Mandatarios de la región aprobaron el martes por aclamación constituir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que incorpore a todos los países del hemisferio, sin Estados Unidos ni Canadá.
Los presidentes y altos representantes de 32 países asistentes a la denominada Cumbre de la Unidad acordaron lanzar la nueva entidad, aunque su funcionamiento formal no ocurrirá sino en un futuro cuando se hayan acordado sus estatutos.
El objetivo del nuevo organismo será proyectar a nivel global a la región con fundamento en el respeto al derecho internacional, igualdad de estados, respeto a los derechos humanos y la cooperación, señaló el presidente mexicano Felipe Calderón, anfitrión del encuentro.
Al encuentro de esta localidad del caribe mexicano sólo faltó Honduras, país que no fue invitado por estar suspendido de la OEA.
Hasta en tanto no se constituya en su totalidad el nuevo organismo la cumbre de la unidad será “un foro unificado” que preservará el Grupo de Río y a la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), que por primera vez se desarrolló en el 2008 en Brasil y donde se habló de manera formal de la necesidad de avanzar hacia un nuevo mecanismo.
VERSIÓN DE LAS PALABRAS DE RAÚL REALIZADA POR CUBADEBATE
Quisiera comenzar con mensaje fraterno al pueblo mexicano, cuya tierra dio abrigo a muchos luchadores de Latinoamérica, entre ellos a los iniciadores de la Revolución Cubana y al que nos unen entrañables lazos de amistad. Agradezco la cálida hospitalidad con que se nos ha recibido.
La decisión que acabamos de adoptar de crear la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños es de trascendencia histórica. Cuba considera que están dadas las condiciones para avanzar con rapidez hacia la constitución de una organización regional puramente latinoamericana y caribeña que integre y represente a las 33 naciones independientes de la América Latina y el Caribe.
La mayoría de las regiones del mundo tiene su propia organización, con la independencia de que algunos de sus miembros pertenezcan a otras agrupaciones subregionales u organismos que abarcan a más de un área geográfica. No hay razón para que América Latina y el Caribe no cuenten con su propia entidad de concertación política, de coordinación económica y de cooperación e integración. No tendría sentido dilatar ese proceso, seamos consecuentes con la voluntad expresada en la Cumbre de Salvador de Bahía.
La celebración en Caracas de la próxima Cumbre en el año 2011, sería el momento propicio para concluir los trabajos preparatorios de la organización y ponerla en marcha. En ese sentido consideramos conveniente realizar esfuerzos para definir con prontitud sus estatutos y formas de operación de manera tal que en ellos se recojan los intereses colectivos hacia una mayor integración y unidad de nuestra región. Corresponderá a Venezuela presidir los trabajos preparatorios, incluida la elaboración de los documentos.
Ser una nación independiente de América latina y el caribe es condición imprescindible para formar parte del nuevo organismo que deberá caracterizarse por el respeto a la diversidad cultural, a las distintas dimensiones geográficas y económicas, al sistema político que cada país adopte, a la disparidad de riquezas naturales y al diferente desarrollo social.
Cuba considera que la declaración que se nos propone sobre este tema, es positiva y contiene los elementos necesarios para abrir un periodo de trabajo y preparación. Nuestra aspiración es que el documento constitutivo del nuevo organismo se elabore con eficiencia y agilidad para poder elaborarlo en la próxima Cumbre. Cuba trabajará con dedicación en ese empeño.
Agradezco profundamente la adopción de un comunicado especial que reclama poner fin al injusto bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra mi país así como las expresiones de solidaridad manifestadas aquí por algunos de los oradores que me han precedido.
La pobreza en Haití es un producto del colonialismo y la posterior dominación neocolonial. En esa sufrida nación se produjo la primera revolución social que la convirtió en el único territorio independiente de América Latina y el Caribe y fue además – como todos conocemos – la única revolución social dirigida por esclavos, victoriosa, en la Historia de la humanidad.
La respuesta de la comunidad internacional ante el terremoto y en particular de los países latinoamericanos y caribeños ha sido encomiable, pero el gran desafío empieza ahora.
Cuando los titulares de prensa abandonen a Haití, el momento de emergencia haya pasado y se diluya la supuesta amenaza de una oleada migratoria, la solidaria ayuda frente al desastre no debe pasar a la historia como un gesto fugaz y repentino de generosa caridad. Ese país hermano requiere y merece un esfuerzo internacional de envergadura para su reconstrucción. Desinterés y pleno respeto a la soberanía de Haití y su gobierno y una voluntad urgente de largo plazo bajo la autoridad de naciones Unidas con la única presencia de la MINUSTAH.
La solidaridad del pueblo cubano no llegó a Haití con el terremoto, ha estado presente desde hace más de una década. Desde ese tiempo, los médicos cubanos habían realizado 14 millones de consultas, 200 mil cirugías, 100 mil partos y 45 mil operaciones oftalmológicas. Se alfabetizaron 165 mil haitianos, se graduaron de nivel superior 917 jóvenes y cursaban estudios en Cuba 660 becarios haitianos.
En el momento del desastre, se encontraban trabajando allí más de 400 colaboradores cubanos. Nuestros médicos comenzaron a brindar su servicio desde el primer instante. Ahora están prestando asistencia médica en el terreno 1 429 colaboradores de la salud, que incluyen 406 médicos residentes, internos y estudiantes haitianos de 5to año de Medicina procedentes de Cuba, además de 224 médicos de 22 naciones de América Latina y el Caribe y 7 médicos de Estados Unidos, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, que conforman un gran contingente internacional.
Venezuela, el Presidente Hugo Chávez, con su especial sensibilidad y generosidad, Cuba y los demás países del ALBA, se proponen mantener e incrementar ese esfuerzo y están dispuestos a cooperar con todas las naciones, sin excepción, para ayudar al gobierno y el pueblo haitiano a partir de que contamos con los recursos humanos, la experiencia e infraestructura inicial apropiada en el terreno.
Deseo compartir con ustedes un proverbio chino grabado en la Capilla del Hombre, del gran pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, que me impactó cuando la visité en agosto pasado a la toma de posesión de nuestro amigo Rafael Correa, cito: “yo lloré porque no tenía zapatos hasta que vi a un niño que no tenía pies”. Esta profunda reflexión me hizo pensar con orgullo en nuestro pueblo, en Martí que nos enseñó que Patria es humanidad. Pienso también en la Revolución Cubana, en estos 50 años de lucha y en Fidel, que con su magisterio nos ha educado en la generosidad y la fuerza de la solidaridad.
Les aseguro que la colaboración cubana y su modesto esfuerzo permanecerán en Haití los años que sea necesario si el gobierno de esa nación así lo dispone. A nuestro país, férreamente bloqueado, no le sobran recursos, más bien le falta de todo, pero está dispuesto a compartir su pobreza con quien tiene menos y en especial con quien hoy más lo necesita en el Continente.
Presidentes y Primeros Ministros, Cuba, junto al resto de América Latina y el Caribe, ha revindicado siempre el justo reclamo de la República de Argentina en torno a las Islas Malvinas y otros territorios circundantes. Hoy respaldamos firmemente el derecho legítimo de esa hermana nación a los recursos naturales de su plataforma continental y a demandar que cesen las actividades foráneas de exploración y explotación de hidrocarburos. Estas acciones, que cuentan con la autorización del gobierno británico, entrañan una grave violación del derecho internacional. No le faltará al pueblo argentino nuestro apoyo en esta noble lucha.
Cuba apoya también al gobierno ecuatoriano y su justa demanda contra la decisión del Grupo de Activos Financieros Internacionales y la pretensión de adjudicarse la autoridad de descalificar o descalificar a gobiernos soberanos sin fundamento alguno. Nos recuerdan las listas espurias del Departamento de Estado de Estados Unidos con respecto a países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Otro tema bajo nuestra atención es el cambio climático, que constituye hoy la principal amenaza que enfrenta la humanidad. Lo que sucedió en Copenhague fue antidemocrático, careció de transparencia y se impuso mediante un el formato de negociaciones excluyentes que ignoró a la mayoría estados partes en la Convención. Nuestro país se propone trabajar con dedicación y espíritu constructivo de la 16 Conferencia de las partes defender que se aun proceso de negociación transparente e incluyente que de lugar a un acuerdo amplio y jurídicamente vinculante.
Cuba sostiene que es preciso salvaguardar el convenio marco sobre el cambio climático y su protocolo de Kyoto y defender el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas, y respetar el mecanismo de negociación estipulado en la ruta de Bali. Creemos que los países latinoamericanos y caribeños, a pesar de nuestras características diversas, estamos comprometidos con estos principios y tenemos la fuerza para defenderlos.
(Con información de Cubadebate)