificio, están fortaleciendo el movimiento antiimperialista mundial.
Lo dicen en Cuba y con razón: «No hay mejor manera de ganar una guerra que evitándola». Da igual que el señor de la paz (que envía más soldados a Afganistán a asesinar) afirme que no va a emprender un conflicto bélico contra Cuba (¿no tiene interés o no puede?). ¿Qué país confiaría en la palabra de un presidente blanco, negro o amarillo que mantiene la Estrategia de Seguridad Nacional, la cual contempla atacar primero, incluso sin asegurarse que el hipotético enemigo, constituya realmente una amenaza?. Si los vecinos de Estados Unidos no son seguros, los ciudadanos estadounidenses estarán menos seguros, he ahí el argumento falaz de la Estrategia de Seguridad Nacional, porque a ésta le importa un pito sus ciudadanos, pues responde a intereses oligárquicos.
Algunos analistas dicen que la crisis económica que sufre la isla (como todo el mundo) podría provocar estallidos sociales, estallidos que, por cierto, ya han surgido, en California donde, tras subir abusivamente las tasas universitarias, muchos estudiantes dejarán de serlo, razón por la cual se han provocado algaradas, intervenciones policiales en los Campus, arrestos e incluso que‑, según la periodista Amy Goodman- en la sede de Davis, varias jóvenes fueran atacadas por la policía “con pistolas Taser”. Cuando se habla de crisis hay que hablar de cómo la padecemos todos, pues su alcance es universal, debido al capitalismo.
Sobre ese particular, Sagrario Mascaraque, corresponsal de Televisión Española en La Habana, aseguraba en el informativo del mediodía del pasado 27 de noviembre, que “Bastión” era también un aviso contra posibles disturbios populares que deben anidar en su mente calentada por “informantes” habaneros de sobra conocidos. Nosotros no engañamos, sabemos de las dificultades que atraviesa Cuba a causa del bloqueo y otras circunstancias, que se han agravado por el regalo que nos dejaron los banqueros, pero estoy seguro de que la corresponsal estará más inquieta por realidades que por chismes. Motivos tiene para preocuparse: Su idílico sistema se derrumba, ¿qué será de ella?
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