Comunistas de todo el mundo se han unido a la campaña internacional dirigida por el Partido Comunista de Polonia en contra de la normativa que prohíbe los símbolos de esta ideología en el país. El nuevo artículo 256 del Código Penal polaco, que prohíbe producir, registrar, importar, vender, comprar, regalar, transportar o enviar simbología comunista con fines propagandísticos bajo penas que van desde la multa hasta los dos años de cárcel, fue aprobado el pasado 8 de junio rodeado de manifestaciones en contra en Varsovia y en varias capitales del mundo, como Moscú, México D.F., Londres, Atenas, Budapest o Lisboa, desde donde se han enviado cartas de apoyo a los comunistas polacos y han instado a las embajadas polacas de sus respectivos países a rechazar le nueva ley. Tras Hungría, Lituania y Letonia, Polonia es el cuarto país de del Este de Europa gobernado por la derecha que ilegaliza la hoz y el martillo.
“Debemos reforzar nuestra lucha mientras tengan lugar problemas de discriminación de los símbolos comunistas o cualquier otra clase de represalia en Polonia y en algunos otros países del Este de Europa”, defiende un comunicado del Partido Comunista de Polonia en el que también explican los buenos datos de asistencia a la manifestación convocada el día de la aprobación de la normativa y la gran cantidad de apoyos recibidos de dentro y fuera de Europa, con comunicados enviados desde Australia, Gran Bretaña, Dinamarca, Chipre y Pakistán entre otros. “Nos recuerda a Pinochet, quién, negando las leyes de la sociedad, estableció en su Constitución que quedarían fuera de la ley quienes proporcionaran la lucha de clases, es decir, combatieran por los derechos de los trabajadores y los marginados de la sociedad”, afirman desde el Partido Comunista de Chile en un comunicado en el que también señalan que es ahora, que “el gran capital ha llevado a sus países a una grave crisis económica”, cuando “los sectores más reaccionarios del gran capital europeo, sus medios de comunicación y sus mayorías parlamentarias han desatado la persecución de los comunistas”. Los comunistas griegos y bolivianos también señalan la crisis económica como una de las causas de la censura. “Es una muestra del temor de las clases dominantes y de los monopolios capitalistas ante el resurgimiento del movimiento obrero y popular en la Europa sacudida por una profunda crisis capitalista” Por su parte, el Partido Comunista de los Pueblos de España a enviado una carta a las autoridades polacas exigiendo la anulación de estas modificaciones del Código Penal y de cualquier acción enfocada a equiparar el comunismo con el fascismo. Contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos El Partido Comunista australiano a acusado a la nueva legislación de “pisotear” los derechos civiles de los polacos. En una carta enviada al embajador de Polonia en su país señalan los artículos 18 y 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas, en vigor desde 1976 e incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Según reza el artículo 19.2 del citado texto, “todo el mundo tendrá el derecho a la libertad de expresión; este derecho debe incluirá la libertad de buscar, recibir e impartir información e ideas de toda clase, sin tener en cuenta las fronteras, de forma oral, escrita o impresa, en la forma de arte, pensamiento o cualquier otro procedimiento”. Moldavia se suma a la prohibición Moldavia podría ser el siguiente país el ilegalizar la simbología comunista, según advierte el Partido Comunista de Grecia. En enero, el Gobierno moldavo estableció un comité para la condena del régimen totalitario comunista que ya ha propuesto la prohibición de los símbolos tal y como acaba de hacer Polonia, pero también la prohibición de la palabra “comunismo” y sus derivados. En un comunicado, los comunistas griegos acusan a las instituciones europeas de alentar la ofensiva anticomunista que ya ha provocado la ilegalización de partidos de esta ideología en Estonia, Letonia, Lituania y Rumania. La condena europea al comunismo surgió de manera oficial data de finales del año pasado, cuando, para conmemorar los 20 años de la caída del muro de Berlín, la Carta de Praga, firmada por presidentes y parlamentarios europeos, equiparó los crímenes del comunismo a los del fascismo y pidió el debate público sobre el uso de los símbolos comunistas. |