En su reflexión “Saber la verdad a tiempo”, Fidel Castro ofrece una visión apocalíptica, para nada descabellada, basada en la observación de las contradicciones inter-imperialistas. No basta con denunciar al capitalismo, es necesario analizar sus movimientos para adivinar su siguiente paso y prepararse en consecuencia. Fidel cita la posibilidad de un ataque nuclear contra Irán, un enfrentamiento atómico entre Estados Unidos (EEUU) y Rusia, hace referencia a una era posnuclear y apunta este detalle sobre EEUU: “La economía de la superpotencia se derrumbará como castillo de naipes”.
En un artículo de nuestra autoría publicado en el año 2006, titulado “Hegemonía yanqui: No es oro todo lo que reluce”, alertábamos sobre estas cuestiones. En el mismo, desterrábamos la idea de que EEUU fuera un poder omnímodo contra el que nada se podía. Su fracaso en Iraq (léase hoy Oriente Medio) favorecía esa percepción, y argumentábamos que las contradicciones entre los países capitalistas ayudaban a comprender la permanente inestabilidad de la situación internacional.
Apuntábamos que la falta de estabilidad, respondía a la necesidad estadounidense de prolongar una hegemonía contestada en el Tercer Mundo, Rusia, China, e incluso en el propio campo imperialista, principalmente por Alemania que es, bajo nuestro punto de vista, el enemigo a batir, y uno de los países más perjudicados por los conflictos bélicos que emprende EEUU, pese a que aquellos puedan ser resueltos pacíficamente. Berlín no ignora, pese a palabras bonitas, cara a la galería, que está en el ojo del huracán; por tanto no es descartable una alianza estratégica con Rusia, buscando amparo nuclear.
Decíamos entonces: “Aunque el imperialismo estadounidense no tenga la fuerza para ser la única potencia sin discusión, sí tiene todavía la suficiente para que no haya dos iguales (…) La crisis global de hegemonía de los EEUU obliga a ese país a mantener una inestabilidad internacional que prolongue su estatus dentro del campo que históricamente ha liderado”, y añadíamos: “La actual inestabilidad internacional permanente estriba en que el problema del déficit estadounidense (…) no puede resolverse con correcciones exclusivamente económicas (…) La propia estabilidad del particular sistema estadounidense depende de su hegemonía mundial”
Esa situación posnuclear que cita Fidel (si la humanidad la sobrevive), establecería durante un periodo de tiempo, la existencia de varias potencias, pero ninguna hegemónica, ya que EEUU, tras su caída económica, sólo podrá asumir un rol regional. El capitalismo puso en pie contra sí mismo a la clase obrera, pero también a las fuerzas principales de las sociedades burguesas que rivalizan entre sí. Sus contradicciones decidirán su destino, que no será otro que el de la superación del capitalismo por el socialismo.
Fidel coincide, en líneas generales, con las tesis que planteamos hace cuatro años, recogidas también en el artículo “Aumentan las contradicciones entre los países imperialistas”, publicado, como el anterior, en 2006, cuando aún no se había iniciado lo que, cada día se parece más a la crisis final del capitalismo que profetizó Marx.
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