Sathyandranath Ragunanan «Mac» Maharaj y Bairbre de Brún participaron ayer en la presentación de un libro que relata una parte de la historia de sus respectivos países y, del mismo modo, una parte muy importante de sus propias vidas. Activistas, militantes en la lucha por la libertad de sus pueblos, pudieron narrar de primera mano su trayecto desde la lucha de resistencia ante la opresión que sufrían sus comunidades sociales y nacionales, a ser protagonistas y ejercer el liderazgo en la construcción de un verdadero marco de democracia.
Tanto la europarlamentaria irlandesa como el veterano militante sudafricano dieron cuenta de sus respectivos procesos de liberación y de paz, detallando algunos pasajes y anécdotas desconocidas para la mayoría de los asistentes, y ambos coincidieron en una apreciación: en todos los procesos existen momentos que constituyen verdaderos puntos de inflexión, momentos cruciales, pero de cuya importancia ni sus propios protagonistas se dan cuenta hasta pasado cierto tiempo.
De Brún y Maharaj se cuidaron de dar consejos sobre cómo debería desarrollarse un proceso en Euskal Herria y, sin embargo, toda su exposición constituyó un gran ejemplo sobre cómo construir un camino de transición a la democracia en cualquier parte del mundo. Apuntaron, entre otras muchas cuestiones, que «las negociaciones nunca se desarrollan con amigos, nunca se desarrollan con las personas a las que quieres», sino que «se hacen con el enemigo»; advirtieron de que es necesario ser tenaces, porque procesos de las características que ellos han vivido son siempre «un largo camino»; explicaron que las declaraciones y campañas de propaganda tendentes a hacer perder toda esperanza a la parte que quiere cambiar la situación pueden formar parte del propio proceso; y recordaron, una vez más, que «un conflicto es un síntoma de algo, existen unas causas que es necesario solucionar».
La voz de los protagonistas
Josu Juaristi, director de GARA, fue el encargado de presentar el fórum organizado por este diario en el Aula Magna de la Facultad de Psicología de EHU-UPV en Donostia, al que asistieron cerca de doscientas personas, entre ellas varios representantes de la izquierda abertzale.
Tras una breve intervención, cedió la palabra a Véronique Dudouet, coordinadora del proyecto de investigación que, de la mano del Centro Berghof para la Gestión Constructiva de Conflictos y el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), de Colombia, ha dado como fruto el libro «De la insurgencia a la democracia».
En breves pinceladas, Dudouet explicó que uno de sus objetivos había sido dar voz a los protagonistas de las luchas de los pueblos, algo que no suele ser habitual en otros trabajos, y darles de esta forma la oportunidad de reflexionar sobre su situación, sobre el camino recorrido, y poder difundir sus experiencias. Así, este trabajo se ha centrado en las experiencias de Sinn Féin, el Congreso Nacional Africano (ANC), el movimiento de los trigres de liberación tamil (Liberation Tigers of Tamil Eelam-LTTE), el Partido Comunista de Nepal, el movimiento de liberación de Aceh, el M19 de Colombia, y también se ha acercado, con una metodología participativa, a otros pueblos y otros conflictos como los de Sudán, El Salvador, Guatemala o Burundi.
Momento «muy importante»
Bairbre de Brún conoce muy bien la situación de Euskal Herria, e hizo una referencia al momento «muy importante» que se vive en este país, uno de esos momentos que puede ser un punto de inflexión del que no te das cuentas hasta tiempo después. «No puedo resumir 800 años de conflicto en una tarde», se excusó cuando comenzó a relatar el conflicto entre Irlanda y Gran Bretaña y los diferentes estadios por los que ha pasado en su historia, aunque hizo un repaso muy pormenorizado del último proceso.
Explicó, en este sentido, que hay que remontarse a la década de los 80 para situar su inicio, y detalló los continuos altibajos que ha sufrido. Como elemento invariable, la actitud del movimiento republicano y de Sinn Féin de buscar una vía que permitiera pasar de una situación de conflicto abierto a otra en la que las causas de ese conflicto pudieran ser abordadas de forma pacífica.
Y es que, como señaló, para la parte contraria la paz no era sino sinónimo de derrota del Ejército Republicano Irlandés (IRA), mientras que ellos oponían su convicción de que lo que se debía abordar era un conflicto con unos «anclajes más profundos».
Años de proceso de los que citó hitos tan importantes como las conversaciones entre Sinn Féin y el SDLP, la vía Adams-Hume, la Declaración de Downing Street, la llegada de Tony Blair y los acuerdos de Viernes Santo. Este último hecho, destacó, «fundamental» para «desbloquear momentos difíciles». De todos modos, tras destacar que algunas transferencias han sido cedidas hace apenas unos meses, insistió en que «la construcción de la paz en un proceso de largo recorrido». «Hay que estar analizando y revisando dónde se está en cada momento» y, siempre, «mirando los objetivos estratégicos».
El papel de Mandela
Maharaj, ministro del primer gobierno sudafricano tras el apartheid y miembro del equipo negociador del ANC, hizo especial hincapié en las decisiones que Nelson Mandela, artífice y símbolo de aquel proceso, tuvo que tomar entonces. También destacó la importancia de la presión internacional al Gobierno racista, que le obligó a moverse en sus postulados y hacer algunos gestos, aunque en principio los planteara para crear contradicciones en el ANC y sus aliados. Como cuando el presidente Pieter Willem Botha dijo en el Parlamento que no eran ellos quienes mantenían cautivo a Mandela, sino él mismo el que se mantenía preso, porque sólo debía renunciar a la lucha armada para cambiar su situación. «Sólo los hombres libres pueden negociar». Con estas palabras, hechas llegar a la opinión pública a través de su esposa y su hija, respondió al empla- zamiento en un escrito que es ya parte de la historia.
Maharaj explicó que durante el proceso negociador le llamó la atención el miedo que sus interlocutores mostraban ante «los votos» o, dicho de otra forma, a un gobierno democrático basado en la decisión mayoritaria del pueblo sudafricano, y también el miedo a perder sus puestos de trabajo con el nuevo gobierno o a ser castigados por haber sido miembros de las fuerzas represivas de los gobiernos del apartheid.
Esas dos cuestiones, garantizar que el gobierno sudafricano respondiera a la voluntad mayoritaria y democrática de todos sus ciudadanos y el ver cómo afrontar y dar respuesta al miedo blanco, fueron las que guiaron la labor negociadora de Maharaj y sus compañeros.
Detenciones y presos
En el turno de preguntas, De Brún y Maharaj tuvieron que explicar cómo fue el proceso de puesta en libertad de los prisioneros políticos, y también se les preguntó su opinión sobre la actitud del Estado español, que en los últimos procesos negociadores ha seguido deteniendo a militantes vascos. Ambos explicaron que es un hecho que se ha repetido tanto en Irlanda como en Sudáfrica, donde la represión, con detenciones y muerte de militantes, fue especialmente intensa en aquellos momentos. «Sucede en todas partes, pero no significa que no haya que seguir avanzando», valoró la dirigente de Sinn Féin.