ANTE LA IMPOSICIÓN DE UNA INFRAESTRUCTURA DEPREDADORA PARA NUESTRO PUEBLO, LA ORGANIZACIÓN Y LUCHA SON FUNDAMENTALES EN EL CAMINO DE LA PARALIZACIÓN.
Llamamiento de Elkartzen a la movilización por la paralizacion del TAV el proximo sabado en Bilbao convocada por AHT GELDITU! Elkarlana bajo el lema “EL TAV YA NOS ESTA HIPOTECANDO, AHT GELDITU!”
Un acercamiento a la situación actual
Ante la crisis medioambiental y energética, en lugar de perfeccionar los intercambios, las relaciones, y los ciclos productivos más cercanos, reduciendo al máximo el consumo de energía, hemos articulado la economía y toda su intendencia justamente en todo lo contrario: primando movimientos cada vez más rápidos y más lejanos. Las estructuras primordiales que sostienen la vida: el suelo, las comunidades vegetales, la densa y delicada red de interconexiones geológicas y ecológicas, son muy frágiles ante el desplazamiento de movimientos horizontales y ante la extracción masiva de recursos y generación de residuos y contaminantes.
La vertebración del país no debe ser la definición de sus ejes internacionales, sino que por el contrario se debe basar en la resolución y definición de las relaciones entre pueblos, comarcas y ciudades, de manera que se consiga la integración territorial, económica y social de todo el territorio. Pero hoy en Euskal Herria no hay debate sobre el modelo de infraestructuras y el diseño de territorialidad que estas refuerzan, solo hay imposición de una infraestructura, el TAV y del modelo económico que le da coherencia, el capitalismo.
El TAV va a ser un elemento más de concentración de rentas, a través del gasto público, por dos vías:
1 El TAV supone un enorme gasto de dinero público, que superara los 9.000 millones de euros en Hego Euskal Herria, en detrimento de otras prioridades urgentes e inaplazables de tipo social, económico o cultural… (por ejemplo es equivalente al coste de 99.530 viviendas nuevas, del tipo edificado en alquiler social, o de la rehabilitación de 200.000, es decir con ese dinero el sector publico garantizaría para siempre las necesidades de vivienda.)
2’ A pesar de que los precios del billete son elevados, es importante destacar que el TAV tendría una explotación comercial deficitaria. Es decir, no solamente va a ser incapaz de amortizar los elevados costes de construcción, sino que ni siquiera cubriría los costes de explotación del servicio, por lo que requeriría financiación pública permanente para su funcionamiento. (Según el Ministerio de Fomento, la rentabilidad social media de la “Y vasca” es del 2’41% –muy alejada del 6% mínimo exigible a la inversión pública. Pero, además, también señala que “los resultados financieros son negativos para todos los escenarios y todas las hipótesis de explotación”.)
Pero además de los recursos económicos el TAV consumirá grandes cantidades de energía y será la causa de enormes costes de contaminación derivados de la producción de esa energía. La puesta en marcha de la Central Térmica de Boroa (Zornotza-Bizkaia) y la de Castejón (Nafarroa) responden a la apuesta del TAV, al igual que el interesado debate actual sobre las bondades de la energía nuclear.
El TAV es la mayor y más cara infraestructura jamás proyectada en este país, sin una mínima rentabilidad económica y social que lo justifique, incrementara las desigualdades sociales y tendrá un efecto regresivo en la distribución de la renta, porque resultaría tan caro que solo podría ser utilizado habitualmente por las clases más pudientes, y, aún así, tendrá que ser subvencionado, agudizando el descenso del gasto en prestaciones sociales, que ya ha decrecido a lo largo de los últimos años y se sitúa en uno de los niveles más bajos de la Unión Europea.
En definitiva el estilo de vida que promociona el TAV, además de depredador con los recursos presupuestarios, con el territorio y con los recursos energéticos, distorsiona de tal manera lo local como ámbito de relaciones, que cada vez aleja más lo cercano y acerca lo lejano: se asiste a la pérdida de formas de vida y de cultura ancladas en el territorio y a la multiplicación del espacio de la circulación y de los llamados “no-lugares”, por oposición al concepto antropológico de “lugar”, que es al mismo tiempo principio de sentido, lugar de identidad, relacional e histórico para aquellos que lo habitan.
Unir fuerzas contra la imposición de infraestructuras, democratizar la economía y conquistar la soberanía económica.
Es vital reconocer que el capitalismo y la crisis van de la mano y que este sistema tiende a la acumulación de riqueza en pocas manos, por un lado, y al avance de la precariedad y la pobreza, en cada vez mayores sectores de la población, por otro. Las elites políticas y económicas quieren un nuevo sistema que agudice las peores características del actual, su jerarquía, sus privilegios, sus desigualdades…
El TAV afecta además prácticamente a la totalidad de Euskal Herria, en cuanto que junto con la denominada “Y vasca” también se nos quieren imponer el Corredor Navarro y la nueva línea de Alta Velocidad Burdeos-Irun que está suscitando una fuerte contestación social en Ipar Euskal Herria. Creemos que sólo la actuación coordinada de trabajadoras y trabajadores, jóvenes, mujeres, pensionistas, estudiantes, ecologistas, viudas, personas migrantes… permitirán reconducir la situación de grave hipoteca que está suponiendo el derroche de presupuestos públicos en las obras del TAV y exigir al mismo tiempo la paralización de la construcción de esta gigantesca infraestructura que conlleva enormes y negativos impactos ecológicos, económicos y sociales. Por esto estaremos este sábado en las calles de Bilbo y hacemos un llamamiento al conjunto de la población a movilizarse por otro modelo de desarrollo acorde a las necesidades de la mayoría de la población y no de unos pocos.
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Elkartzen 2010-06-17