Aun no se ha hecho justicia con este joven que fue asesinado de un disparo por la policía española en pleno sanfermin
HECHOS OCURRIDOS EN AQUEL FATIDICO DIA DE 1978. LO QUE NO DEBEMOS OLVIDAR
Película de los hechos
Día 8. ‑20,45: Tras el último toro, el noveno de los que habían aparecido en el ruedo, alrededor de cincuenta personas bajaron desde el tendido seis al ruedo, en donde desplegaron una pancarta verde en la que con letras blancas se leía: «AMNISTIA TOTAL PRESOAK KALERA. SAN FERMIN SIN PRESOS». Desde ese mismo tendido, y una vez extendida la pancarta, comenzaron a dar una vuelta al ruedo mientras en los tendidos las opiniones se dividían. Unos aplaudían y otros silbaban.
Hacia la mitad del tendido 3, una persona sin identificar, de unos 45 – 50 años, comenzó a insultar a los que estaban en el ruedo mientras diversas personas de su alrededor tiraban a la arena varias almohadillas y alguna botella vacía de champagne. La reacción de los que estaban en el ruedo ‑alrededor de cien personas- fue inmediata. Un grupo subió hasta el tendido intercambiando con los que les habían arrojado las almohadillas y botellas, golpes e insultos. Sin que la bronca hubiera terminado, el público de la plaza comenzó a gritar, de forma casi unánime:
¡SAN FERMIN! ¡SAN FERMIN!
20,50: Cuando parecía que volvía la calma, los txikis de las peñas entraron por el callejón, nada más abrirse la puerta, con sus charangas y pancartas. Inmediatamente detrás y a escasos segundos, irrumpían violentamente unos 40 miembros de la policía armada, con dotación de material antidisturbios, junto con D. Miguel Rubio, comisario jefe de Pamplona. En los primeros momentos se pudo ver como Rubio daba órdenes de cargar contra los mozos que estaban en la arena, y en consecuencia los miembros de la policía armada, que eran de la dotación de Pamplona, iniciaron una carga violenta con empleo de abundantes disparos de pelotas de goma y botes de humo, y golpeando con las porras
En este caos, el público que llenaba la plaza de toros ‑alrededor de 20.000 personas- intentó salir de la plaza por las puertas del patio de caballos, escondiéndose en el interior del coso taurino, etc. Desde los tendidos de sol se inició una repentina reacción arrojando a la policía armada toda clase de objetos como almohadillas, restos de comida, hielos, cascos de botellas, cacerolas, etc. A partir de este instante, varios miembros de las F.O.P. hicieron uso de sus armas disparando fuego real indiscriminadamente. Como botón de muestra, conviene señalar que de los siete heridos por arma de fuego en esos momentos, uno estaba en andanada ‑la localidad alta de la plaza‑, mientras que el segundo se encontraba en el ruedo.
Un policía armada que se encontraba en el suelo sin conocimiento, es recogido por los mozos de las peñas y trasladado a la enfermería de la plaza, momento que es aprovechado por los miembros de la policía armada para retirarse por el callejón, después de haber sembrado el pánico, haber herido a treinta personas y dejado el aire irrespirable a causa de la cantidad de botes de humo que habían arrojado.
21,05: Alrededor de cuarenta miembros de las brigadas antidisturbios de la policía armada, vuelven a entrar en la plaza, esta vez por el patio de caballos, realizando otra carga, más enérgica, si cabe, que la primera. La plaza se convierte en una gran humareda y la gente que todavía no ha podido salir a la calle, procura respirar colocándose un pañuelo en la cara. Los mozos que están en el ruedo hacen frente a los disparos de las F.O.P. ‑algunos de fuego real con pistolas- arrojándoles almohadillas y botellas vacías. La carga policial dura alrededor de cinco minutos, resultando heridas más de treinta personas.
Un grupo de personas, ante la imposibilidad de salir de la plaza con plenas garantías para su integridad física, sale del patio de caballos en un camión frigorífico de carne, que está preparado para trasladar los restos de los toros lidiados. Desde la enfermería de la plaza comienzan a trasladarse a los heridos a los centros hospitalarios.
Una vez que la policía abandonó la plaza, tomó posiciones en el exterior. El público se fue retirando a sus casas o refugiándose en otras de amigos, ya que la tensión y la confusión reinaban en Pamplona.
En los alrededores del Gobierno Civil, especialmente en Carlos III, Paulino Caballero y Amaya, se forman barricadas. Los enfrentamientos más duros se registran frente al Gobierno Civil. A escasos metros de ese edificio, ardía una furgoneta de reparto de «El Pensamiento Navarro».
Sobre las 10 de la noche, se reunían en el Gobierno Civil representantes de partidos políticos centrales sindicales, comisión de peñas e informadores, respondiendo a la llamada del Gobierno Civil (por el gobernador Ignacio Llano). Al aparecer el comisario, Miguel Rubio, un representante de peña le pregunta acerca de quien había dado esa orden de entrada de la policía en la plaza. Rubio, muy nervioso, declara en ese momento que él «no había dado la orden». Por su parte, el Gobernador Civil, aseguraba después que a pesar de ser espectador de los hechos, no sabía nada de la orden y que no era capaz de controlar la situación en esos momentos. Igualmente manifestó que había convocado a los presentes para conseguir, entre todos, la paz ciudadana.
Por su parte, todos los efectivos policiales que se encontraban alrededor de la plaza abandonaron el lugar pasadas las diez de la noche, dirigiéndose por Roncesvalles hasta Carlos III y de ahí al Gobierno Civil. La plaza del Castillo, en su confluencia con Carlos III se había convertido en una gran barricada con gran cantidad de coches cruzados así como con las sillas de varios bares. Sin embargo, desde el Gobierno Civil, rodeado por gran cantidad de policías armados, las F.O.P. iniciaron una bajada por Paulino Caballero y entrando a Carlos III por las calles Leyre, Arrieta y Roncesvalles.
Seguían disparando material antidisturbio en dirección a Carlos III. Lo hacían indiscriminadamente a balcones y viviendas, que incluso estaban desocupadas. Entre estos tiros de pelotas de goma y botes de humo se pudo escuchar algún tiro seco, disparado por agentes de las F.O.P. Pocos minutos más tarde, el jefe del grupo tocó el silbato indicando que volviesen a los coches sin que los agentes obedeciesen sus órdenes. El ambiente era irrespirable debido a los botes de humo y los gases allí lanzados. Una vez desaparecidas las F.O.P., tras unos momentos de calma, se escucharon golpes, ruidos de cristales que caían, sirenas de alarma de bancos, manteniendo Pamplona en una tensión y pánico desconocido hasta el momento.
Nuevamente las F.O.P., irrumpen en Paulino Caballero, unos en dirección contraria a la circulación, otros a favor de la dirección, a pie y delante de los vehículos que transitaban por esta zona, hasta confluir con la Av. Roncesvalles.
El material antidisturbios se tornó en fuego real. Era entre las 10 – 10,20 de la noche; los disparos se dirigieron hacia Carlos III. Eran secos, muy diferenciados en cuanto al sonido de los de pelota y botes. Dos de los agentes iban avanzando metralleta en ristre y pistola en mano hacia la Avenida Carlos III.
En la confluencia de Paulino Caballero con Av. Roncesvalles, solamente se encontraban policías y no se escuchaba ni otras voces ni otros ruidos que las suyas y las producidas por sus armas.
«Fueron cinco minutos de muerte». Uno de estos impactos alcanzó a Germán, que cayó herido de muerte; tres jóvenes que lo vieron caer, lo recogieron, trasladándole al Hospital Provincial de Navarra, y junto a él, a otro joven herido de bala en la región axilar. Ambos fueron trasladados en un mismo coche, aparcado en el momento de los hechos en la calle Cortes de Navarra. Ante los gritos de ¡un coche, un coche! el conductor de un R‑8 blanco se ofreció a evacuar a los heridos.
TEXTO DE LAS PEÑAS SANFERMINERAS EN 2008
“Que no tenemos el cuerpo hecho a las cornadas, está gritando el dossier que tienes en las manos. Por desgracia, las crónicas de sucesos, las contabilidades y los dossier, son siempre a toro pasado. Tanto peor para quien va delante. A partir de ahí, y en los últimos 40 años de toreo, nunca los matadores estuvieron más cerca de conseguir tantos trofeos en una sola tarde. Fue al final, como quien regala un toro porque lo piden media docena de aficionados con pancarta.
“Las Peñas, bastante alma y mucha vida de los Sanfermines, teníamos algo que decir sobre lo sucedido. Por separado, como preparamos cada año el rito de estas fiestas extrañamente sagradas e infinitamente ultrajadas.”
Este año todo quedó en el aire: los preparativos, las plazas de hotel, los pañuelos, los gritos de la gente. Bueno, casi todos. Porque a los heridos les puede el corazón más que el aire. Por eso caen. Algunos definitivamente, como el amigo Germán, con el viento de cara soplando a ráfagas.”
Como hemos dicho, con estas palabras comenzaba el dossier que las Peñas elaboraron a raíz de los terribles sucesos de los Sanfermines del 78. Estas palabras escritas por la Comisión de Peñas hace 30 años son la carta de presentación del sentir de las Peñas entonces, y hoy, 30 años más tarde, las seguimos haciendo nuestras.
En esas fechas se vivían momentos convulsos en el panorama socio político del estado español: Después de la muerte de Franco, el Pueblo se revelaba contra la falta de libertades y salía a la calle para pedir un cambio. No desvelamos nada nuevo si decimos que Sanfermines del 78 fue una llamada al orden, algo orquestado, preparado en base a un criminal guión y ejecutado con toda la sangre fría en Iruña que fue el laboratorio utilizado para dar un escarmiento ejemplar y así abortar las ansías de libertad en todo el Estado.
Se reventaron las Fiestas, se masacró a todo un Pueblo, detuvieron a muchos, hirieron a más, y asesinaron a Germán…Ejemplar escarmiento desde luego…. Tan graves fueron los hechos que prácticamente todos los partidos políticos de entonces denunciaron la salvajada cometida, ante la mentira de la versión oficial. Se recibieron muestras de solidaridad de todo el Estado, y en una de las protestas cayó asesinado en Donostia Joseba Barandiarán.
Después, con el paso de los años y desde el poder político se ha querido silenciar la verdad y se ha intentado que olvidemos lo que pasó, hasta nos arrebataron la estela de Germán, el monolito que levantó el Pueblo precisamente para no olvidar. Pero no han logrado sus objetivos: el Pueblo de Iruña no ha olvidado, y además, entre todos y todas hemos conseguido que la estela sea repuesta a su legítimo lugar, este donde nos encontramos y donde cayó Germán.
Las Peñas de Iruña llevamos treinta años recordando, treinta años en los que el 08 de julio salimos juntas de la Plaza de Toros, reivindicando de forma pacífica y en un grito silencioso nuestro derecho a recordar, porque estos hechos forman parte de la memoria de un Pueblo, y no es justo arrancarlos como si nunca hubieran sucedido.
Después de 30 años no hay culpables, no existen condenas y quieren aparentar que aquello no ocurrió, y que no fue otra cosa que un mal sueño colectivo que tuvo, de manera simultanea, toda una Ciudad cuyo único delito era celebrar sus Fiestas. Pero este Pueblo sabe, y las Peñas sabemos, que aquello fue real, y que fue real la orden de la Policía que mucha gente oyó: ”¡Tirad con todas las energías y lo más fuerte que podáis¡”. “¡No os importe matar¡. Y cumplieron las órdenes: masacraron y mataron…… Como van a hacernos creer que aquello no ocurrió. Y si olvidamos les damos la razón. Tenemos que preservar la memoria histórica de nuestro Pueblo y recordar para que nunca vuelva a ocurrir y para que nadie se atreva a nunca a repetir algo semejante.
Para terminar, recogemos las últimas palabras que la Comisión de Peñas escribía en el dossier que elaboró en el 78 sobre estos sucesos:
“Hay una cosa cierta: el esclarecimiento de los hechos es una labor de todos. La petición de justicia debe ser un deseo de todos. Los jueces, cuando llegue el momento, deberán determinar las responsabilidades. El recuerdo de recientes épocas pasadas en las que parte del poder judicial estaba sometido a la normativa del “ordeno y mando” debe quedar definitivamente zanjado. Este es el momento de demostrarnos si de verdad la Democracia es algo más que una aventura en un tuvo de ensayo; es decir, si el poder judicial tiene la suficiente independencia para actuar al margen de los intereses de cualquier grupo político, aunque sea el de la mayoría. Este es el gran dilema. Ahí es nada la Democracia. Nosotros creemos en la Democracia y en la Justicia”.
Estas palabras escritas por la Comisión de Peñas hace treinta años podían ser escritas en este momento, y por eso las Peñas del 2008 las suscribimos y las hacemos nuestras, entonces y ahora seguimos gritando:
CASTIGO A LOS CULPABLES!!!
GERMAN, JOSEBA GOGOAN ZAITUZTEGU!!!
HERRIAK EZ DU BARKATUKO!!!
TESTIMONIO DE UN MADRILEÑO, PRESENTE AQUEL DIA
Soy de Madrid y estuve en los sanfermines del 77, con un viaje que organizó el PCE del distrito centro; dormíamos en los altos de un bar que un compañero de Iruña había alquilado para las fiestas en la calle Jarauta. Lo que viví allí aquellos sanfermines, yo era un crío de 19 años, nunca lo olvidaré. No vi ni veré una explosión festiva popular y política como aquella. Recuerde que el sábado legalizaron el PTE y la ORT y se formó una charanga para celebrarlo.
Aunque tampoco olvidaré por otros motivos los sanfermines del 78. Tengo muy claro que querían reventar unas fiestas que se habían convertido en un espacio popular incontrolable. Llegué el maldito sábado con un amigo, los dos en una moto con la cadena rota y mal reparada (habíamos salido el viernes y la avería nos hizo dormir en la cuneta por Guadalajara). Llegamos de noche, al tran tran, y por la autovía de entrada, ya llegando a Pamplona, recuerdo, y no exagero, como olía a humo y picaban los ojos. ¿Cuántos botes tirarían?
Cuando entramos en la ciudad, la gente en la calle y rotas las farolas, marquesinas, cristales,..un espectáculo dantesco. Enseguida nos contaron lo que había pasado. Un chaval de unos veintitantos, bien vestido, nos explicó indignado que tuvo que sacar a dos pequeños bajo el brazo de la plaza de toros. Te aseguro que no tenía ninguna pinta de revolucionario, vestía como un pijo. Y empujando la moto que ya no tiraba más, cargados con los cascos y las mochilas, nos pasamos aquella noche corriendo delante de los grises hasta que recalamos en la estación de Renfe. Allí acabamos un montón de gente durmiendo, jugando al frontón con las pelotas de goma de la policía y compartiendo bebida y más cosas. Y así hasta el lunes que había huelga general y no podíamos comprar una cadena.
Otro recuerdo son los saltos constantes en esos dos días, y los alrededores de la Diputación, o gobierno civil no estoy seguro, sembrados de piedras y cascotes. Se repartieron octavillas y me traje algunas que guardé. Hace poco, con motivo de un cambio de casa aparecieron y aquí las tenéis.
Un saludo solidario
Adolfo Mansilla
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HOY, EN EL ANIVERSARIO, IRUÑEA LE HA RECORDADO
Nota de Gara
Cientos de personas se han reunido este mediodía en la avenida de Orreaga, junto al monolito erigido en el mismo lugar en el que agentes de la Policía española dispararon y mataron a Germán Rodríguez, militante de LKI, el 8 de julio de 1978.
En el acto también han tenido un recuerdo para Joseba Barandiaran, joven que falleció en Donostia por disparos policiales durante una movilización de denuncia por los sucesos de Iruñea.
Miren Egaña, que ha conducido el acto, ha celebrado el archivo de la causa contra las peñas Armonía Txantreana y San Fermín, así como el hecho de que el militante abertzale Patxi Urrutia, que fue compañero de Germán Rodríguez, ha podido estar presente este año tras permanecer los dos anteriores encarcelado.
Por el contrario, entre los aspectos negativos ha destacado el rechazo de UPN y PSN a la moción presentada para reclamar que se constituya una comisión de la verdad para investigar los sucesos de 1978.
La música también ha tenido un hueco, a cargo de la charanga Jarauta 69, Fermin Valencia y el grupo Indecen-Ez.
Por la tarde, la kalejira de las peñas llegará hasta la estela de Germán Rodríguez.
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