Recogiendo la rabia de Raimundo Fitero, expresada esta mañana en el periódico GARA, os ofrezco, asumiendo en todos sus términos, su denuncia clara y nítida:
«El alpinista Juanito Oiarzabal es un pésimo ejemplo para los niños, los jóvenes, los adultos y la tercera edad. Sus declaraciones desde el campamento en el Himalaya a todos los medios de comunicación son auténticas joyas xenófobas, colonialistas, despreciativas y producen vergüenza ajena en unas cantidades que se sobran por todos los costados. Las películas de Tarzán en la que se veía a los europeos subidos en elefantes, con sus mosquiteras, bebiendo sus refrescos mientras decenas de jóvenes africanos llevaban en sus hombros sus pertenencias tendría ahora mismo su correlato con lo que dijo el gasteiztarra tras conocerse el fallecimiento de Tolo.
Si este señor y toda su cuadrilla están allí arriba pagados por el programa de TVE «Al filo de lo imposible», se debería suspender el programa por dar tan mala imagen, abrir una investigación seria para saber qué pasó exactamente y suponiendo que todo sea como nos cuenta, con una sospechosa insistencia, el tal Juanito, aplicarle la ley vigente porque de sus palabras se desprende racismo, y trata a los sherpas como objetos, como no personas a las que se les puede «mandar a buscar a Tolo», o que critica a otros hombres porque se niegan a subir a intentar el rescate, «pese a ofrecerles seis mil euros». ¿Qué se creerá este personaje que es la vida humana, el ser humano? Pensará que todos tienen un precio, y él es el máximo ejemplo de ello, pero como es colonialista valora el riesgo de un nepalí en esa miseria. TVE es cómplice de esta explotación.
¿Por qué no subió él que cobra bastante más? ¿Por qué dejó a su compañero de cordada sin auxilio? ¿Cómo puede hablar de solidaridad este individuo? Su manera de hablar destapa su auténtica ideología. Se refiere a Oh Eun-Sun de una manera insultantemente machista, metiéndole en el ajo de forma incalificable. Es el anti-deportista, la antítesis del alpinismo. Y nos queremos ajustar a lo visto y oído en las últimas veinticuatro horas porque como nos dé por hacer memoria y recordar sus «hazañas», podemos comprender su trayectoria falsaria. Ha logrado una vez más estar en todos los medios, impúdicamente, sobre el cadáver de un compañero. Vergonzoso».
¡Se trata de Juanito Oiarzabal, quien si vive se debe a la generosidad de otros, que arriesgando su vida le salvaron de las montañas!