En la foto que aparece a la derecha se ve a obreros de la multinacional estadounidense Alcoa ocupando ayer la pista del aeropuerto de Cagliari (Cerdeña). Varios están encapuchados. Uno amenaza con lanzar una botella con líquido inflamable contra un avión. La multinacional les había hecho saber que en seis meses cerraría las instalaciones de Cerdeña.
En Porto Torres (Cerdeña) cuarenta obreros de la industria química Vinyls se han encadenado a la verja del depósito costero de carburantes de la ENI. Desde el día 7 de enero los obreros ocupan la torre aragonesa delante del puerto de la ciudad sarda.
En Termini Imerese (Sicilia) han bajado del tejado de la fábrica FIAT trece de los trabajadores de la empresa «Delivery email» despedidos tras la decisión de la empresa automovilística de trasladar la subcontrata a Serbia, donde los salarios serán de 300 euros. Ateridos de frío, no han conseguido continuar la protesta hasta el próximo 5 de febrero cuando está prevista una mesa de negociación interinstitucional. Pero han conseguido un expediente de regulación de empleo, y anuncian nuevas formas de lucha. La FIAT ha presentado una denuncia ante la Fiscalía contra dichos obreros.
En Turín unos doce ex expleados de Agile (ex Eutelia) subieron a la la terraza panorámica de la Mole Antoneliana, sede del museo del cine. Llevaban máscaras blancas, descolgaron dos pancartas, mientras abajo otros compañeros suyos distribuían octavillas con el eslogan «Esto no es un película». Los trabajadores dicen estar cansados de esperar que se cumplan las promesas del gobierno. Les habían garantizado desde el gobierno que no les faltarían encargos, pero no cobran desde julio, muchos encargos no se han confirmado. 2000 empleados de la ex Eutelia tendrán que esperar hasta el 17 de febrero para saber si el Tribunal decide si se ha de proceder o no a la administración extraordinaria.
En Roma cesó sólo ayer por la tarde la ocupación de la oficina del presidente de ENAM, ente que se ocupa de la asistencia a los maestros de primaria y guarderías.
Basten estas cinco noticias para contar que se está agudizando desesperadamente la espectacularización de la lucha obrera, fenómeno que en Italia comenzó cuando este verano varios obreros de la empresa INNSE se pasaron ocho días y siete noches en una grúa a 18 metros del suelo. Rasgaron el sopor veraniego con un grito de angustia que perforó las pantallas de los televisores y el cuento del «todo va bien» berlusconiano.
Recuerda el sociólogo del trabajo Luciano Gallino que hay siete millones de obreros en Italia. Siete millones de personas que, en 20 años, han perdido entre ocho y diez puntos en relación al PIB si se compara con las rentas y otros capitales. En silencio, a oscuras, de puntillas, lejos de las cámaras de televisión, miles de millones de euros han ido a parar a otras clases sociales. Y todo porque hubo unos políticos que se convencieron por comodidad de que la clase obrera ya no existía, o que si existía era sólo cadáver, cuando se daba la noticia de una «tragedia», de una muerte «blanca». La política y la información han vuelto invisible la clase obrera. «Lucha», «clase» o «trabajo» son términos que no aparecen en los programas electorales. Apestan a realidad, y la batalla por el consenso se libraba en el terreno de la publicidad, la televisión, el reality. La crisis y la desesperación los devuelven de golpe a la actualidad.
En Italia se ha alcanzado un récord de desempleados: son ya más de dos millones. En España, cuatro. En Europa, veintitrés millones. Veintitrés millones de hombres invisibles que, ante una Política sordomuda, adquieren visibilidad cuando se ponen una máscara o un pasamontañas y salen por televisión. Fueron noticia hace un año los secuestros de directivos de fábricas en Francia (Caterpillar, FNAC, Sony, 3M, Continental). Batalla controvertida, pues los dirigentes no eran los propietarios y esta crisis demuestra eso precisamente: camuflado el Capital en el laberinto legal que él mismo ha tramado, la lucha se vuelve una pelea contra el viento. Fueron noticia también hace un año las huelgas de trabajadores británicos que protestaban por el reclutamiento de empleados foráneos, italianos y españoles entre ellos. Batalla equivocada, pues suponía caer en la guerra de pobres. Guerras de pobres que acaban en pogromos racistas como en Rosarno. Todas estas batallas fueron noticias porque hubo imágenes.
No ha sido noticia la muerte de Fausto F., de 55 años, ex obrero de una empresa de calzados que se había quedado en paro tras ser despedido y se suicidó ayer en Civitanova Marche (Macerata) lanzándose desde una ventana. Tres horas antes de un oficial judicial le había comunicado que debía desalojar la casa en la que vivía por morosidad. No hubo imágenes, y la Política no ve lo que no aparece por televisión.
Rebelión