Ciudad de la Habana, 26 de julio de 2010.
Estimado compañero Hugo Chávez Frías,
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Con gran indignación el mundo ha conocido sobre la preparación, en el más absoluto secreto, de un vasto plan que contempla una posible agresión armada desde Colombia contra la hermana nación venezolana, directamente promovido, organizado y financiado por las élites del poder de la ultraderecha norteamericana, en contubernio con la contrarrevolución anti bolivariana y sus lacayos del uribismo continuista. Este macabro plan, en el que se incluyen el magnicidio contra su persona, las provocaciones hostiles desde territorio colombiano, la infiltración de paramilitares y mercenarios para sabotear las próximas elecciones del 26 de septiembre, la más enconada guerra mediática y, de manera particular, en el empleo de todo el potencial militar de las bases yanquis diseminadas en la propia Colombia, Costa Rica, Aruba, Curazao y otros países de la región, con el complaciente contubernio de las OEA, representa una clara y evidente amenaza contra la estabilidad de Latinoamérica.
Muchos se han sumado al injusto intento de satanizarle a usted y a todo aquellos que luchan sin tregua por cambiar para siempre el status quo imperante en Venezuela y que constituyó por casi dos siglos una afrenta a la sagrada memoria de Simón Bolívar y Francisco de Miranda. Ese corrillo demagógico y venenoso, que se mueve bajo la batuta de Washington, lo integran las fuerzas de derecha, su conglomerado mediático y las voces genuflexas de varios presidentes latinoamericanos. El mundo, por plena convicción, no puede permitir esta nueva escalada de agresiones. Hoy, más que nunca, se juega contra Venezuela, el destino de nuestra gran nación latinoamericana.
Sepa usted, sin temor a la menor duda, que este hombre que hoy le escribe, nacido en Guatemala y que sirvió a Cuba durante décadas en la anónima trinchera que engrandecieron mis Cinco Hermanos, prisioneros hoy injustamente en las cárceles norteamericanas, no perdonará tal afrenta, ni se quedará de manos cruzadas.
Entiendo que Cuba, también mi Patria amada, sabrá entender que, si ante el peligro que hoy amenaza a Venezuela, le solicito me permita marchar junto a usted a ocupar una de las trincheras en defensa de su Patria, que es también la patria de todos los hombres buenos, justos y honestos de nuestro tiempo. Estoy seguro, que con la misma convicción que he defendido a Venezuela en cada uno de mis artículos, desnudando patrañas y sucias conspiraciones, sabré pelear junto al venezolano humilde, con un fusil en la mano, solo sabedor de la tristeza de que deberé enfrentarme a los hijos humildes y valiosos de los amados pueblos colombiano y norteamericano, enviados como carne de cañón por las apetencias imperiales de sus líderes. Tenga en cuenta, pues, a este luchador internacionalista en la nómina de los soldados solidarios que defenderán con sus vidas a Venezuela, con la segura satisfacción de que este gesto será imitado, sin lugar a dudas, por cientos de internacionalistas de todo el mundo.
Comandante, ¡Espero de inmediato cualquier orden suya!
¡Hasta la Victoria siempre!
(*) Escritor, periodista y luchador internacionalista.(Fraile)