Ausen­cia de volun­tad de paz – ELN

Varios paí­ses que inte­gran UNASUR han mani­fes­ta­do con cla­ri­dad que el con­flic­to colom­biano, al no ser resuel­to tenien­do en cuen­ta el inte­rés de toda la nación, la oli­gar­quía y el impe­rio pre­ten­den tomar­lo como jus­ti­fi­ca­ción para sus pre­ten­sio­nes gue­rre­ris­tas, tan­to en el país como en el con­ti­nen­te.

La Insur­gen­cia Colom­bia­na, y en par­ti­cu­lar el ELN siem­pre ha expre­sa­do su volun­tad para bus­car una sali­da polí­ti­ca al con­flic­to. Este camino hacia la paz impli­ca trans­for­ma­cio­nes de fon­do a la socie­dad, pues de nada val­dría hacer­le reve­ren­cias a una ban­de­ra blan­ca para que la pobre­za, la indi­gen­cia, el des­pla­za­mien­to for­za­do de 5 millo­nes de com­pa­trio­tas, los miles de mal lla­ma­dos “fal­sos posi­ti­vos”, el ram­pan­te des­em­pleo, la com­pli­ci­dad con los neo­pa­ra­mi­li­ta­res y la corrup­ción des­afo­ra­da, entre otras pla­gas, sigan devo­rán­do­se sin pie­dad a nues­tra que­ri­da Colombia.

Nin­guno de los pode­res del Esta­do han que­ri­do enfren­tar estas pla­gas, por el con­tra­rio han actua­do como ver­da­de­ros cata­li­za­do­res y ade­más se han opues­to a bus­car cami­nos para su supera­ción. 

La oli­gar­quía colom­bia­na ha pre­ten­di­do ven­der la ima­gen que la Insur­gen­cia no quie­re la paz por­que no se des­mo­vi­li­za y se des­ar­ma. ¿No sería más lógi­co pedir­les a ellos que des­ar­men y des­mo­vi­li­cen el mon­tón de pla­gas que seña­la­mos atrás? A todas luces eso es vio­la­to­rio a sus leyes y a su Constitución.

En esen­cia, la sali­da polí­ti­ca al con­flic­to impli­ca tener el valor de ofre­cer otro camino dis­tin­to a la gue­rra para cons­truir un futu­ro de equi­dad, de jus­ti­cia social, demo­cra­cia real, de sobe­ra­nía nacio­nal. El Esta­do Colom­biano y la oli­gar­quía han teni­do la opor­tu­ni­dad para hacer­lo, los recur­sos y el tiem­po, pero no lo han hecho. Habría que pre­gun­tar­se el por qué. Sin duda es la ausen­cia de volun­tad de paz.

Para todos aque­llos que les gus­ta apo­yar sus deci­sio­nes polí­ti­cas en el sen­tir mayo­ri­ta­rio de la pobla­ción, sería bueno que recuer­den que en 1.998 hubo más de 10 millo­nes de votos a favor de una sali­da polí­ti­ca al con­flic­to. Que hoy equi­val­drían a más de 15 millo­nes de votos, muchos más que los saca­dos por San­tos con ayu­da de mafias y para­cos. La nega­ción de esta volun­tad popu­lar por par­te de Uri­be, ha hecho que Colom­bia pier­da casi una déca­da de su futu­ro, miles de millo­nes de dóla­res deja­ron de inver­tir­se en bien­es­tar social para des­ti­nar­los a la guerra.

Esta­mos por una sali­da polí­ti­ca, de cara al país, que se abra la par­ti­ci­pa­ción de la socie­dad en la dis­cu­sión de sus pro­ble­mas y en la ela­bo­ra­ción de pro­pues­tas de futu­ro, pues enten­de­mos que el con­flic­to interno tie­ne unas cau­sas que lo ori­gi­na­ron, y la supera­ción de ellas son la pre­mi­sa para cons­truir la paz.

En la pers­pec­ti­va de una autén­ti­ca sali­da polí­ti­ca al con­flic­to que inter­pre­te a las mayo­rías de Colom­bia, son bien­ve­ni­das las ini­cia­ti­vas de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal y en par­ti­cu­lar las de UNASUR. 

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