65 años de ocu­pa­ción de Corea del Sur por Esta­dos Unidos‏

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La corea­na es una nación homo­gé­nea que vivió en armo­nía en un mis­mo terri­to­rio duran­te varios mile­nios, has­ta divi­dir­se en el Nor­te y el Sur hace 65 años. El fau­tor de la dolo­ro­sa sepa­ra­ción nacio­nal es EE.UU. que ocu­pó ile­gal­men­te la mitad meri­dio­nal de nues­tro país.

El impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano des­de hace cien­to y dece­nas de años aco­me­tió actos de agre­sión mili­tar a Corea como un esla­bón de la rea­li­za­ción de su estra­te­gia de domi­na­ción del mun­do. Cuan­do se evi­den­cia­ba la derro­ta de Japón en la Segun­da Gue­rra Mun­dial y el tra­ta­mien­to del pro­ble­ma coreano des­pués de la gue­rra se some­tió a la dis­cu­sión en la are­na inter­na­cio­nal. EE.UU. apro­ve­chó esta opor­tu­ni­dad para ocu­par Corea. En la Con­fe­ren­cia de El Cai­ro con­vo­ca­da en noviem­bre de 1943, en cuan­to a Corea des­pués de la gue­rra, puso la con­di­ción de que se le per­mi­ti­ría la inde­pen­den­cia en el “tiem­po opor­tuno” en vez de la inde­pen­den­cia inme­dia­ta. En la Con­fe­ren­cia de Yal­ta de febre­ro de 1945 inten­tó obte­ner el dere­cho de domi­na­ción mono­po­lis­ta de Corea so color de la domi­na­ción tute­lar, insis­tien­do en la nece­si­dad de 20 – 30 años de pro­tec­ción de Corea. Al ver que la situa­ción se tor­na­ba des­fa­vo­ra­ble por la ofen­si­va gene­ral del Ejér­ci­to Revo­lu­cio­na­rio Popu­lar de Corea y la par­ti­ci­pa­ción del Ejér­ci­to Sovié­ti­co en la gue­rra con­tra Japón, qui­so ocu­par siquie­ra la mitad de la Penín­su­la Coreana.

EE.UU. pen­só que por poco podría per­der por com­ple­to el dere­cho de domi­na­ción de Corea, y con­vo­có el 10 de agos­to de 1945 la reu­nión del comi­té de coor­di­na­ción de tres depar­ta­men­tos de Esta­do, fuer­zas terres­tres y nava­les para deli­be­rar el pro­ble­ma rela­cio­na­do con la capi­tu­la­ción de Japón y fijar en la zona ade­cua­da de la Penín­su­la Corea­na la “línea de repar­ti­mien­to” entre Nor­te­amé­ri­ca y la URSS para la acep­ta­ción de la capi­tu­la­ción de Japón. Así que el Para­le­lo 38˚ de la lati­tud nor­te fue deli­mi­ta­do como línea de divi­sión del Nor­te y el Sur de Corea.

Las tro­pas esta­dou­ni­den­ses, que no toma­ron par­te en la gue­rra de libe­ra­ción de Corea, entra­ron en el Sur de Corea bajo el pre­tex­to del “desar­me del ejér­ci­to japo­nés”, el 8 de sep­tiem­bre, más de 20 días des­pués de la derro­ta de Japón. Y repri­mie­ron cruel­men­te la lucha del pue­blo sur­co­reano por la cons­truc­ción de la nue­va socie­dad, y disol­vie­ron a la fuer­za los comi­tés popu­la­res, par­ti­dos y las orga­ni­za­cio­nes demo­crá­ti­cas, en todas par­tes del Sur.

En la Con­fe­ren­cia de can­ci­lle­res de tres paí­ses que tuvo lugar en Mos­cú en diciem­bre de 1945 EE.UU. pro­pu­so prac­ti­car la admi­nis­tra­ción mili­tar de Corea y des­pués esta­ble­cer el orga­nis­mo de admi­nis­tra­ción por cua­tro paí­ses: URSS, EE.UU., Ingla­te­rra y Chi­na, con la ambi­ción de tomar los “dere­chos de admi­nis­tra­ción, legis­la­ción y juris­dic­ción” de Corea, y tra­tó de impo­ner nue­va for­ma de domi­na­ción colo­nial bajo el rótu­lo de sis­te­ma de tute­la, por un perío­do de 10 años.

EE.UU. inten­ta per­pe­tuar su ocu­pa­ción de Corea del Sur en fla­gran­te vio­la­ción de la reso­lu­ción de las Nacio­nes Uni­das apro­ba­da en 1975, en el XXX perío­do de sesio­nes de su Asam­blea Gene­ral, la cual con­sis­te en disol­ver la “Coman­dan­cia de las tro­pas de ONU” en Sud­co­rea, y reti­rar las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas de esta par­te de Corea. Fra­guó varios “acuer­dos” y “pac­tos” de carác­ter des­igual, que pri­va­ron al pue­blo sur­co­reano de sus dere­chos demo­crá­ti­cos y a la existencia.

Entre ellos figu­ra el “acuer­do de admi­nis­tra­ción” Sur­co­rea-Esta­dos Uni­dos. Al comien­zo fue el “acuer­do del dere­cho de la admi­nis­tra­ción de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas esta­cio­na­das en Corea del Sur” con­clui­do en for­ma del cam­bio de men­sa­jes entre EE.UU. y Sud­co­rea en julio de 1950, al comien­zo de la gue­rra corea­na. A tra­vés de este docu­men­to el impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano, con ambi­ción de la ocu­pa­ción pro­lon­ga­da de Corea del Sur, lega­li­zó la extra­te­rri­to­ria­li­dad de sus tro­pas al esti­pu­lar que el ejér­ci­to sur­co­reano no pue­de ejer­cer la juris­dic­ción de jui­cio penal de los crí­me­nes come­ti­dos por los mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nos en las “cir­cuns­tan­cias espe­cia­les” que es perío­do de gue­rra. En vir­tud de este “acuer­do” fue­ron tole­ra­das las atro­ci­da­des bes­tia­les de los agre­so­res nor­te­ame­ri­ca­nos no solo en el perío­do de la gue­rra sino tam­bién des­pués del cese del fuego.

Ante el cre­cien­te ambien­te anti­nor­te­ame­ri­cano lo trans­for­ma­ron en el “acuer­do de admi­nis­tra­ción” Surcorea-EE.UU., “acuer­do de la posi­ción de las tro­pas esta­cio­na­das”, a fin de enga­ñar la opi­nión públi­ca de la pobla­ción sur­co­rea­na. El docu­men­to dio el pri­vi­le­gio uni­la­te­ral a la par­te del ejér­ci­to nor­te­ame­ri­cano des­de la pri­me­ra cláu­su­la has­ta la final, que esti­pu­lan la “juris­dic­ción del caso penal”, “el uso de tie­rras e ins­ta­la­cio­nes”, “Admi­nis­tra­ción de la sali­da y entra­da al país”. Según el artícu­lo sobre la juris­dic­ción de asun­tos pena­les del ejér­ci­to nor­te­ame­ri­cano, los dere­chos de pes­qui­sa, arres­to y jui­cio de los crí­me­nes nor­te­ame­ri­ca­nos per­te­ne­cen solo a la par­te del ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se. Las auto­ri­da­des sur­co­rea­nas no pue­den dete­ner, inves­ti­gar, ni cas­ti­gar a los mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nos que come­tie­ron deli­tos en “medio del cum­pli­mien­to de debe­res oficiales”.

Al ampa­ro de este “acuer­do” fue­ron tole­ra­das y esti­mu­la­das todas las atro­ci­da­des cri­mi­na­les de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas duran­te varios dece­nios. Por ejem­plo los cri­mi­na­les nor­te­ame­ri­ca­nos que al atro­pe­llar con carro blin­da­do ase­si­na­ron a dos estu­dian­tes secun­da­rias en pleno día en la calle en junio de 2002, fue­ron absueltos.

En varias déca­das des­pués de la con­clu­sión del “acuer­do” en cues­tión el ase­si­na­to, vio­len­cia, rapi­ña y otros crí­me­nes de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas alcan­zan a cin­co casos en pro­me­dio dia­rio y cer­ca de dos mil al año.

Hoy Corea del Sur con muchas bases del ejér­ci­to nor­te­ame­ri­cano, se ha con­ver­ti­do en el máxi­mo arse­nal ató­mi­co del Extre­mo Orien­te, lleno de armas nuclea­res y otros medios sofisticados.

Ya en 1957 el impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano decla­ró ofi­cial­men­te el arma­men­to nuclear de sus tro­pas en el Sur de Corea y en enero de 1958 intro­du­jo armas nuclea­res en Corea del Sur. El núme­ro de arte­fac­tos ató­mi­cos superó un mil en la déca­da de 1970. Corea del Sur ocu­pa el pri­mer lugar del mun­do en la den­si­dad de armas nuclea­res dis­pues­tas, con más de una para cada 100 kiló­me­tros cua­dra­dos de la superficie.

La reti­ra­da de su ejér­ci­to de Corea del Sur cons­ti­tu­ye la pie­dra de toque que hace ver que si EE.UU. tie­ne o no la volun­tad de revo­car su polí­ti­ca hos­til a Corea. Si las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas se reti­ran de Corea del Sur, des­apa­re­ce­ría la cau­sa rai­gal de la gue­rra y la tiran­tez y se crea­rá la coyun­tu­ra favo­ra­ble para la paz y la segu­ri­dad en la Penín­su­la Corea­na y el Nores­te asiático.


Juan Noguei­ra López
Secre­ta­rio de Comunicaciones
Aso­cia­ción de Amis­tad con Corea en el Esta­do Español

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