BILBO-. La Marcha Mundial de Mujeres, que nació como consecuencia de una marcha organizada por el movimiento de mujeres en Quebec para denunciar la pobreza, celebra estos días su tercera edición recorriendo la geografía de muy diversos paises del planeta de manera simultánea. Y entre ellos se encuentra Euskal Herria.
Iruñea verá partir la marcha a las 19.30 y, tras ser testigo de las reivindicaciones feministas de todo el país, la iniciativa volverá el sábado a la capital navarra para ser despedida hasta un lustro más tarde.
Elena García, Izaskun Guarrotxena e Itziar Lopategi conocen de primera mano los pormenores de esta movilización mundial, y es que les ha tocado trabajar duro para conseguir primero el reconocimiento de la realidad nacional de Euskal Herria y dinamizar después el transcurso de las marchas.
García, integrante de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia, rememora como hace una década les llegó esta idea vía internet. Puntualiza que aunque ahora parezca algo de los más habitual, la posibilidad de realizar entonces una gran acción feminista de manera coordinada a escala mundial «parecía magia».
El apoyo recabado por la manifestación de Quebec animó a sus impulsoras a expresar en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing el deseo de realizar una marcha por todo el planeta. Deseo que se materializó con la llegada del nuevo milenio.
Lopategi recalca que las nuevas tecnologías jugaron un papel determinante para el desarrollo de la marcha; «Se pusieron en marcha mecanismos que posibilitaban la comunicación y la participación a través de redes», recuerda la integrante de LAB.
Aquella primera edición no nos visitó, pero el movimiento feminista vasco no perdió la oportunidad de activar e implicar a las mujeres de Euskal Herria, para lo que convocó una manifestación nacional y logró más de 20.000 postales de adhesión a los objetivos de la marcha.
Con el objetivo marcado de participar como pueblo en la marcha del 2005, las representantes de Euskal Herria comenzaron a participar en las reuniones internacionales a partir del 2003. Guarrotxena recuerda cómo solicitaron en el Foro Social desarrollado ese mismo año en París que Euskal Herria fuera considerada en igualdad de condiciones que el resto de naciones. «No hubo ningún problema, y gracias a ello podemos hacer eco de nuestra situación en todo el mundo», aclara orgullosa.
«Éxito». Esa es la palabra empleada por las tres mujeres para valorar el paso por nuestra geografía de la segunda edición de la Marcha Mundial de las Mujeres, y es que en la misma participaron alrededor de 10.000 mujeres de todos los territorios vascos. Para García supuso «un subidón de energía». «Recoger en Karrantza el relevo ‑que en aquella ocasión fue la manta de patchwork y la Carta Mundial de los Derechos de las Mujeres- de las manos de las compañeras de Galiza y entregarlo en Marsella a la coordinación del Estado francés, saber que tu cachito de patchwork sigue el viaje por el planeta y que llegará a Burkina Faso… es la bomba», sentencia.
Las tres fueron testigas de cómo se fueron articulando diferentes reivindicaciones de mil formas por todo el país. García va más allá y considera la marcha como «un referente en cuanto a luchas feministas». «Es un punto y aparte, es saber que esto que estamos haciendo y a lo que dedicamos tanto esfuerzo, tiene un sentido más allá de nuestra geografía», explica.
Aunque para Guarrotxena aquella experiencia también fue «muy importante», tanto a nivel personal como político, puntualiza que no todo fue un camino de rosas y reconoce que la organización no resultó nada fácil. «Eramos muchos grupos y cada uno quería trabajar de una forma distinta, pero conseguimos un consenso y una armonía. Acordamos los contenidos y las acciones y lo demás fue saliendo», recuerda.
El paso de la marcha, además de un sinfín de emotivos momentos, afianzó la relaciones entre las diferentes redes feministas del país con la consolidación de la Plataforma de Euskal Herria para la Marcha Mundial de las Mujeres. Esta estructura, que a juicio de García «permite intercambiar ideas y propuestas», parió, tras un arduo trabajo de debate y consenso, la Carta de Euskal Herria de los Derechos de la Mujer.
Lopategi denuncia que «hasta ese instante los derechos de la mujer como tal no habían ni siquiera existido» y critica que las fórmulas clásicas, «además de ningunear a las mujeres con términos como los Derechos del Hombre, han excluido y restringido los derechos de la mujer». Ante estas denuncias la Carta nació, según recuerda, con voluntad de ser un instrumento que recogiera los derechos y unificara las reivindicaciones de las mujeres del país.
A juicio de Guarrotxena, la Carta que vio la luz en febrero de 2008 es reflejo de «la realidad de las mujeres en Euskal Herria y de los derechos que aún no son una realidad». Pero las tres están de acuerdo en que con empeño y con movilizaciones como la que partirá esta tarde desde Iruñea se lograrán estos derechos vulnerados. «“2010 arrazoi martxan jartzeko», que es lema de esta edición, quiere reflejar que «a este mundo le falta mucho para que merezca la pena vivir de verdad, pero, con la lucha feminista, es posible creer y crear uno diferente», resume García.