La redacción de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut catalán, cuyo texto íntegro se conoció ayer, no deja lugar para la duda: «La ciudadanía catalana no es sino una especie del género ciudadanía española». El alto tribunal insiste en la «indisoluble unidad de la nación española» y en que «el pueblo español es el único titular de la soberanía nacional». Son éstas las coordenadas que dirigen la maniobra de los poderes más reaccionarios del Estado para vaciar de contenido el texto que fuese primero aprobado por aplastante mayoría en el Parlament catalán y, no conviene olvidarlo, después convenientemente «cepillado» en Madrid antes de someterse al fino cedazo del Constitucional.
El texto aprobado por los magistrados se esfuerza sobremanera en descartar cualquier veleidad pluralista al apuntalar el concepto de la España única. Dicta el TC que sólo existe una nación, la española, y no cabe hacer distinción alguna entre Euskal Herria y Andalucía o entre Catalunya y Cantabria, digan lo que digan no ya la historia o la ciencia, sino sobre todo sus ciudadanos.
La respuesta se dará cita hoy en las calles de Barcelona y Donostia, en sendas manifestaciones en denuncia de la falta de cultura democrática en el Estado español y en defensa de la soberanía de ambas naciones. Una soberanía plena, que encuentre en la decisión popular («Som una nació. Nosaltres decidim», «Nazioa gara, autodeterminazioa») su único límite. En la ciudad catalana, el clamor se prevé histórico en una marcha que finalmente ha encontrado la vía para incluir a todos los actores políticos y sociales, superando excusas y protagonismos. En Donostia se expresará la solidaridad con Catalunya junto a la exigencia de democracia. En este contexto resultan incomprensibles tanto la «cordial» reunión en Madrid del líder del PNV, Iñigo Urkullu, con el presidente del PP, Mariano Rajoy, como las trémulas y confusas explicaciones de los líderes de Aralar para no sumarse a una marcha cuya dimensión fijará los cauces por los que discurrirá la marea abertzale de ahora en adelante.