Los mulás no son sui­ci­das – Noam Chomsky

¿Qué ha sido del “cam­bio” prometido? 

Noam Chomsky: Soy de los pocos que no está des­ilu­sio­na­do con Oba­ma por­que no había depo­si­ta­do expec­ta­ti­vas en él. Ya he escri­to sobre las posi­cio­nes de Oba­ma y sus pers­pec­ti­vas de éxi­to antes de que comen­za­se su cam­pa­ña elec­to­ral. Vi su pági­na web y para mí esta­ba cla­ro que se tra­ta­ba de un demó­cra­ta mode­ra­do al esti­lo de Bill Clin­ton. Hay, cla­ro, mucha retó­ri­ca sobre la espe­ran­za y el cam­bio. Pero eso es como una hoja en blan­co. Se pue­de escri­bir en ella lo que uno quie­ra. Quie­nes se deses­pe­ra­ron con los últi­mos cole­ta­zos de la era Busch bus­ca­ron espe­ran­zas. Pero no exis­te nin­gu­na base para expec­ta­ti­va nin­gu­na una vez se ha ana­li­za­do correc­ta­men­te la sus­tan­cia de lo que dijo Obama.

Su gobierno tra­tó a Irán como una ame­na­za debi­do a su pro­gra­ma de enri­que­ci­mien­to de ura­nio, mien­tras paí­ses que poseen armas nuclea­res como India, Pakis­tán e Israel esca­pan a la pre­sión. ¿Cómo juz­ga esta mane­ra de proceder?

Irán es sen­ti­do como una ame­na­za por­que no obe­de­ció a las órde­nes de los Esta­dos Uni­dos. Mili­tar­men­te, esta ame­na­za es irre­le­van­te. Este país no se ha com­por­ta­do agre­si­va­men­te fue­ra de sus fron­te­ras duran­te siglos. El úni­co acto agre­si­vo se dio en los años seten­ta bajo el sah de Per­sia, cuan­do, con el apo­yo de los EE.UU., se inva­die­ron dos islas ára­bes. Natu­ral­men­te, nadie quie­re que Irán o cual­quier otro país dis­pon­ga de armas nuclea­res. Des­de lue­go, se sabe que este esta­do está indu­da­ble­men­te gober­na­do por un régi­men abo­mi­na­ble. Pero aplí­quen­se los están­da­res recla­ma­dos a Irán a socios de los ame­ri­ca­nos como Ara­bia Sau­dí o Egip­to y enton­ces ape­nas pue­de cri­ti­car uno a Irán en mate­ria de dere­chos huma­nos. Israel ha inva­di­do con el bene­plá­ci­to y ayu­da de los EE.UU. Líbano en 30 años has­ta cin­co veces. Irán no ha hecho nada que se asemeje.

Con todo, se con­si­de­ra al país como una amenaza. 

Por­que Irán ha segui­do un camino inde­pen­dien­te y no se subor­di­na a nin­gu­na orden de las auto­ri­da­des inter­na­cio­na­les. No se com­por­tó de otro modo con Chi­le en los años seten­ta. Cuan­do este país pasó a estar gober­na­do por el socia­lis­ta Sal­va­dor Allen­de, fue des­es­ta­bi­li­za­do por los EE.UU. para para pro­du­cir “esta­bi­li­dad”. No se tra­ta­ba de nin­gu­na con­tra­dic­ción. Se había de derro­car al gobierno de Allen­de –la fuer­za “des­es­ta­bi­li­za­do­ra”– para man­te­ner la “esta­bi­li­dad” y poder res­tau­rar la auto­ri­dad de los EE.UU. El mis­mo fenó­meno lo tene­mos aho­ra en la región del Gol­fo. Tehe­rán se opo­ne a esa autoridad.

¿Cómo valo­ra el obje­ti­vo de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal de impo­ner pron­to gra­ves san­cio­nes a Teherán? 

La comu­ni­dad inter­na­cio­nal: curio­sa expre­sión. La mayo­ría de los paí­ses del mun­do per­te­ne­ce al gru­po del blo­que no ali­nea­do y apo­yan enér­gi­ca­men­te el dere­cho de Irán a poder enri­que­cer ura­nio con fines pací­fi­cos. Han repe­ti­do con fre­cuen­cia y abier­ta­men­te que no se con­si­de­ran par­te de la así deno­mi­na­da comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Obvia­men­te per­te­ne­cen a ella sólo quie­nes siguen las órde­nes de los EE.UU. Son los EE.UU. e Israel quie­nes ame­na­zan a Irán. Y esta ame­na­za ha de tomar­se seriamente.

¿Por qué razones?

Israel dis­po­ne en este momen­to de cien­tos de armas ató­mi­cas y sis­te­mas de lan­za­mien­to. De éstos últi­mos, los más peli­gro­sos pro­vie­nen de Ale­ma­nia. Este país pro­por­cio­na sub­ma­ri­nos nuclea­res Dolphin, que son prác­ti­ca­men­te inde­tec­ta­bles. Pue­den equi­par­se con misi­les de cabe­za nuclear. Israel está pre­pa­ra­do para des­ple­gar estos sub­ma­ri­nos en el Gol­fo. Gra­cias a la dic­ta­du­ra egip­cia pue­den los sub­ma­ri­nos israe­lís pasar por el canal de Suez.

No sé si se ha infor­ma­do de ello en Ale­ma­nia, pero hace un par de sema­nas la mari­na esta­dou­ni­den­se infor­mó de que ha cons­trui­do una base para armas nuclea­res en la isla Die­go Gar­cía, en el océano Índi­co. Allí se dis­pon­drían los sub­ma­ri­nos equi­pa­dos con misi­les nuclea­res, inclui­do el lla­ma­do “des­truc­tor de bún­kers”. Se tra­ta de unos cohe­tes que pue­den atra­ve­sar muros de cemen­to de varios metros de gro­sor. Han sido pen­sa­dos exclu­si­va­men­te para una inter­ven­cón en Irán. El des­ta­ca­do his­to­ria­dor mili­tar israe­lí Mar­tin Levi van Cre­veld, un hom­bre cla­ra­men­te con­ser­va­dor, escri­bió en el 2003, inme­dia­ta­men­te des­pués de la inva­sión esta­dou­ni­den­se de Irak, que “tras esta inva­sión los ira­níes se vol­ve­rán locos por no haber desa­rro­lla­do aún nin­gu­na arma atómica.”

En la prác­ti­ca, ¿cómo se pue­de evi­tar de otro modo una inva­sión? ¿Por qué los EE.UU. no están ya ocu­pan­do Corea del Nor­te?

Por­que allí hay un ins­tru­men­to de disua­sión. Una vez más: nadie quie­re que Irán ten­ga armas nuclea­res, pero la pro­ba­bi­li­dad de que Irán emplee armas nuclea­res es más bien míni­ma. Se pue­de com­pro­bar en los aná­li­sis de los ser­vi­cios secre­tos esta­dou­ni­den­ses. Si Tehe­rán qui­sie­se equi­par­se con una sola cabe­za nuclear, el país sería posi­ble­men­te arra­sa­do. Una fata­li­dad de ese tipo no es del gus­to de los clé­ri­gos isla­mis­tas en el gobierno: no han mos­tra­do has­ta la fecha nin­gún impul­so suicida.

¿Qué pue­de hacer la Unión Euro­pea para disi­par la ten­sión de esta situa­ción tan explosiva?

Podría redu­cir el peli­gro de gue­rra. La Unión Euro­pea podría ejer­cer pre­sión sobre India, Pakis­tán e Israel, los más pro­mi­nen­tes no fir­man­tes del tra­ta­do de no pro­li­fe­ra­ción de armas nuclea­res, para que final­men­te lo sus­cri­ban. En octu­bre de 2009, cuan­do se pro­tes­tó con­tra el pro­gra­ma ató­mi­co ira­ní, la AIEA (Agen­cia Inter­na­cio­nal de la Ener­gía Ató­mi­ca) apro­bó una reso­lu­ción, que Israel desa­fió, para que este país sus­cri­bie­se el tra­ta­do de no pro­li­fe­ra­ción de armas nuclea­res y per­mi­tie­se el acce­so a sus sis­te­mas nuclea­res a ins­pec­to­res inter­na­cio­na­les. Euro­pa tra­tó de blo­quear­lo. Los EE.UU. tam­bién: Oba­ma per­mi­tió a Israel saber de inme­dia­to que no debía pres­tar nin­gu­na aten­ción a esta resolución.

Es intere­san­te lo que suce­de en Euro­pa des­de que se ter­mi­nó la Gue­rra Fría. Quien se hubie­ra creí­do la pro­pa­gan­da de todas las déca­das ante­rio­res debió espe­rar que la OTAN se disol­vie­se en 1990. La orga­ni­za­ción se había crea­do para pro­te­ger a Euro­pa de las “hor­das rusas”. Aho­ra ya no exis­ten las “hor­das rusas”, pero la orga­ni­za­ción se expan­de y vio­la todas las pro­me­sas que había hecho a Gor­ba­chov, quien fue lo sufi­cien­te­men­te inge­nuo como para creer­se lo que le dije­ron el pre­si­den­te Bush y el can­ci­ller Kohl, a saber: que la OTAN no se des­pla­za­ría ni un milí­me­tro hacia el Este. Gor­ba­chov se cre­yó, según opi­nan los ana­lis­tas de esta­do, todo lo que dije­ron. No fue muy sabio. Hoy la OTAN se ha expan­di­do a gran­des zan­ca­das hacia el Este y sigue su estra­te­gia de con­tro­lar el sis­te­ma mun­dial de ener­gía, los oleo­duc­tos y gaso­duc­tos y las rutas de comer­cio. Hoy es una mues­tra del poder de inter­ven­ción esta­dou­ni­den­se en el mundo.

¿Por qué Euro­pa acep­ta esto? ¿Por qué no se plan­ta y mira fren­te a fren­te a los EE.UU.?

Aun­que los EE.UU. quie­ren seguir sien­do una super­po­ten­cia mili­tar, la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se prác­ti­ca­men­te de des­plo­mó en el 2008. Hicie­ron fal­ta miles de millo­nes para apun­ta­lar Wall Street. Sin el dine­ro pro­ce­den­te de Chi­na, los EE.UU. qui­zá hubie­sen entra­do en bancarrota.

Mucho se habla del dine­ro chino y mucho se espe­cu­la a par­tir de este hecho sobre un des­pla­za­mien­to de poder en el mun­do. ¿Podría Chi­na rele­var a los EE.UU.? Ten­go a esta pre­gun­ta por una mues­tra de extre­mis­mo ideo­ló­gi­co. Los esta­dos no son los úni­cos acto­res en el esce­na­rio mun­dial. Has­ta cier­to pun­to son impor­tan­tes, pero no del todo. Los acto­res, que domi­nan sus esta­dos res­pec­ti­vos, son sobre todo eco­nó­mi­cos: los ban­cos y las cor­po­ra­cio­nes. Si se exa­mi­na quien con­tro­la el mun­do y deter­mi­na la polí­ti­ca, uno se abs­tie­ne de afir­mar un des­pla­za­mien­to del poder mun­dial y no diga­mos ya de la fuer­za de tra­ba­jo mun­dial. Chi­na es el ejem­plo extre­mo. Allí se dan inter­ac­cio­nes entre empre­sas trans­na­cio­na­les, ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras y el esta­do en la medi­da en que eso sir­ve a sus intere­ses. Ése es el úni­co des­pla­za­mien­to de poder, pero no pro­por­cio­na nin­gún titular.

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