Orgu­llo de cune­te­ro, calle­je­ro con­ta­mi­na­do (acer­ca de la atro­ci­da­des de Falan­ge en Tutera)

x Fer­nan­do Mike­la­re­na,

Al socai­re de los recien­tes acon­te­ci­mien­tos rela­cio­na­dos con el juez Gar­zón, resul­ta per­ti­nen­te sub­ra­yar las difi­cul­ta­des con las que se topa la ges­tión de la memo­ria his­tó­ri­ca en Espa­ña. Cual­quier per­so­na que repa­se la pro­duc­ción his­to­rio­grá­fi­ca exis­ten­te sobre la lim­pie­za polí­ti­ca lle­va­da a cabo en la reta­guar­dia fran­quis­ta, cons­ta­ta­rá la esca­sez de datos para ir más allá del per­fil socio­po­lí­ti­co de los ase­si­na­dos e inten­tar escar­bar en otros aspec­tos, tan o más impor­tan­tes, en cuan­to que nos pue­den dar razón de las mag­ni­tu­des de la tra­ge­dia en algu­nas zonas, como, por ejem­plo, las cau­sas últi­mas de lo acae­ci­do, el per­fil de los ver­du­gos y la acti­tud de la comu­ni­dad. En gran medi­da esas difi­cul­ta­des son atri­bui­bles al núme­ro, cali­dad y vera­ci­dad de los tes­ti­mo­nios ora­les o de los docu­men­tos escri­tos que pue­dan con­ser­var­se en rela­ción con los aspec­tos men­cio­na­dos, muchos de ellos des­apa­re­ci­dos o expurgados.

Ciñén­do­nos a la carac­te­ri­za­ción de los agen­tes de la lim­pie­za polí­ti­ca en la zona rebel­de, tal y como han afir­ma­do los espe­cia­lis­tas que se han ocu­pa­do del tema, a esca­la gene­ral pue­den citar­se cua­tro gru­pos estre­cha­men­te rela­cio­na­dos entre sí y posi­cio­na­dos en for­ma de pirá­mi­de ver­ti­cal. En pri­mer lugar, las auto­ri­da­des mili­ta­res, bajo cuya juris­dic­ción exclu­si­va esta­ba el terri­to­rio que con­tro­la­ban y que dic­ta­ron los ban­dos de gue­rra. En segun­do lugar, los diri­gen­tes de las for­ma­cio­nes polí­ti­cas civi­les alia­das del ejér­ci­to rebel­de a cuyas órde­nes se situa­ban tam­bién los cuer­pos para­mi­li­ta­res de las mis­mas. En Nava­rra esas for­ma­cio­nes fue­ron fun­da­men­tal­men­te la Comu­nión Tra­di­cio­na­lis­ta, Falan­ge Espa­ño­la y Unión Nava­rra, sien­do el Reque­té la estruc­tu­ra para­mi­li­tar de la pri­me­ra de ellas y las escua­dras falan­gis­tas la de la segun­da. Estas orga­ni­za­cio­nes codi­ri­gie­ron des­de arri­ba, jun­to con las auto­ri­da­des cas­tren­ses, la repre­sión y regu­la­ron sus nive­les y cro­no­lo­gía. En ter­cer lugar, figu­ra­rían las ban­das cons­ti­tui­das por miem­bros de las orga­ni­za­cio­nes para­mi­li­ta­res men­cio­na­das que, bajo la jerar­quía de los dos pri­me­ros gru­pos y auxi­lia­dos por fuer­zas del orden, lle­va­ron a cabo el tra­ba­jo más sucio de la repre­sión, las sacas indi­vi­dua­les o colec­ti­vas, en la mayo­ría de los casos efec­tua­das des­de las cala­bo­zos muni­ci­pa­les o des­de las cár­ce­les y los cen­tros de deten­ción del dis­tri­to judi­cial o de la capi­tal. El cuar­to agen­te repre­si­vo esta­ría con­for­ma­do por los sec­to­res de la pobla­ción que cola­bo­ra­ron con el hecho repre­si­vo a tra­vés de denun­cias y de la par­ti­ci­pa­ción en bati­das y a tra­vés del apo­yo acti­vo a los cas­ti­gos y escar­nios hechos públicamente.

Escua­dro­nes para­mi­li­ta­res en Navarra

En más de una oca­sión se ha soli­do expre­sar la extra­ñe­za que sus­ci­ta el gran des­co­no­ci­mien­to que tene­mos de las ban­das para­mi­li­ta­res que ejer­cie­ron direc­ta­men­te la lim­pie­za polí­ti­ca en Nava­rra. De esta for­ma, si bien se ha men­cio­na­do repe­ti­da­men­te la figu­ra del gru­po del Cha­to de Ber­bin­za­na, así como la res­pon­sa­bi­li­dad de la Escua­dra del Águi­la de la Falan­ge pam­plo­ne­sa, en rela­ción con la lim­pie­za polí­ti­ca en calien­te, es evi­den­te que no pudie­ron ser los res­pon­sa­bles de todas las sacas del perio­do, sobre todo, por­que la coin­ci­den­cia de fechas de matan­zas colec­ti­vas en luga­res bien dife­ren­tes de la geo­gra­fía nava­rra hace pen­sar en la actua­ción simul­tá­nea de varios escua­dro­nes. Por otra par­te, hay que men­cio­nar tam­bién que, sin per­jui­cio de que pudie­ran con­fluir en esas par­ti­das indi­vi­duos tan­to de la Falan­ge como del Tra­di­cio­na­lis­mo, ade­más de esos gru­pos de mili­tan­cia falan­gis­ta, tam­bién debie­ron actuar otros de mili­tan­cia reque­té, dada la impor­tan­cia del cen­tro de deten­ción que regen­ta­ban los car­lis­tas en Pam­plo­na (en Esco­la­pios) y dada la exis­ten­cia de algu­nos tes­ti­mo­nios pun­tua­les para deter­mi­na­das loca­li­da­des que exis­ten sobre ello.

El orgu­llo del cune­te­ro. La Escua­dra Negra de la Falan­ge de Tudela

De cual­quier for­ma, las reser­vas que pue­de tener la socie­dad nava­rra de cara a rea­li­zar un ejer­ci­cio de intros­pec­ción acer­ca de la pro­fun­di­za­ción en los per­fi­les de los impli­ca­dos direc­ta­men­te en esos escua­dro­nes deben ser con­tra­ar­gu­men­ta­das por la cir­cuns­tan­cia de que exis­ten tes­ti­mo­nios en la pren­sa de la épo­ca que nos acre­di­tan que los miem­bros de esos escua­dro­nes esta­ban alta­men­te satis­fe­chos y orgu­llo­sos de su misión.

Así, por ejem­plo, repro­du­ci­mos en este artícu­lo una foto, publi­ca­da en la pri­me­ra pági­na del núme­ro de 19 de agos­to de ¡Arri­ba Espa­ña!, en la que el Car­de­nal Pri­ma­do Gomá pasa revis­ta a sie­te miem­bros de la Escua­dra El Águi­la de Pam­plo­na. De esa foto hay algu­na otra ver­sión en la que apa­re­cen más miem­bros de la mis­ma escua­dra. Por otra par­te, en la pági­na 8 del Dia­rio de Nava­rra de 16 de octu­bre de 1936 hay un repor­ta­je de S. Berrue­zo titu­la­do Nava­rros en el fren­te. La Escua­dra Negra de Tude­la. En él, el corres­pon­sal del perió­di­co entre­vis­ta en Bur­gos «en el cuar­tel gene­ral de la colum­na que, for­ma­da por el coman­dan­te señor Sagar­día, aca­ba de lle­gar pro­ce­den­te de Gui­púz­coa» a «seis bra­vos chi­ca­rro­nes de Tude­la» que for­ma­ban «la guar­dia per­so­nal del coman­dan­te». Esos seis tude­la­nos eran «Ber­nar­dino Bur­ga­le­ta, Teo­do­ro Pérez, Agus­tín Ari­za, Miguel Cata­lán, Jai­me Sola y José María Laca­be», todos ellos «natu­ra­les o veci­nos de Tude­la». Según dice el repor­te­ro, que los inte­rro­ga «en un momen­to de asue­to», todos le «cuen­tan, con encan­ta­do­ra sen­ci­llez, sus haza­ñas». El repor­te­ro afir­ma de ellos lo siguien­te: «Los tude­la­nos, des­de las pri­me­ras horas del movi­mien­to liber­ta­dor de Espa­ña, se pudie­ron al lado de quie­nes defen­dían a la Patria en peli­gro; y con una dili­gen­cia dig­na de ejem­plo fue­ron ‑en su mis­ma ciu­dad- lim­pian­do de ele­men­tos peli­gro­sos el camino del triun­fo». «Lue­go amplia­ron su radio de acción a los otros pue­blos de la Ribe­ra y de Rio­ja y por últi­mo, enro­la­dos en las for­ma­cio­nes que iban a luchar con­tra los mar­xis­tas y nacio­na­lis­tas gui­puz­coa­nos» se dice que «entra­ron los pri­me­ros en Tolo­sa (es decir, el 11 de agos­to), toma­ron al asal­to al Burun­tza (es decir, hacia el 28 de agos­to), lle­ga­ron en cabe­za a Gua­da­lu­pe y a Irún (es decir, el 4 de sep­tiem­bre)», sien­do sus haza­ñas la cau­sa de que Sagar­día les hubie­ra «desig­na­do para for­mar su guar­dia per­so­nal». Se les deno­mi­na «la Escua­dra Negra de Tudela».

A pesar de haber sido cita­da de pasa­da en la obra de Altaf­fay­lla (Nava­rra 1936. De la espe­ran­za al terror, Tafa­lla, 2003, 6ª de., p. 596), esta ban­da para­mi­li­tar tude­la­na no era exce­si­va­men­te cono­ci­da. El papel desem­pe­ña­do por las per­so­nas men­cio­na­das no era ni mucho menos igno­ra­do, recuer­dan tude­la­nos que vivie­ron aque­lla época.

Las sacas en la Ribe­ra tude­la­na has­ta el 10 de agos­to de 1936

Tene­mos que recor­dar, al hilo de lo que esta­mos dicien­do, que las pri­me­ras sema­nas de la gue­rra civil fue­ron espe­cial­men­te cruen­tas en lo que se refie­re a la eli­mi­na­ción físi­ca de los sim­pa­ti­zan­tes del régi­men repu­bli­cano en la Ribe­ra Tude­la­na. Con­si­de­ran­do las afir­ma­cio­nes del corres­pon­sal del Dia­rio de Nava­rra en su repor­ta­je sobre los miem­bros de la Escua­dra Negra de Tude­la en el sen­ti­do de su par­ti­ci­pa­ción en la lim­pie­za polí­ti­ca que tuvo lugar aque­llos días, que­re­mos traer a cola­ción el núme­ro de per­so­nas ase­si­na­das en las corres­pon­dien­tes sacas o paseos con tres o más ase­si­na­tos que se regis­tra­ron entre el 18 de julio y el 10 de agos­to de 1936 en pue­blos de la comar­ca, según infor­ma­cio­nes que hemos toma­do del libro de Altaf­fay­lla: 5 veci­nos de Buñuel el 25 de julio; 8 de Core­lla en Argue­das el 26 de julio; 11 de Riba­fo­ra­da en El Bocal el 26 de julio; 6 de Cor­tes en Riba­fo­ra­da el 27 de julio; 8 de Tude­la en Cas­te­jón el 28 de julio; 5 de Argue­das en Muri­llo el Cuen­de el 1 de agos­to; 6 de Cas­can­te en Muri­llo de las Limas el 1 de agos­to; 9 de Core­lla en el Carras­cal el 2 de agos­to; 8 de Riba­fo­ra­da en Fon­te­llas el 2 de agos­to; 6 de Val­tie­rra en Trai­bue­nas el 2 de agos­to; 7 de Buñuel en Mallén el 3 de agos­to; 7 de Caba­ni­llas en Beriáin el 3 de agos­to; 4 de Cin­trué­ni­go en Val­tie­rra el 3 de agos­to; 4 de Core­lla en Alfa­ro el 3 de agos­to; 11 veci­nos de Fite­ro en Val­ver­de el 3 de agos­to; 4 de Fite­ro en Val­tie­rra el 3 de agos­to; y 6 de Core­lla en Balla­riáin el 6 de agos­to. En varias de esas sacas los ase­si­na­dos fue­ron con­du­ci­dos des­de la cár­cel de Tude­la en la que esta­ban pre­sos. Por supues­to, no que­re­mos indi­car que las per­so­nas men­cio­na­das de la Escua­dra Negra tude­la­na par­ti­ci­pa­sen en todas esas accio­nes, sino sola­men­te men­cio­nar las que se ins­cri­ben en el radio geo­grá­fi­co y en el ámbi­to cro­no­ló­gi­co en el que ellos motu pro­prio alar­dea­ron en líneas gene­ra­les de haber colaborado.

Barrio de Lour­des de Tude­la: Calle­je­ro contaminado

A todo lo ante­rior hay que aña­dir una cir­cuns­tan­cia que sal­pi­ca el pre­sen­te a tra­vés del espa­cio públi­co. Ade­más de los seis miem­bros cita­dos de la Escua­dra Negra de Tude­la, tam­bién hay que refe­rir­se a un sép­ti­mo, falle­ci­do en una acción mili­tar antes de que se rea­li­za­ra la entre­vis­ta. En la pági­na 3 del núme­ro 10 de la revis­ta Falan­ge de Tude­la, de fecha de 8 de noviem­bre de 1936, se encuen­tra, asi­mis­mo, una cró­ni­ca acer­ca de la mis­ma Escua­dra Negra que repi­te algu­nas de las infor­ma­cio­nes, si bien las menos com­pro­me­te­do­ras, vis­tas en el artícu­lo ante­rior. Se dice que «La Escua­dra Tude­la­na que tan­ta fama alcan­zó por su actua­ción en los fren­tes gui­puz­coa­nos» era la escol­ta par­ti­cu­lar del Coman­dan­te Sagar­día y se nom­bra como miem­bro de la mis­ma, ade­más, a otra per­so­na ya falle­ci­da, Félix Mar­sal Mora­cho. Pre­ci­sa­men­te en la esque­la y la necro­ló­gi­ca publi­ca­da tras su muer­te en el núme­ro 1 de la men­cio­na­da revis­ta, de fecha de 6 de sep­tiem­bre, se decía que había muer­to en la toma del mon­te Burun­tza y figu­ra­ba de for­ma explí­ci­ta que era «De la escua­dra negra de Tude­la». Asi­mis­mo, en otro artícu­lo sobre él publi­ca­do en la pági­na 3 de El Ribe­re­ño Nava­rro se decía que había sali­do de Tude­la «for­man­do en la ya céle­bre y heroi­ca Escua­dra tudelana».

El men­cio­na­do Félix Mar­sal Mora­cho cuen­ta con una calle en el barrio de Lour­des de Tude­la, barrio que cuen­ta con 49 calles dedi­ca­das a com­ba­tien­tes del ban­do fran­quis­ta muer­tos en el fren­te. El nom­bre de la calle se acor­dó en un pleno del Ayun­ta­mien­to de Tude­la del 17 de febre­ro de 1954 según una pro­pues­ta plan­tea­da por el Gober­na­dor Civil falan­gis­ta Luis Vale­ro Ber­me­jo, en la que tam­bién se apro­ba­ron los nom­bres de otras sie­te calles. Félix Mar­sal no es la úni­ca per­so­na con calle en el barrio de Lour­des a la que la pren­sa de la épo­ca incri­mi­na de for­ma expre­sa y mani­fies­ta en tareas de per­se­cu­ción y eli­mi­na­ción físi­ca de los adver­sa­rios polí­ti­cos en la Ribe­ra. En un artícu­lo publi­ca­do en la pági­na 10 de la revis­ta El Reque­té, tam­bién edi­ta­da en Tude­la, del 28 de febre­ro de 1937 y titu­la­do Jesús Cle­mos Bur­ga­le­ta. Se afir­ma que el men­cio­na­do Cle­mos mar­cha­ba en los pri­me­ros días de la gue­rra «a aque­llas incur­sio­nes por las Bar­de­nas, cuan­do se habla­ba de posi­bles enemi­gos por aque­llos con­tor­nos». Cle­mos Bur­ga­le­ta murió en el fren­te el 22 de febre­ro de 1937.

Estas cons­ta­ta­cio­nes debe­rían ser­vir para refle­xio­nar sobre la con­ve­nien­cia de apli­car al calle­je­ro del barrio de Lour­des la doc­tri­na de la Reso­lu­ción núme­ro 0067608, 11 de febre­ro de 2008, del Tri­bu­nal Admi­nis­tra­ti­vo de Nava­rra rela­ti­va a vein­te calles con nom­bres simi­la­res del barrio de la Chan­trea, basa­da en la Ley de Sím­bo­los de Nava­rra y en la Ley de Memo­ria His­tó­ri­ca y que fue final­men­te aca­ta­da por el Ayun­ta­mien­to pamplonés.

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