Por Equipo de Investigación y Entrevistas: Marcelo Colussi /Rodrigo Vélez-Guevariando
mmcolussi@gmail.com, guevariando@gmail.com
La presente entrevista hace parte de una ambiciosa indagación que hemos comenzado recientemente por parte del “Equipo de Investigación y Entrevistas” –conformado, en principio, por Marcelo Colussi /Rodrigo Vélez-Guevariando, y al que pertenecen otros investigadores que también harán su aporte próximamente– y de la que también hacen parte las entrevistas a Alba Estela Maldonado (Comandante Lola), de Guatemala, y Abel Bo, de Argentina, oportunamente difundidas en la red. La idea en juego es poder conversar sobre diversas cuestiones de interés para la izquierda latinoamericana, centrándonos en principio en un balance crítico de los movimientos armados, de los cuales todos los entrevistados/as formaron parte en el pasado reciente.
Con esta investigación queremos saldar una deuda que existe con las nuevas generaciones que no han podido conocer la otra historia de nuestro continente y han estado sometidas a una sola verdad: la verdad oficial que le han impuesto las elites en el poder y el capitalismo en tanto sistema, que después de desatar todo su terrorismo de clase explotadora en forma sangrienta, lo ejercen ahora en el plano teórico, falseando y ocultando la opción revolucionaria. Es por esta razón que hemos querido conversar con todos estos compañeros que en alguno momento tomaron las armas en nombre de sus convicciones, teniendo una visión más completa sobre nuestra propia historia y, ¿por qué no decirlo?, sobre los pasos futuros que los pueblos en lucha están dando todos los días en pos de la revolución y el socialismo. Porque, preciso es recordarlo una vez más: ¡la historia no ha terminado! “Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán las primavera”.
Si bien nuestra investigación tiene que ver con el desarrollo, la lucha y las perspectivas de los movimientos políticos-militares en América Latina, no es menos cierto que a medida que vamos avanzando en una serie de entrevistas vamos descubriendo una visión distinta de la izquierda revolucionaria y comprobando el reduccionismo al que la misma ha estado sometida desde distintos sectores. Es por esa razón que nuestras preguntas se irán desarrollando con temas históricos que pueden ser de interés, y naturalmente con temas políticos de actualidad, que pueden aportar al debate y a una mejor comprensión de las perspectivas revolucionarias en nuestro continente.
En esta ocasión entrevistamos a Mario Rossi, líder histórico del Movimiento Revolucionario Oriental, del Uruguay. Él, que fuera miembro activo en la lucha revolucionaria armada en su país natal y preso político durante 15 años, nos deja una serie de reflexiones sumamente importantes que vale la pena retomar.
La idea de llegada de todo este esfuerzo es contar con un valioso material compuesto por numerosas entrevistas (las que ya presentamos junto a varias más que están en camino, con miembros de las distintas fuerzas político-militares que se desarrollaron en Latinoamérica en los pasados años), las que nos permitirán sistematizar esas experiencias y proponer algunas líneas teóricas de interpretación de los nuevos y futuros escenarios. Todo esta iniciativa la iremos difundiendo por la red en páginas como la presente, y eventualmente, de ser posible, como libro impreso. Estamos desde ya absolutamente anuentes a recibir todo comentario, crítica o aporte que abone la discusión.
___________
Pregunta: Nos interesa conocer cómo se fue gestando el avance de las posiciones revolucionarias en el Uruguay en términos históricos, de tal forma que podamos contextualizar cuáles fueron los hechos políticos e históricos que permitieron un rompimiento con el reformismo y el surgimiento de organizaciones revolucionarias. ¿Cuáles fueron los hechos más importantes para que esto pasara?
Mario Rossi: Un hecho fundamental que sacude a la izquierda en el continente es el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, y nuestro país no es ajeno a esta situación. También en 1959, tras 90 años de gobierno del Partido Colorado, accede al gobierno el Partido Nacional que introduce al Uruguay en el FMI. La Reforma Cambiaria y Monetaria y se firman, por endeudamiento, las Cartas de Intención lesivas a la soberanía con medidas económico- financieras antipopulares. Nace una nueva izquierda que se desprende del proceso de acumulación de los partidos de clase tradicionales (Partido Socialista y Partido Comunista) a través de los Frentes Populares, un sector al margen y otros integrándolos, pero con una estrategia independiente. Se profundiza la lucha de clases en todos los aspectos. Las medidas fondomonetaristas provocan una variada respuesta de lucha popular. En 1962 se forjan dos frentes populares: la Unión Popular, liderada por el Partido Socialista, y el Frente de Izquierda de Liberación, encabezada por el Partido Comunista. Ambas coaliciones coinciden con un programa de liberación nacional y social (moratoria de la deuda externa, nacionalización de la banca y el comercio exterior, reforma agraria con expropiación del latifundio, nacionalización de la industria frigorífica, etc.). La concepción de los Frentes Populares consideraba la revolución en dos etapas: una primera democrática burguesa con desarrollo de las fuerzas productivas en alianza con la burguesía progresista, y una segunda etapa ya desarrollada la clase trabajadora liderando un proceso al socialismo. Frente a esta concepción se levantaban las etapas ininterrumpidas de liberación nacional y social, en base de un salto revolucionario, (correlación en la lucha de clases mundial a favor de las propuestas revolucionarias –revoluciones rusa, china, vietnamita, cubana, descomposición del proceso colonial, Argelia, nacionalización canal de Suez, guerrillas de liberación en toda África contra los colonialismos europeos, etc.– donde el proceso cubano era emulación y no copia mecanicista. En 1962 comienzan los antecedentes del Coordinador de varios grupos que en 1964 dará origen al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
Ese año se unifica el movimiento obrero tras la fundación de la Convención Nacional de Trabajadores, con todas las tendencias (anarquistas, comunistas, socialistas, trotskistas, castristas, etc.) y en 1965 se efectúa el Congreso del Pueblo (miles de asambleas de base) que dará las bases programáticas para todo el movimiento popular. Raúl Sendic cofunda con los cañeros de Artigas el sindicato rural Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA).
Nuestro Movimiento Revolucionario Oriental, nacido en 1961, de un desprendimiento del Partido Nacional; por su política fondomonetarista y pro imperialista cofunda el Frente de Izquierda de Liberación en 1962 y se integra por otro lado al Plan estratégico del CHE, con profundos lazos con la Revolución Cubana, considerando que todos los métodos de lucha son válidos, teniendo a la violencia organizada de las masas como la estrategia fundamental y donde todos los demás frentes de lucha son secundarios y deben acumular para el fundamental.
Pregunta: Después de este proceso que ustedes señalan, ¿cuáles fueron las organizaciones que fueron surgiendo y de dónde se nutrieron en forma principal?
Mario Rossi: Las organizaciones revolucionarias que asumieron la lucha armada en la década del 60 y 70 fueron fundamentalmente tres: el MLN-Tupamaros, el MRO- FAR«O» y la OPR «33”. La lucha armada no define solamente la condición de revolucionarios; por ejemplo, nace el Partido Comunista Revolucionario, de influencia maoísta, tras la escisión sino-soviética. Partidos trotskistas, que se planteaban la insurrección y en el desarrollo de la lucha, el MLN va sufriendo desprendimientos (Frente Revolucionario de Trabajadores y Movimiento «22 de diciembre»).
El MLN se nutre de integrantes del partido Nacional (Mujica), de militantes del Partido Socialista (Sendic, Manera, Marenales, Amodio Pérez, etc.) del MRO (Eleuterio Fernández Huidobro) del Partido Comunista (Rosencof y Rodríguez Belletti).
El MRO-FAR«O» se nutre en su mayoría de militantes del Partido Nacional, jóvenes de la UJC del Partido Comunista, militantes socialistas.
La OPR “33” se nutre en su mayoría de trabajadores y estudiantes de influencia anarquista. Disponen de un aparato de masas: la Resistencia Obrera Estudiantil (ROE)
Pregunta: Resulta interesante conocer, con la perspectiva del tiempo transcurrido, acerca de las principales definiciones teóricas de las distintas organizaciones. ¿Cuáles eran las corrientes teóricas de las organizaciones revolucionarias, sus definiciones ideológicas y su principal marco de referencia?
Mario Rossi: En el MLN – T, por la importante vertiente de los socialistas, influye el marxismo, pero no el leninismo, y por el crecimiento en las filas nacionalistas influye el nacionalismo revolucionario. Un marco de referencia es la Revolución Cubana.
El MRO- FAR“O” nace con un profundo nacionalismo revolucionario y gira rápidamente hacia el marxismo – leninismo, por influencia del guevarismo, de la revolución cubana, y el acuerdo del FIDEL con el PCU (reformista), nos liga a la clase trabajadora y la teoría marxista leninista. La declaración de la OLAS en 1967 en unos de sus puntos establece: los procesos revolucionarios serán guiados por el marxismo-leninismo. El marco de referencia era la Revolución Cubana.
La OPR “33” nace de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) El marco de referencia era la internacional anarquista, algo influye la revolución cubana, pero haciendo críticas al foco.
Pregunta: ¿Cómo incide la revolución cubana en los planteamientos de la izquierda revolucionaria en esos momentos?
Mario Rossi: La influencia es fundamental, principalmente para el MRO, desde un punto de vista estratégico, al estar integrado al Plan del CHE. Cuba era la base de apoyo estratégico para el MLN y MRO, aunque los tupamaros desarrollaran la lucha guerrillera urbana, en contradicción con las decisiones de la Organización latinoamericana de solidaridad (OLAS) en 1967, que declaró la guerrilla rural como el método fundamental de la construcción de los Ejércitos de Liberación.
Pregunta: Después del surgimiento de organizaciones revolucionarias, algunas de las cuales se reivindican marxistas y leninistas, ¿nos podrías señalar los que a tu juicio fueron los principales aportes al desarrollo teórico y práctico del movimiento revolucionario uruguayo hacia el resto del continente y aún más allá?
Mario Rossi: Se puede considerar un aporte la combinación de todos los métodos de lucha, sin poner la lucha electoral parlamentaria como eje de acumulación y considerar que el proyecto político – militar siempre se basa en una organización clandestina con el método de la violencia organizada como fundamental y todos los demás son secundarios.
Pregunta: La pregunta anterior tiene un matiz muy importante porque muchas veces, cuando se habla del aporte uruguayo, se habla casi en exclusiva del desarrollo operativo alcanzado por las organizaciones que desarrollaron la lucha armada y muy poca gente resalta los aportes políticos y teóricos. ¿Es cierto que los uruguayos fueron muy poca tinta y mucha acción como aseguraba una canción de la época del 60?
Mario Rossi: El MLN‑T, como fuerza revolucionaria protagónica, consideraba que “los hechos unen y las palabras separan”, “no hay más enseñanzas teóricas que las que emergen de revoluciones hechas”, etc. Existía una izquierda revolucionaria en la cual estábamos incluidos, que al adoptar el marxismo leninismo nos obliga a que “sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria”. Una especial preocupación por la formación ideológica en estrategias a largo plazo.
Pregunta: ¿Cómo se va gestando la idea del accionar militar y cómo articulan éste con el desarrollo de otras formas de lucha?
Mario Rossi: La organización político-militar clandestina dirige todo el accionar político (clandestino y legal). La democracia burguesa es una dictadura de clase burguesa, pero en su seno la clase trabajadora, tras un centenar de años de lucha, ha conquistado libertades democráticas que deben ser utilizadas para destruir la democracia burguesa (dictadura de clase embozada) para convertirse en una democracia obrera, la dictadura de las mayorías.
Pregunta: En una nación pequeña como Uruguay ¿era posible plantearse la revolución en un solo país o un proceso de acumulación mucho mayor que incluyera, por ejemplo, a la Argentina y luego al resto?
Mario Rossi: La concepción generalizada de las organizaciones armadas era una estrategia regional, continental. Primaba la concepción guevarista de que los Andes serían la Sierra Maestra. El MRO concebía la lucha regional y a largo plazo, al estar en el Plan del CHE, mientras que los tupamaros eran el “aquí y ahora”. Éstos, los tupamaros, tras la derrota de 1972, se refugian en la Junta Coordinadora Revolucionaria (PRT-ERP de Argentina, ELN de Bolivia, MIR de Chile y MLN Tupamaros). La OPR “33” nace con una concepción internacionalista anarquista.
Pregunta: En una interrogante anterior preguntamos por los aportes de la izquierda uruguaya revolucionaria al conjunto del movimiento revolucionario continental. ¿Cuáles son los elementos que hoy se mantienen de ese aporte, cuáles fueron superados en el tiempo y cuáles son los nuevos elementos incorporados en términos teórico-políticos?
Mario Rossi: Los movimientos guerrilleros uruguayos efectuaron el aporte de las posibilidades de la lucha urbana y la combinación de los métodos de lucha. Pero todos mostraron sus limitaciones en su momento y en el tiempo.
El MLN se desvió militarmente con su ofensiva de abril del 72, pues tras las elecciones de 1971 con la fundación del FA (300 mil votos) existió un cambio en la situación táctica que ellos no percibieron. El MLN adhiere al FA obligado y considerando que era una “piedra en el camino”, no advirtiendo que el FA junto al progresismo de Ferreira Aldunate, dirigiendo al Partido Nacional como segunda fuerza electoral en aquel entonces, tenían las mayorías en las cámaras contra el gobierno dictatorial de Bordaberry, que hubiera quedado aislado al gobernar por decreto y medidas prontas de seguridad. La burguesía progresista ante la ofensiva militar del MLN vota todas las leyes represivas aislándolo, pues las fuerzas reformistas de izquierda (PS y PC) emiten declaraciones condenatorias a las acciones armadas. Cuando Bordaberry da el golpe militar en junio del 73, el MLN estaba desmantelado con casi toda su dirección presa y varios dirigentes asesinados. El conjunto de la militancia encarcelada o en la diáspora.
El MLN, como organización nacionalista revolucionaria se negó a disputar el movimiento obrero al reformismo, las capas medias y estudiantes conformaban la mayoría de sus fuerzas, más allá de los cañeros y trabajadores que lo integraban. Se negaron a definiciones ideológicas como el marxismo-leninismo y a la dictadura del proletariado. Construyeron movimiento y siempre se negaron a la construcción de partido (Documento histórico del MLN: Foco o partido: falso dilema). La contradicción partido revolucionario de trabajadores o movimiento político militar fue una constante de toda su existencia.
Hoy gobiernan para el gran capital y son sumisos al imperialismo. Son social neoliberales, cómplices del endeudamiento externo, de la firma de tratados de protección de la inversión extranjera, promueven latifundios sojeros y madereros, tratados de libre comercio, defienden que el país sea plaza financiera con secreto bancario para solaz de la especulación y el lavado, son cómplices de la superexplotación de la clase trabajadora y del sostenimiento de jubilaciones que son una burla, han defendido y defienden el envío de tropas uruguayas a enclaves imperialistas (Haití y Congo), etc.
Pregunta: Volvamos a la Argentina. ¿Existió algún tipo de coordinación con la izquierda revolucionaria argentina, y si eso fue así, ¿sobre que base se dio ese entendimiento?
Mario Rossi: Nacimos estratégicamente vinculados al Plan del CHE, donde estaban integradas al proyecto organizaciones argentinas. Cuando asesinan al CHE y se frustra circunstancialmente el proyecto, y nos ilegalizan en 1967, comenzamos el desarrollo del brazo armado FAR«O» con las Fuerzas Armadas de Liberación de Argentina realizando acciones expropiatorias conjuntas en el Uruguay
Pregunta: ¿El MRO cómo enfrenta el período de la dictadura? ¿Cuál fue su línea durante ese período?
Mario Rossi: La dictadura terrorista de Estado nos desmanteló antes del 73 y padecimos como todas las organizaciones la diáspora en el exilio, la mayoría de los miembros presos, la persecución a familiares, etc. Se decidió la reconstrucción de la organización, con bajo perfil, con los presos que eran liberados. En varias oportunidades fuimos golpeados. Se trabajó en el exilio en la denuncia del régimen y por la liberación de rehenes y presos políticos. Se participó en la resistencia a la dictadura, se participó en la creación del grupo de madres y familiares de detenidos desaparecidos y la amnistía total e irrestricta.
Pregunta: En los últimos años se ha venido hablando de un nuevo socialismo, y hay quienes hasta le han buscado un apellido: socialismo del siglo XXI. ¿Cual es su opinión de este planteamiento?
Mario Rossi: Existe una tesis oficial del MRO sobre el tema: 90º ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION RUSA. SEMINARIO: ¿SOCIALISMO DEL SIGLO XXI? NADA NUEVO BAJO EL SOL. El análisis del socialismo como sistema opuesto y en lucha al sistema capitalista está regido, a nuestro entender, por el instrumento de análisis científico, el materialismo dialéctico e histórico que da respuestas a los problemas de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Estos dos sistemas (capitalismo-socialismo) son integrales dado que abarcan todos los aspectos de la actividad humana (sociedad, economía, política, Estado, normas jurídicas, moral, ética, etc.) y que en el actual desarrollo de las fuerzas productivas atacan la naturaleza, es decir, la existencia del mundo en el cual vivimos.
Un debate acerca de las premisas del socialismo en el siglo XXI, para nosotros, no puede soslayar la aplicación de la ideología de los trabajadores en la formulación de aportes, y a ello recurriremos.
“Sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria” (Lenin) y de la misma manera se puede parafrasear que “sin teoría del socialismo no puede haber construcción de socialismo”.
Nos abocaremos, entonces, aplicando la ideología de los trabajadores, a la investigación de las ideas guías para el socialismo, válidas para el pasado, el presente y el futuro, aunque no hubiera existido un proceso de construcción del socialismo.
La contradicción fundamental de nuestra época es la unidad y lucha del capitalismo con el socialismo. Por ser fundamental rige desde el principio hasta el fin de la contradicción.
Esta contradicción es de carácter antagónico e irreconciliable, por lo que se resuelve por la violencia (que puede tomar diversas formas tales como guerras mundiales, guerras locales, guerra fría, etc.). Significa que lo nuevo, el socialismo, que se engendra en el capitalismo, solamente puede desarrollarse a expensas de la muerte del capitalismo.
Primera conclusión ideológica: El socialismo no puede construirse desde el capitalismo, reformándolo, mejorándolo, evolucionándolo, sino a partir del salto revolucionario de su destrucción. No se puede conciliar el socialismo con el capitalismo. Si bien en un país capitalista se van desarrollando áreas socialistas (partidos clasistas, sindicatos clasistas, cooperativas, etc.) la hegemonía burguesa delimita claramente los campos a su favor; lo mismo debe pasar en la construcción del socialismo donde persisten áreas burguesas (mercado, dinero, etc.) donde la hegemonía socialista en todos los planos delimita claramente las fuerzas económicas y sociales a su favor.
Analicemos ahora el capitalismo como polo negado en la contradicción fundamental de nuestra época. El capitalismo es una contradicción, por lo tanto, en su seno se desarrollan dos opuestos unidos y en lucha que son fundamentales.
La contradicción económica fundamental del capitalismo es entre el carácter social del proceso de producción y la forma de apropiación privada de los medios de producción. Es una contradicción antagónica, que se manifiesta de diferentes formas (organización y anarquía de la producción, producción y consumo, trabajo y sobretrabajo, precio y ganancia, sobreproducción y crisis, etc.).
Lo contrario de esa contradicción fundamental del capitalismo lo genera el socialismo, siendo, entonces, la apropiación socializada de los medios de producción y la apropiación privada individual de la producción directa (planificación del consumo para atender las necesidades de cada ser humano), una decisión económica fundamental de construcción de socialismo. La producción de fábricas que producen fábricas corresponde al primer polo o sea la apropiación socializada de esos productos fábricas.
Segunda conclusión ideológica: El socialismo se construye con los medios de producción socializados y no puede construirse con la apropiación privada de medios de producción. Son intereses antagónicos.
Una derivada de esta contradicción fundamental del sistema capitalista es la ley del valor y que se manifiesta con la plusvalía o sobretrabajo. Después que un trabajador recompone el valor de su fuerza de trabajo en la jornada, esta relación económica basada en la compra de la fuerza por parte del dueño de los medios de producción y la venta de su fuerza de trabajo de un obrero, es lo que se denomina explotación del hombre por el hombre, que es origen de la desigualdad social (burgueses-trabajadores), con todos los estratos intermedios sociales correspondientes (capataces, profesionales, administradores, funcionarios, etc.)
Lo opuesto a esta constatación para la construcción del socialismo es la eliminación de la explotación del hombre por el hombre.
Tercera conclusión ideológica: En el plano social el socialismo se construye eliminando la venta de la fuerza de trabajo a particulares, por lo tanto las estructuras económico-sociales deben dar paso a cooperativas, empresas estatales, empresas socializadas y autogestionadas, etc., lo que permite ir eliminando la desigualdad social heredada.
Del conjunto de países capitalistas surgirá la calidad de países nuevos hacia el socialismo. La aplicación de la segunda ley de la dialéctica (saltos cuantitativos y cualitativos y viceversa) nos ilustra que del total de países capitalistas surgirán uno o varios países hacia el socialismo al principio (una calidad), para irse desarrollando al calor de la lucha de clases mundial una cantidad de países construyendo socialismo.
Cuarta conclusión ideológica: El proceso de construcción del socialismo a escala mundial será a partir de uno o varios países hacia el todo. La concepción de que no es posible la consolidación de la revolución socialista en un solo país o en pocos países no se condice con las leyes de la dialéctica. El ejercicio de la construcción nacional o regional va unido y en lucha con la práctica del internacionalismo proletario. Significa que al interior de cada proceso socialista es preciso destinar ideología, hombres y recursos materiales en la solidaridad militante con otros procesos de construcción socialista y de pueblos en lucha por su liberación. Es uno de los caminos más eficaces de la consolidación del socialismo en países aislados, rodeados, hostigados o bloqueados por el imperialismo.
La democracia no existe en general, por lo que existen democracias en función de la lucha de clases: hay democracias burguesas y democracias obreras. A su vez éstas son contradicciones: la democracia burguesa está unida y en lucha con la dictadura burguesa (dictadura de una minoría de explotadores), lo mismo que la democracia obrera está unida y en lucha con la dictadura del proletariado (dictadura de la mayoría de los explotados).
Estas democracias (burguesa y obrera) son antagónicas, por el carácter irreconciliable de las clases, la burguesía engendra un Estado (instrumento de opresión) y la clase obrera engendra un Estado (lo opuesto al de opresión, o sea un instrumento de liberación que se debe ir convirtiendo en un instrumento participativo, autogestionario y administrativo), pues se tiende a la eliminación de las clases. En el seno de la democracia burguesa se van generando áreas de democracia obrera (fruto de las luchas obreras) y de la misma manera sobreviven áreas de democracia burguesa (de tipo representativa) en la etapa de la construcción del socialismo que deben tender a ser eliminadas por el avance de la democracia directa. El carácter antagónico e irreconciliable de la lucha de clases (en toda sociedad de clases germina más tarde o temprano la guerra civil y toma especial consideración la guerra de liberación y defensa de la revolución en los países dependientes en su lucha contra la agresión imperialista) obliga a que el Estado como instrumento de opresión debe ser destruido violentamente por la clase oprimida.
Quinta conclusión ideológica: la democracia socialista se instaura mediante la destrucción del Estado burgués, instrumento de opresión por medio de la revolución socialista, y esa democracia obrera lleva unida y en lucha la dictadura de clase obrera. La creación del Estado obrero es necesaria, para la planificación y defensa de la construcción del socialismo, que partiendo de pocos países sufrirá el cerco capitalista.
La clase trabajadora junto a sectores populares son los llamados a hacer la revolución y construir el socialismo. Las masas son los protagonistas históricos de los cambios sociales. En las mayorías liberadoras con determinado nivel de organización y conciencia se generan en su seno las minorías de calidad (frentes o partidos con la finalidad de conducir los procesos revolucionarios), por la aplicación de la segunda ley de la dialéctica (calidad-cantidad y viceversa).
Sexta conclusión ideológica: el frente o partido revolucionario ligado a las masas es necesario para conducir en aprendizaje mutuo la revolución y la construcción del socialismo.
Si la contradicción fundamental de la época es capitalismo-socialismo, del haz de contradicciones que de la fundamental se generan, es preciso ubicar la principal que incide por su mayor antagonismo en el resto. En su desarrollo el capitalismo llega a su fase superior el imperialismo, donde su polo unido y en lucha son las naciones dependientes. Esta relación de carácter antagónico por intereses encontrados, como toda contradicción antagónica e irreconciliable, se resuelve por la violencia.
Séptima conclusión ideológica: la independencia de los pueblos subyugados por el imperialismo en su proceso de liberación nacional y social, tarde o temprano será mediante la utilización de la violencia justa revolucionaria.
Resumiendo estas ideas guías, tendremos:
1) El socialismo se construye a partir de la destrucción del capitalismo (a nivel mundial y en cada país).
2) En el plano económico, el socialismo se construye con la socialización de los medios de producción.
3) En el plano social el socialismo se construye eliminando la explotación del hombre por el hombre, produciendo para satisfacer necesidades sociales y no con el objetivo de la ganancia y satisfacción de mercados.
4) El proceso de construcción del socialismo a escala mundial será a partir de uno o varios países hacia el todo. El ejercicio de la construcción socialista nacional o regional va unida y en lucha con la práctica del internacionalismo proletario.
5) La democracia socialista se instaura mediante la destrucción del Estado burgués, instrumento de opresión por medio de la revolución socialista y esa democracia obrera lleva unida y en lucha la dictadura de clase obrera junto a la creación de un Estado obrero.
6) El frente o partido revolucionario ligado a las masas es necesario para conducir en aprendizaje mutuo la revolución y la construcción del socialismo.
7) La independencia de los pueblos subyugados por el imperialismo en su proceso de liberación nacional y social será mediante la utilización de la violencia justa revolucionaria para la toma del poder y la defensa del proceso en caso de llegar por otras vías al gobierno.
Estas consideraciones teóricas, que fueron asumidas por los grandes teóricos del movimiento obrero, deben soportar el rigor de la práctica, o sea el materialismo histórico hasta nuestros días.
Los procesos revolucionarios que se plantearon la construcción del socialismo a partir de la Comuna de París: Revolución Rusa, Revolución China, de Vietnam, de Albania, Yugoslavia, Cuba, etc. y los procesos de liberación nacional de Asia, África y América Latina, han transitado por esas premisas dialécticas.
1) Han llegado a la construcción de vías al socialismo por la toma del poder en forma violenta.
2) Han destruido el aparato burocrático militar de la clase dominante u opresora y lo han sustituido por un Estado obrero
3) Han desmantelado la democracia burguesa, que es una embozada dictadura de clase burguesa, por una democracia obrera con aplicación de la dictadura del proletariado.
4) Han socializado los grandes medios de producción y nacionalizado-estatizado grandes áreas de la economía.
5) Han eliminado la explotación del hombre por el hombre con empresas estatales, autogestionarias, cooperativas, etc.; fijando límites constitucionales de ingresos salariales.
6) Han construido un partido o frente de liberación que condujo los procesos de masas de la revolución.
7) Desde la segunda mitad del siglo XX, la lucha violenta antiimperialista de los pueblos dependientes ha sido la contradicción principal para el avance del socialismo en su lucha contra el capitalismo. De la misma manera que las guerras inter-imperialistas fueron la contradicción principal para los procesos de la Comuna de París, Revolución Rusa, China, Vietnamita, Yugoeslava, Albanesa, etc.
Todos estos procesos muestran que algunos sufren desviaciones burocráticas, otros asumieron restauraciones capitalistas, otros muestran caminos de regresión capitalista, no resolvieron el tema de las nacionalidades, en casi todos los procesos, las contradicciones no antagónicas en el seno del partido, el Estado y la sociedad fueron resueltos por métodos violentos (incorrectos), otros apenas defienden las conquistas del socialismo, etc. Lo que, sin duda, todos ellos han demostrado en la práctica, es que la clase burguesa parasitaria y explotadora con su modelo capitalista de mercado y superproducción y de crisis periódicas, no es necesaria para la humanidad. Han demostrado que vastos sectores de la humanidad pueden producir y consumir sin que el objetivo sea la ganancia, que los trabajadores pueden acceder al conocimiento de la naturaleza para transformarla sin que la motivación sea el dinero o el enriquecimiento; han demostrado que la emulación, la solidaridad, el internacionalismo proletario, el trabajo voluntario son palancas del desarrollo de las fuerzas productivas teniendo al hombre como el centro de todas las cosas. Y no es poca cosa, surge de allí, de la confluencia de la teoría y la práctica, la fuente inagotable de consecuencia y coherencia revolucionaria para la actual y las próximas generaciones de luchadores socialistas. Se crearon vías hacia la construcción del socialismo que duraron decenas de años mas allá de sus deformaciones, teniendo en cuenta que es un sistema nuevo de apenas un siglo de vida. Nos corresponde, entonces, encontrar las vías para que recrear y consolidar esos y nuevos procesos. Nos han legado la teoría y la práctica, donde aparecen crudamente aciertos y errores, no existe ninguna razón dialéctica para desmerecer el materialismo dialéctico e histórico, no existe ninguna razón dialéctica para conciliar con el imperialismo y las grandes burguesías, no existe ninguna razón dialéctica para reformar el capitalismo, no existe ninguna razón dialéctica para negar los frentes o partidos de vanguardia y rebajar el programa histórico de liberación nacional y social.
Nos han legado una lucha legitimada por la teoría y la práctica, nos han legado la lucha más hermosa que haya engendrado la humanidad que es la eliminación de las clases para salir de la prehistoria humana, nos han legado una lucha que no admite claudicaciones por la revolución y el socialismo.
Pregunta: Después de una larga lucha y muy dura por lo demás, ¿es posible hacer un balance más o menos certero de las causas de la derrota y de las lecciones que ésta nos deja?
Mario Rossi: No hacemos autocríticas a pedido ni se las exigimos a nadie, las tenemos incorporadas como método, dispuestos siempre a rendir cuentas a las masas, a la clase como partido, e internamente como militantes. El MRO no estimó científicamente las fuerzas del enemigo, ni hizo un trabajo suficientemente de lucha contra el reformismo en el seno de la clase trabajadora en las décadas del 60 y 70, para afincarse con raíces indestructibles. Nace como expresión de capas medias y se va proletarizando en la propia lucha. Pero en el 2011 cumplimos 50 años de consecuencia revolucionaria. Es y será una lucha larga y cruenta, debemos prepararla lo mejor posible, sin trasladarla a las calendas griegas. Se debe incorporar, a nuestro criterio, el principio organizativo de permanencia temporal en un cargo y rotación de responsabilidades, evitando el culto a la personalidad y los “líderes imprescindibles”, para garantizar la continuidad en el largo plazo.
Pregunta: En el continente existen algunos movimientos y partidos que aún desarrollan la lucha armada, México y Colombia principalmente. ¿Existen posibilidades reales en el resto de los países para que se desarrollen condiciones de formas avanzadas de lucha?
Mario Rossi: Sin duda alguna, en algunos países están las condiciones para lanzarla, y en otros para prepararla; es el único camino que el imperialismo le deja a los pueblos.
Pregunta: Si bien la figura del comandante Guevara es respetada por todos y hasta toda una iconografía se ha desarrollado en torno a él, ¿por qué esta ascendencia no se ha trasformado en fuerza política organizada y el guevarismo en un referente de las masas para su liberación?
Mario Rossi: Existen sólidos argumentos que especifican el hegemonismo del reformismo: la caída de la Unión Soviética y el resto de los países de una vía muerta al socialismo y la falta de maduración de la clase trabajadora como fuerza revolucionaria histórica. Estamos viviendo, lo mismo que la burguesía, el inicio como proceso revolucionario, apenas un siglo. La burguesía confió en líderes mesiánicos al principio (Napoleón, Napoleón III, etc.); a partir de fines del siglo XIX maduró como clase y cada cuatro años elige un burgués distinto para la defensa de sus intereses en casi todos los países capitalistas del mundo. La clase trabajadora deposita todavía su confianza en líderes, muchas veces haciendo culto a la personalidad, en vez de ubicarla en su real dimensión en la historia de la lucha de clases. Es falta de maduración como clase. El guevarismo es una concepción integral (ideología investigativa, partido, el cuadro revolucionario, el papel de los trabajadores y campesinos, guerra revolucionaria, humanismo, internacionalismo), pero se lo conoce muy fragmentado, desde una imagen en una camiseta o en una bandera de un cuadro deportivo, pasando por la consigna de “Hasta la Victoria Siempre” que levantan muchos en forma oportunista hasta el reduccionismo del guerrillero heroico.
Pregunta: Vemos con preocupación cómo el movimiento de masas, y principalmente la clase obrera, hoy se encuentran en una muy débil posición desde todo punto de vista. A tu juicio ¿cómo se rompe con esta situación y cuáles son los elementos centrales de este nuevo período de acumulación de fuerzas?
Mario Rossi: Es necesario crear en cada país partidos revolucionarios de la clase, un frente revolucionario de masas y los embriones de los ejércitos de liberación, con una estrategia continental y una concepción internacionalista.
Es imposible luchar contra el imperialismo si no se da la batalla contra las variantes del oportunismo dentro del movimiento popular (populismos, nacionalismos estrechos, socialdemócratas, conciliadores entre el capital y el trabajo de toda laya, etc.)
Pregunta: ¿El MRO en la actualidad tiene una proyección internacional?
Mario Rossi: Somos internacionalistas, participamos en la Coordinadora Guevarista Internacionalista que impulsa la creación de un Partido Internacionalista que tome a América como una sola identidad y desarrolle una estrategia continental y estamos impulsando los Encuentros Guevaristas Internacionalistas con organizaciones de otros países con la clara intención de aunar esfuerzos en este sentido. Vamos hacia el IV Encuentro que se desarrollará en nuestro país en 2011. Nuestra vocación, línea política y documentación son internacionalistas.
Pregunta: Desde algunos sectores se ha hablado de formar una nueva Internacional, la V para ser más precisos. ¿Qué les parece la idea? ¿Es ésta la internacional de los revolucionarios?
Mario Rossi: El proyecto internacionalista de la clase nace desde el propio Manifiesto Comunista y han habido varias internacionales, la V será necesario crearla, a partir de profundizar el proceso revolucionario en cada país. La V internacional no se puede crear con partidos o procesos que lleven adelante intereses burgueses emparentados o liderando a la clase trabajadora. La V Internacional es un proyecto propio de la clase trabajadora.
Pregunta: A propósito de la lucha armada y de los movimientos político-militares: hace poco en el Uruguay fue electo presidente un ex guerrillero, situación que se repite en Nicaragua. A tu juicio ¿por qué el capitalismo permite esta situación? ¿Es una muestra de debilidad del sistema o un cambio radical de paradigma de estos personajes?
Mario Rossi: Nuestro país no escapa a la corriente de guerrilleros arrepentidos que proliferan en el continente. Todos estos presidentes (ex guerrilleros u obreros como Lula) son renegados de izquierda que se han pasado a las fuerzas del capitalismo. Son neoliberales o social neoliberales, populistas, socialdemócratas que han abjurado de la revolución y el socialismo. Pertenecen a todas las variantes del oportunismo dentro del movimiento obrero y popular. La mayoría son partidos obreros burgueses, expresiones de la mediana y pequeña burguesía, oscilantes, inconsecuentes y potenciales traidores a los intereses de la clase obrera.
Pregunta: Volviendo al Uruguay, ¿en qué está la izquierda revolucionaria en estos momentos, y más específicamente, en que está el MRO en estos momentos?
Mario Rossi: La izquierda revolucionaria está dispersa, con propuesta en construcción, sin un quehacer claro, buscando raíces en el movimiento popular. El MRO se encuentra tratando de unir el espacio revolucionario, construyendo organización revolucionaria y yendo hacia la clase y las masas (las ideas correctas se encuentran dispersas en el seno del pueblo) en un mutuo aprendizaje para que las líneas de acción sean avaladas por la práctica social.
Pregunta: Profundizando lo anterior, y a propósito de una conversación con algunos compañeros hace algún tiempo, se ha planteado el excesivo eurocentrismo en el enfoque teórico de la izquierda latinoamericana y lo necesario de recrear el marxismo partiendo de un estudio mucho más específico de nuestra realidad y de una elaboración política partiendo de esa síntesis ¿El MRO aborda esta tarea en forma sistemática?
Mario Rossi: El MRO ha desarrollado líneas de investigación propias, historia del movimiento obrero e historia nacional, se hacen continuos análisis de estructura y de coyuntura de la economía y de la lucha de clases, se efectúan previsiones científicas para que la práctica laude. El guevarismo nos enseña una línea de pensamiento que combate el dogmatismo, las verdades reveladas y el escolasticismo. La concepción internacionalista nos lleva a estudiar todos los procesos revolucionarios contra el imperialismo y de todos sacamos enseñanzas. Es innegable que la revolución rusa, como madre de todas las revoluciones proletarias, es fuente inagotable de enseñanzas.
Pregunta: ¿Cuál es, a tu juicio, el curso más probable para el desenlace de la crisis del capital? ¿Existe la posibilidad de trasformar esta crisis en algo más allá que les ofrezca a los pueblos una salida realmente beneficiosa?
Mario Rossi: Toda crisis del sistema capitalista genera condiciones objetivas revolucionarias, lo que no quiere decir situaciones revolucionarias. Depende en cada país como la parte subjetiva, el partido o frente de vanguardia haya preparado su vinculación con la clase y las masas para un salto revolucionario. De todas formas esta crisis llevará el nivel de la lucha de clases mundial y local a estadios superiores.
Pregunta: Para terminar, nos gustaría conocer tu opinión sobre las perspectivas que tiene en la actualidad la aplicación de todas las formas de lucha, a pesar del enorme poderío técnico-militar del capitalismo y de las burguesías, no solo en la región, sino a nivel planetario. ¿Es hoy posible disputar el poder partiendo de esta premisa de la acumulación de fuerzas?
Mario Rossi: Lo que define una lucha revolucionaria no es el poderío técnico-militar del imperialismo, y sobran ejemplos históricos. Lo que define la victoria de un proceso revolucionario son las masas, la clase trabajadora, el partido y una jefatura prestigiada; estos elementos en un todo integral, y eso es válido para cualquier país y etapa histórica.