En las últimas semanas, Estados Unidos hizo público un informe en el que criticaba la situación de los derechos humanos en numerosos países del mundo. Ironías de la vida, se les olvidó incluir a dos países: Israel y los propios Estados Unidos. No por casualidad, son dos de los países que más violan los derechos humanos.
Tampoco es casualidad que Corea, por enésima vez consecutiva, aparezca en su lista negra. Por supuesto, no es Corea del Sur, con presencia militar en Irak y una larguísima lista de personas en paro, sin vivienda o sin acceso a los servicios básicos. No, Corea del Sur es «democrática», desde una concepción neo-liberal y procedimental.
La parte de Corea que viola los derechos humanos, parece ser, es la parte socialista.
Sin embargo, la Corea Socialista no se ha quedado callada y parece dispuesta a aclarar algunos puntos sobre la realidad norteamericana y de la propia Corea.
Si al informe norteamericano le faltaba una parte que cuestionase los derechos humanos en Estados Unidos, Corea llena ese grave vacío:
El “Informe Anual de la Situación de los Derechos Humanos”, publicado recientemente por Estados Unidos, es ridículo.
Este informe tergiversa la situación de los derechos humanos de muchos países, incluyendo a la República Popular Democrática de Corea. Por eso, estamos ante un documento carente de fundamento científico.
Si bien EE.UU. dice que publica ese informe para la «defensa de los derechos humanos», ningún país del mundo lo reconoce, ni mucho menos, le hace caso.
El Imperio actúa como «juez de los derechos humanos», pero no ha sido autorizado por nadie, lo cual supone una violación de las normas del derecho internacional de respetar la soberanía de terceros países. Esta intromisión constituye una flagrante violación del poder estatal y de los derechos humanos de otros países.
Además, EE.UU. es precisamente el peor violador de los derechos humanos, por lo que no debe ser el juez, sino el más cuestionado y el más condenado.
En este mundo, no hay otro país donde no se garanticen la existencia y la seguridad del ser humano tanto como sucede en EE.UU., país en que se violan despiadadamente los derechos sociales elementales.
Según los datos publicados en septiembre de 2009 por el Departamento de Justicia norteamericano, en EE.UU. se reportaron en 2008 4 millones 900 mil crímenes con violencia, con numerosas víctimas.
En ese país, se ha venido convirtiendo en algo cotidiano la matanza recíproca entre individuos armados, con casi 30 mil muertes inocentes por esta causa o en accidentes.
También resultan muy graves en EE.UU. los problemas del desempleo, la pobreza y el no acceso a la vivienda y no pueden ser garantizados los derechos económicos y socio-culturales de las masas trabajadoras.
En el 2009 la tasa de desempleo marco el récord de los últimos 26 años y el número de personas pobres llegó, a finales de 2008, a 39 millones 800 mil, con un aumento de 2 millones 600 mil en comparación con 2007.
Además, se suicidan cada año cerca de 32 mil personas, generalmente en situaciones relacionadas con pobreza extrema. Ésta cifra duplica la de personas asesinadas.
Las viviendas ‑que deben servir como cuna para una vida estable y feliz de las personas- se han convertido en objeto de especulación, lo que ha llevado a decenas de miles de personas a quedarse sin hogar.
Para colmo, la devastadora crisis económica, que comenzó a raíz de esa misma especulación, llevó a ellos a sufrimientos mayores y a la desesperación.
Ésta es la situación en la que vive la sociedad norteamericana.
La administración norteamericana habla de la «libertad de la palabra» y «la de prensa», por una parte, y, por la otra, las reprime despiadadamente bajo varios pretextos como la «Ley antiterrorista».
La manipulación constante en torno a la guerra de Irak y otras «invasiones antiterroristas», demuestran hasta qué punto es engañosa y absurda la «libertad de prensa» de la que habla EE.UU.
Desde 2003, cuando EE.UU. invadió Irak y hasta la fecha, en este país murieron mas de un millón de civiles en las operaciones militares y los casos de violencia cometidos por las tropas norteamericanas.
El nombre de la cárcel irakí «Abú Ghraib» es el símbolo de los escalofriantes y asquerosos actos de violación de los derechos humanos, cometidos por las tropas norteamericanas en la «guerra antiterrorista».
Los asesinatos y la violación de los derechos humanos de EE.UU. no han cesado aún en Afganistán, ni tampoco en las prisiones secretas instaladas en todo el mundo.
EE.UU. es el país más atrasado en la protección de los derechos humanos y es uno de los mayores violadores de los derechos humanos a escala mundial.
Por lo tanto, la intervención de este país en el problema de los derechos humanos de otros países, es similar a la conducta de un alumno que quiere dar clase a su profesor.
¿Es posible que una sociedad cuyas instituciones permiten la explotación del ser humano, pueda tener una concepción correcta sobre los derechos humanos? ¿Cómo van a hacerse reales, en un país tan reaccionario y elitista, los verdaderos derechos e ideales de las masas populares, que aspiran a vivir de forma libre y feliz?
Desde EE.UU. es imposible imaginarse la realidad que se vive en la RPD de Corea, donde todo está diseñado pensando en las masas populares. El Estado asegura tratamiento médico gratuito, educación obligatoria gratuita y hasta las viviendas gratuitas de máximo nivel.
La sociedad coreana es socialista y en ella, los ideales socialistas se convierten en hechos concretos, alcanzando conquistas inimaginables e irrealizables en EE.UU.
Por esta razón, el pueblo coreano se siente orgulloso de su sociedad; la ama tanto, que entiende que el valor y la felicidad individual está ligado al trabajo entusiasta por la prosperidad de Corea y el triunfo del socialismo.
Por mucho que EE.UU. trate de desacreditarnos, el ejército y el pueblo de Corea seguirán fortaleciendo el régimen socialista, que está centrado en las masas populares y que está consolidado contra las ansias imperialistas gracias a nuestra política de priorizacion militar.
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Juan Nogueira López
Secretario de Comunicaciones
Asociación de Amistad con Corea en el Estado Español