El desgobierno se ha convertido en el estado natural del Reino de España. Desgobierno político ‑la credibilidad del gabinete de Zapatero ya es nula y los apoyos parlamentarios del PSOE son tan efímeros que nadie sabe ya quiénes serán sus socios en la próxima votación-; desgobierno institucional -¿a qué juega el monarca franquista-constitucional convocando a palacio a «expertos» en materia económica para subrayar su «preocupación» por la crisis?-; y desgobierno social si asumiéramos que CCOO, UGT y CEOE son, realmente, «agentes sociales».
De creerse las cifras que ofrecen ellos mismos, los dos grandes sindicatos españoles suman poco más de dos millones de afiliados, mientras que la asociación patronal con la que tan buenas migas han hecho durante los últimos años engloba a un millón de empresas y actualmente está representada por Gerardo Díaz Ferrán, quien pasará a la pequeña historia española como el empresario que fue capaz de hundir su negocio al mismo tiempo que compartía mesa y mantel con sindicatos y gobierno en la «mesa del diálogo social».
Mientras en los despachos de Madrid ultiman el «decretazo» que sancionará la sexta reforma laboral desde 1984, en las calles de Bilbo se volverá a exigir hoy un marco de relaciones laborales para Euskal Herria. Hace tiempo que la mayoría sindical vasca se ha decantado por construir un modelo socio-económico propio y, consecuentemente, ha sumado sus fuerzas al proyecto político soberanista.
No es tiempo de reformas que maquillen la estrategia de «cambiar algo para que todo siga igual». Ante la contrarreforma neoliberal contra el estado del bienestar ‑que es lo que se esconde detrás de todos los «ajustes» que están ejecutando los gobiernos europeos en las últimas semanas a una velocidad de vértigo- hay que perseguir una reforma radical del modelo socio-económico que acarree una redistribución democrática de la riqueza, equitativa respecto al reparto de las cargas de trabajo. En Euskal Herria, resulta obvio, ese objetivo sólo se puede lograr con un cambio de marco laboral y político.