El reformismo desnuda su costado más oscuro. El gobierno frenteamplista presidido por el “ex guerrillero” José “Pepe” Mujica Giordano decididamente emprende el camino historico del reformismo. En tiempos de “bonanza” este puede ser un amortiguador de los deseos y anhelos de las masas, en tiempo de “crisis” adopta el punto de vista de las clases dominantes. Ya no se trata solo de su ambigüedad, que por otra parte revela un costado personal, si no que estas marchas y contramarchas responden a una lógica diseñada que intenta continuar con la confusión: ejem., sede predio de su chacra para una escuela agraria, viaja con una esmirriada delegación al exterior, duerme en la casa del Embajador, “vamos a ahorrar a cara de perro”, apela al voluntariado como forma de resolver el drama entre otros habitacional, se deleita y habla de verdadera democracia porque el plan “ceibal” se introducirá en la educación secundaria, sale a almorzar a los boliches capitalinos, derrocha buen humor con la gente que lo saluda, pero por las dudas advierte que serán tiempos difíciles, aparece por Durazno saludando al Estado Mayor Castrense, los saluda como “soldado de mi Patria”. Por cierto esto no ha terminado.
En el plano político orienta a las masas trabajadora y a los representantes de las “vernáculas Patronales” que se debería ir a los convenios quinquenales, ya esta madura la clase obrera para ello, por cierto las patronales siempre lo estuvieron. Plantea la reforma del Estado como algo novedoso, no lo olvida, sabe que ese es el viejo sueño de las patronales, seguirá insistiendo con la libertad de los viejitos de mas de 70 años por una cuestión humanitaria, la edad hace mas “noble” humano a los “Goyo” Albarez, Gabazo, Arat, Blanco, Bordaberri, etc., no lo dice porque no lo piensa, estas escorias y lacras sociales, terroristas y torturadores, son la expresión y continuidad de los Francos, Mussolini, Hitler, etc, es a ellos que nos dice que por una cuestión humanitaria hay que darle la libertad.
Continua y acentúa su costado “filo-payasesco”, si de frase se trata, es el uno, revela su oportunismo aceitado, esta pendiente del aplausometro, se regocija de su “nuevas” amistades: Lacalle, Batlle, Achugarry, Bordaberry hijo del padre, Larrañaga. Con Julio Maria es distinto, don Julio todavía no lo perdona por su pasado adolescente, alocado y díscolo,¡¡ ah!! y hoy para don Julio es el “viejo biscacha”. Le auguramos éxito en la cosecha de mas amistades de esa “calaña”, seguro que si “Don Pepe”, Ud. puede. ¡¡Aguante Pepe!!, ¡¡Vamos Pepe todavía!!
En el cuadro general, cuyo rasgo saliente se manifiesta en la crisis del sistema. Crisis esta que tiene tres ejes centrales: financiera, energética, ecológica. Una crisis de sobreproducción, fundamentalmente ligado a la crisis estructural del sistema capitalista, donde el capitalismo es incapaz de mantener el ciclo de reproducción ampliada del capital. Tiene capacidad para producir mercancías, pero no se dan las condiciones para venderlas. Existen viviendas, vehículos, equipos del hogar, etc. pero no se pueden vender. Se trata de una crisis de caída tendencial de la tasa de ganancia. El análisis que el marxismo hace consiste en la incapacidad del capitalismo como sistema socio histórico que en la medida en que se desarrolla más agudiza sus contradicciones y su incapacidad para mantener la lógica de acumulación del capital.
En este sentido, se compara con la crisis del 29, porque es una crisis de larga onda expansiva. No es una crisis que se resuelva con inyección de dinero al capital financiero, ni con políticas keynesianas de inversión pública para que con ello tratar de crear empleo y relanzar la demanda interna. No es una crisis que se vaya a resolver con cierto movimiento táctico del capitalismo, sino que va a necesitar lo que todo el sistema capitalista recurre como táctica: la destrucción de fuerzas productivas, para volver a reiniciar el ciclo de reproducción ampliada del capital.
La estrategia del sistema para la destrucción masiva de las fuerzas productivas es lo que todavía no está claro. Evidentemente, hay tendencias. Hay episodios que se están dando, que pueden ser indicativos de por donde pueden ir las cosas. Pero estamos en el principio de la crisis, y todavía no se sabe como van a operar los sujetos que intervienen y qué grado de violencia va a desarrollar la superestructura del sistema de dominación para tratar de recomponer la situación. El grado de violencia más extrema sería la guerra imperialista a una escala brutal. Pero es difícil hacer una previsión de cómo sería ese escenario de guerra. Por ahora hay una guerra difusa extendida por diversos lugares del planeta. Puede seguir ampliándose como guerra difusa, pero no hay que descartar episodios más violentos, más concentrados de guerra imperialista que trataran de crear esa condición y una destrucción masiva de fuerzas productivas.
Independientemente del recurso de la guerra, que ahora aparece como incierto sobre cómo podría desarrollarse ese escenario. Lo que sí es cierto, es que hay un proceso de exclusión social, de marginalidad, de sacar del mundo de la producción a muchos millones de trabajadores y trabajadoras. Una intervención que desde el punto de vista de la geopolítica, condena a países enteros a la miseria más absoluta. Condenándolos a ser países no viables, países fallidos.
Por tanto, esa situación viene a configurar un escenario mundial con el Imperialismo succionador del planeta, implementando el saqueo de sus materias primas, de sus recursos capitales, y a la imposibilidad de cualquier esperanza de desarrollo en el escenario del sistema capitalista mundial.
Cuando se habla de países subdesarrollados, no es porque tengan la posibilidad de desarrollarse, sino que su subdesarrollo es consecuencia del desarrollo de los otros. Ese es un callejón sin salida para los pueblos. La única esperanza es cuando esos pueblos inician procesos de liberación nacionales. Procesos heroicos y creadores, rupturitas con el centro imperialista. Ahí es donde aperece la contradicción y en el caso de los países que se colocan en esa lógica, la agresión imperialista, es la guerra. Así el caso de Iraq, Afganistán, los procesos involucionistas en América Latina, los procesos de golpes de estado y otras tácticas que se pueden instrumentar en el próximo período para tener a esos países subordinados. Con la complicidad de sus gobiernos “gatopardistas”, es decir, el Uruguay es un ejemplo, con un gobierno que surge de la acumulación histórica de la clase obrera y sus aliados. Hoy absolutamente ganado ese proyecto por el reformismo.
En un escenario de crisis, el capitalismo adopta su verdadera impronta. Pierde su careta de capitalismo de rostro humano capaz de ofrecer capacidad de consumo a sectores amplios de la población. Por tanto las consecuencias se miden en rebaja de salario, ajuste fiscal, retracción del consumo, aumento de la desocupación, impulso fuerte de un Estado policiaco, represión, etc.
Comienza un proceso de fatiga y agotamiento, esto en el cuadro general, pero también se evidencia en nuestro país.
Los elementos de consenso y legitimación social que pudieron funcionar anteriormente bajo la base expansiva última del sistema capitalista, sufren una quiebra y empieza a aparecer la evidencia de la lucha de clases, con una claridad que en el ciclo anterior no existía, y que era más difícil de apreciar en el conjunto de la base social. En esa agudización de las contradicciones de clase, es donde corresponde que el destacamento revolucionario intervenga con respuesta política. Colocando a la clase obrera en condiciones de dar una batalla por la defensa de su bienestar. La clase obrera debe sentirse una clase diferenciada de la oligarquía y de la burguesía acomodada. La disyuntiva entre el bienestar y sus derechos, y los de la oligarquía reducida a esas 500 familias que en este país controlan el 80% del PIB. Una oligarquía que ha tenido un proceso de concentración brutal en la operación de transición democrática, y que hoy se expresa en un grupo reducido de personas que representan a un grupo más reducido todavía de personas que controlan, prácticamente, la totalidad de la economía del país.
Avanzar en la articulación de la unidad de la clase, desplazar la conciliación de la actual dirección, desnudar su connivencia con el reformismo, alertar, dotarla de conocimiento y de derechos, “derecho a tener derecho”. Esto se podrá realizar si somos capaces de dar información, individualizar a quienes en definitiva negocian sus salarios, orientar en torno a lo que significa el sindicato, distribuir la mas modesta información como donde queda su sindicato, en que calle, tonto, infantil parece, pero no lo es. Hay que invertir tiempo y militancia. De menos a mas, de abajo hacia arriba, y ganando pequeños espacios, modestos, sin apresuramiento, sin intentar sintetizar, estando en el movimiento para orientar. Debemos salir de este callejón sin salida, dirigido y orientado por el proceso de descomposición de una concepción “liquidacionista” que expresa la actual dirección, de la capacidad de orientar a la clase. De ajustar cuentas con el reformismo y el oportunismo fundamentalmente en esta etapa, oportunismo vernáculo y analfabeto, desconocedor la de la historia misma de movimiento, porque entre otras cosas no estaban. Solo así se pueden entender ciertas actitudes sectarias. No saben y pontifican, no les preocupa poner en riesgo al movimiento, absolutos irresponsable. Pretenden dar cátedra de honestidad, coherencia ideológica, inteligencia y hasta posturas arrogantes, propias del oportunismo de seudo izquierda. La lucha de la clase obrera para articular una propuesta, que lógicamente tiene que mirar hacia el socialismo, ajustara cuenta con estos pequeños y enanos escollo.
Seguimos viviendo en una etapa histórica que se inauguró con la Revolución de Octubre de 1917, que es la etapa de transición del capitalismo al socialismo. Los períodos históricos van más allá de los procesos biológicos, se desarrollan con todas sus contradicciones internas, sus procesos de avances y de retrocesos. Los procesos vividos a finales del s.XX y principios del s.XXI. Esto podría llevar a alguien a pensar que realmente esa caracterización de la etapa histórica como una etapa de transición entre el capitalismo y el socialismo fue una expresión excesivamente optimista.
Nosotros, consideramos que esta etapa histórica sigue estando caracterizada por una transición del capitalismo al socialismo.
El objetivo para nosotros de la lucha de clases, es colocar ese horizonte a la clase obrera, sobretodo de los países dependientes y demostrar que no queda ningún margen para las burguesías nacionales. Quien debe ejercer la dirección política, la propuesta hegemónica es la clase obrera. Porque proyecta un nuevo modelo de sociedad libre de la explotación capitalista y como decía Marx “ofrece una perspectiva de igualdad y de justicia social para las grandes mayorías de las sociedades del capitalismo central”.
La disyuntiva histórica, planteada en su momento, entre reforma o revolución. Sigue siendo la contradiccion actual de la lucha de clases. Es la contradiccion ideológica entre el reformismo y las posiciones revolucionarias.
Entendiendo que son procesos de cierto recorrido, de articulación de fuerzas y, lógicamente, de crear las condiciones para que la clase obrera pueda plantear esos objetivos superiores. En la medida en que se vuelve más explícita en las contradicciones de clase, la clase obrera puede hacer un recorrido más rápido de sus procesos de toma de conciencia y del proceso de asimilación de sus intereses.
Este es el momento en que la clase comienza a romper con el letargo, a cuestionar a sus direcciones acuerdistas y conciliadoras. Pronto se convenceran de que el capitalismo no tiene nada que ofrecerle a la clase obrera. En sus inicios, tuvo determinados avances históricos que supusieron cambios significativos para la clase obrera, pero ese proceso inicialmente revolucionario, posteriormente modernizador, ya se agotó históricamente en su totalidad. Hoy el capitalismo lo que puede ofrecer a la clase obrera es cada vez más opresión, más violencia y más control. El reto es construir una nueva sociedad donde los derechos de la clase obrera sean protagonistas de ese nuevo modelo social.
Si se quieren mejorar las condiciones de vida, las libertades, debe ser esta una sociedad que se aproveche del gran desarrollo científico técnico, para resolver el bienestar de la humanidad entera. En ese caso, hay que luchar. Hay que hacerse revolucionario o revolucionaria, y hay que sumarse a un proyecto por la construcción de la sociedad socialista, como etapa de transito asía el comunismo. Esa es la disyuntiva que hoy tiene la clase obrera, ser libre o esclava. Y nosotros llamamos a la clase obrera a “ser libre”.