Ahaztuak 1936 – 1977, iniciará una campaña re cogida de firmas en Bizkaia para «presionar» a los respectivos gobiernos municipales y a las instituciones que correspondan para que retiren «la simbología franquista que a día de hoy aún pervive», como los escudos de coronan los edificios de Hacienda y las oficinas centrales de Correos en Bilbao o los retratos de alcaldes fascistas en los ayuntamientos de Barakaldo y Plentzia.
Miembros de la asociación dieron a conocer hoy esta iniciativa, que inicialmente se pondrá en marcha en Bilbao, Barakaldo, Santurtzi y Plentzia con el objetivo, según explicó su portavoz, Martzelo Alvarez, de que sea eliminado de cualquier espacio público o institucional de Bizkaia todo aquel elemento que haga referencia a la dictadura franquista en cualquiera de sus manifestaciones o a cualquiera de sus promotores, inspiradores o personas que ejercieron algún tipo de poder durante la misma.
En concreto, exigen la retirada «irrenunciable e inmediata», por su «dolorosa presencia y persistencia», de los escudos «fascistas» que coronan el edificio de Hacienda en la Plaza Moyua de Bilbao y el colocado en la entrada del edificio central de Correos de la capital bizkaitarra.
Ahaztuak exige también la realización de un censo de los símbolos franquistas existentes en el territorio histórico de Bizkaia, además de instar a que se realice también un censo de las calles, edificios o elementos varios que en los pueblos vizcaínos homenajeen a personas que han significado por su protagonismo en ese periodo.
Asimismo, en el caso del paseo dedicado en Bilbao al «ideólogo y dirigente del partido fascista Falange Español y ministro del Gobierno fascistas entre 1939 y 1941, Rafael Sánchez Mazas», proponen su sustitución por el de su hijo Rafael «Chicho» Sánchez Ferlosio, «intelectual, compositor y cantautor de conocida y renombrada trayectoria antifascista».
Por otro lado, piden que la calle Capitán Mendizabal de Santurtzi, dedicada a un capitán de aviación «perteneciente al Ejército golpista y que participó en diversas operaciones aéreas contra la población civil», pase a denominarse Norma Mentxaka, en recuerdo a una vecina «asesinada en 1976 por disparos parapoliciales».
Además de permitir que calles y edificios públicos «sigan ostentando diversos elementos de enaltecimiento del régimen franquista», Ahaztuak denunció que «incluso en espacios institucionales siguen manteniéndose dichos elementos», como es el caso de Barakaldo y Plentzia, «donde en sus respectivos salones de plenos siguen estando presentes al día de hoy los retratos pertenecientes a aquellos alcalde no elegidos por la ciudadanía, es decir, la de aquellos que ejercieron su mandato bajo el régimen franquista entre los años 1936 y 1977».
En el caso de Barakaldo, Alvarez criticó que el retrato del primer alcalde «impuesto por los franquistas», José María Llaneza Zabaleta, «ostenta el uniforme de gala del partido fascista al que pertenecía, esto es, de FE y de la JONS».
También denunció, en referencia a Plentzia, que su Ayuntamiento «aún mantiene vigente la concesión de la medalla de oro de la villa a José Daniel Lacalle Larraga, militar y aviador golpista y ministro del Aire franquista».
Ahaztuak exige la retirada de los retratos de los alcaldes franquistas de las dependencias municipales y, en el caso de Plentzia, la retirada a Lacalle Larraga de la medalla de oro concedida en su día.
Esta misma dinámica la trasladarán al resto de territorios históricos, como en el caso de Araba, donde pedirán al Obispado que elimine «ese gigantesco escudo fascista que está todavía dentro de la catedral de Santa María en Gasteiz».
Alvarez hizo un llamamiento para la «activación popular de todo aquel que tenga una sensibilidad democrática y, por lo tanto, antifascista y antifranquista, para eliminar todos estos vestigios de este régimen, visto que desde los ámbitos institucionales y políticos, que serían los primeros que tendrían que tomar esas medidas, no se hace e, incluso, apuntalan que eso siga existiendo».
«Esto es lo que 35 años después del comienzo, se supone, de una democracia, sigue vigente y es una parte necesaria para que continúe el modelo de impunidad y la negación de verdad, de justicia y de reparación para las víctimas del franquismo», denunció, para señalar la necesidad de que «las víctimas del franquismo, la sociedad en general y todos aquellos agentes que se consideren realmente democráticos se planten, porque está visto que solamente con mociones y discusiones no hacemos nada».
Alvarez explicó que una de los «argumentos básicos de quien no hace nada para quitar la simbología franquista es que son elementos históricos». «Sí, son elementos históricos, pero de una historia muy concreta, negra, fascista y de crímenes de genocidio y de lesa humanidad», aseveró, para añadir que «las decenas de víctimas del régimen franquista también merecemos alguna sensibilidad».
El portavoz de Ahaztuak indicó que esta dinámica se prolongará en el tiempo «hasta que los políticos se vean obligados a tomar cartas en el asunto en la dirección correcta, es decir, hasta hacer de la memoria histórica, democrática y antifascista, y de la reivindicación de las víctimas del franquismo, un problema político para ellos, porque, al final, es la única manera que esto tenga cauces de solución».