El venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias «Carlos» o «El Chacal», encarcelado en Francia, asegura que el arrepentimiento es un concepto religioso y que él nunca ha pecado en la lucha militante revolucionaria.
«Yo no soy un monstruo. Yo soy muy humano», afirma «Carlos» en una entrevista telefónica desde la cárcel con el periódico español «El País», publicada hoy.
Ilich Ramírez Sánchez fue protagonista de toda una cadena de atentados que se remonta a hace más de 30 años, sobre todo en la década de 1970 y 1980.
La carrera de «Carlos» terminó el 14 de agosto de 1994, cuando fue detenido en Jartum, capital de Sudán, con pasaporte diplomático falso y entregado a Francia, donde fue procesado por varios atentados cometidos en ese país.
Asegura que sus ideas políticas no han cambiado y recuerda que con 14 años ‑en enero de 1964- entró en las Juventudes Comunistas de Venezuela.
«Y hasta el día de hoy no he cambiado un pelo. Sigo siendo comunista. No soy un tipo dogmático, he estudiado, he conocido a gente importante en la dirección de países comunistas. Sigo fiel a los principios inmanentes leninistas: soy un comunista convencido y militante», añade «Carlos».
Defiende la utilización de las armas «según la coyuntura». «En situaciones determinadas. Como en Colombia, estos días. O en Afganistán: eso es legítimo», agrega.
«Yo siempre he estado contra el terrorismo. Cuando se bombardea en Afganistán, eso es terrorismo», precisa.
Considerado en su momento el terrorista más buscado del mundo, hoy señala que fue condenado por «asesinato culposo, no premeditado». «No por terrorista. O sea, acusarme de terrorismo es una patraña, como llamarme El Chacal», añade.
«Yo tengo el récord de operaciones ejecutadas por la resistencia palestina. No digo dirigidas o planificadas: ejecutadas. En persona. Nadie ejecutó más operaciones que yo. Y estoy orgulloso de ello. Y se me trata como a un chacal», manifiesta.
Reconoce que esas «operaciones» acarreaban «pocas víctimas inocentes: el 10 por ciento de las bajas. Eso no es nada».
Preguntado si no se arrepiente, el terrorista responde: «El arrepentimiento es un concepto religioso. Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha militante revolucionaria, no».
Afirma que «el 90 por ciento de las cosas» de las que es responsable ejecutivo «no las mencionan nunca».
«Todo se sabrá en su momento. Cuando publique mis memorias. Todavía es temprano. Las escribí en noviembre de 1992, en Ammán, e hice dos copias dactilografiadas que envié a dos personas que no se conocen. Aún no es el momento. Yo no me voy a meter a sapo, que es como en Venezuela llamamos a los chivatos ahora. Hay jefes de Estado que están implicados, hasta en Francia», asegura.
Sobre Bin Laden, «Carlos» dice que es «hijo de un árabe rico, es un idealista, hizo la yihad. Respeto para esa gente».
No obstante, dice que los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid le produjeron «tristeza». Sin embargo, los del 11 de septiembre en Nueva York dice: «Vi la vaina de la torre, y de pronto el otro avión y la otra torre, y me senté en la cama de la celda y dije Alahu-akbar (Dios es grande), fue un golpe extraordinario contra el imperialismo».