Las ver­da­des del Con­de de Rodezno que Bar­ci­na ocul­ta – Ramón sola

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Una argu­cia ava­la­da por los tri­bu­na­les blo­queó la ini­cia­ti­va para rebau­ti­zar la Pla­za Con­de de Rodezno de Iru­ñea, pero los colec­ti­vos en favor de la memo­ria his­tó­ri­ca vuel­ven a la car­ga, aho­ra por vía ciu­da­da­na y no judi­cial. Han reco­gi­do 2.000 fir­mas y edi­ta­do un libro que deta­lla quién fue Tomás Domín­guez Aré­va­lo, ges­tor del Alza­mien­to y minis­tro de «Jus­ti­cia» de Franco.

En Iru­ñea todo el mun­do cono­ce la Pla­za Con­de de Rodezno, pero casi nadie sabe quién fue el per­so­na­je reme­mo­ra­do. Es algo simi­lar a lo que ha pasa­do duran­te déca­das, por ejem­plo, con el fuer­te de Ezka­ba. De ese des­co­no­ci­mien­to se ha vali­do el Con­sis­to­rio de UPN para man­te­ner intac­to el nom­bre de la pla­za, que supo­ne evi­den­te­men­te un modo de home­na­je a su titu­lar. El año pasa­do, una pla­ta­for­ma veci­nal inten­tó cam­biar esa pla­ca por otra que recor­da­se a las víc­ti­mas de Ezka­ba. La moción ter­mi­nó en fias­co, ya que el Ayun­ta­mien­to hizo un leve reto­que en el nom­bre para apa­ren­tar que la pla­za alu­de al títu­lo nobi­lia­rio en gene­ral y no a quien lo osten­tó en aque­llos san­grien­tos años: Tomás Domín­guez Aré­va­lo. La tri­qui­ñue­la coló en los tri­bu­na­les, de modo que ese sinies­tro nom­bre sigue impre­so en el Segun­do Ensan­che de Iru­ñea. Pero los defen­so­res de la memo­ria his­tó­ri­ca no van a tirar la toalla.

Los colec­ti­vos agru­pa­dos en la ini­cia­ti­va Auto­bús de la Memo­ria con­tra­ata­can por otra vía: la ciu­da­da­nía. Han comen­za­do a reco­ger fir­mas (ya son 2.000) y han deci­di­do que toca expli­car­le a todo el mun­do de quién habla­mos. No el Con­de de Rodezno sin cara tras el que aho­ra se para­pe­ta el equi­po de Yolan­da Bar­ci­na, sino el que real­men­te «bau­ti­zó» la pla­za: Tomás Domín­guez Aré­va­lo, pie­za cla­ve en el ini­cio de la gue­rra y en la repre­sión inme­dia­ta­men­te pos­te­rior, ya que fue el pri­mer minis­tro de Jus­ti­cia de Franco.

Han ela­bo­ra­do el libro «Con­de de Rodezno, la jus­ti­cia al revés» (Pamie­la). En él se cuen­ta cómo este terra­te­nien­te, naci­do en Madrid en 1882 pero con múl­ti­ples pro­pie­da­des en Nafa­rroa, com­ba­tió la II Repú­bli­ca («defen­día tam­bién sus intere­ses per­so­na­les», recor­dó el his­to­ria­dor Fer­nan­do Men­dio­la). Cómo el 9 de julio de 1936 fue lla­ma­do a Iru­ñea por Rai­mun­do Gar­cía Gar­ci­la­so, direc­tor de «Dia­rio de Nava­rra», y con­si­guió con­ci­liar la «vía insu­rrec­cio­nal para­mi­li­tar» de los car­lis­tas con la «mili­tar» del gene­ral Mola, lo que resul­tó deci­si­vo para el gol­pe de Esta­do. Y cómo des­pués fue nom­bra­do minis­tro de Jus­ti­cia. Era el Con­de de Rodezno que pro­cla­ma­ba: «Tras una épo­ca de anar­quía desen­fre­na­da, ha sur­gi­do el genio de la raza. Se ha ter­mi­na­do ya el influ­jo de la maso­ne­ría y el pode­río mar­xis­ta. En nues­tra patria no habrá más que lo nues­tro, lo nacio­nal. Espa­ña será de ver­dad la Espa­ña una, gran­de y libre de tiem­pos imperiales».

Men­dio­la fue con­clu­yen­te: en cual­quier lugar en el que se hubie­ra hecho jus­ti­cia his­tó­ri­ca, el Con­de de Rodezno no ten­dría una pla­za, sino que «esta­ría en el ban­qui­llo de los acu­sa­dos». Kar­los Otxoa aña­dió que es ver­gon­zo­so que se man­ten­gan sím­bo­los como éste en un lugar en que «casi nada recuer­da a quie­nes defen­die­ron la demo­cra­cia» y murie­ron por ello.

«Fas­cis­ta de una sola pieza»

En esta obra colec­ti­va ‑que será pre­sen­ta­da al públi­co maña­na, a las 20.00, en la libre­ría La Hor­mi­ga Ató­mi­ca- han plas­ma­do su visión sobre el per­so­na­je varios escri­to­res nava­rros que no nece­si­tan pre­sen­ta­ción. Javier Eder recu­rre a la iro­nía: «Fran­co puso en sus manos la alta res­pon­sa­bi­li­dad de tra­mi­tar las sen­ten­cias de muer­te o a tra­ba­jos for­za­dos de la depu­ra­ción. Pam­plo­na hon­ra aún hoy su memo­ria». Y tam­bién Miguel Sán­chez-Ostiz: «Para dedi­car­le la pla­za no hay otra fun­da­men­ta­ción que la que podía dar­se para dedi­cár­se­la a Copi­to de Nie­ve, el famo­so gori­la del zoo de Bar­ce­lo­na, o a Este­ba­ni­llo Gon­zá­lez, hom­bre de buen humor. Es una cues­tión de votos y mala fe política».

Víc­tor Moreno tam­bién se mues­tra sar­cás­ti­ca­men­te con­mo­vi­do, «por­que con­vie­ne decir­lo cla­ra­men­te: fue un fas­cis­ta de una sola pie­za. Se decla­ró así des­de que tuvo uso de razón polí­ti­ca, mani­fes­tán­do­se con­tra el sufra­gio uni­ver­sal y con­tra el sis­te­ma parlamentario».

fuen­te: gara

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