En momentos en que algunos comentaristas advierten del aumento de la islamofobia en Estados Unidos, una pequeña iglesia protestante de Gainesville, una ciudad de unos 115.000 habitantes en el norte del estado de Florida, anunció planes de organizar una hoguera de textos del Corán con ocasión del próximo aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El debate sobre la islamofobia, que hasta hace un mes parecía más limitado a Europa, afloró con fuerza en EE.UU. después de la polémica propuesta de construir un centro islámico a pocos metros de la zona cero, en Nueva York.
El promotor del acto en Florida es el pastor Terry Jones, autor de un libro titulado «El Islam es diabólico», que anuncia en su sitio web que la quema «no es un acto de amor ni de odio» sino una advertencia sobre el peligro que representa una religión «que provoca odio».
A pesar de la prohibición por el gobierno local y del llamado de la Asociación Nacional de Evangélicos para que Jones cancele el evento, éste ha declarado a la prensa que como cristiano estadounidense tiene derecho a quemar el libro sagrado de los musulmanes «porque está lleno de mentiras».
Algunas voces han alertado de que la quema en público del Corán podría provocar una reacción airada en todo el mundo musulmán similar a la que se originó en 2005 tras la publicación de unas caricaturas de Mahoma con una bomba sobre su turbante por un diario danés.
«Crisis de identidad»
En opinión de los analistas, la quema de textos del Corán y la histeria suscitada por el proyecto del centro islámico en la zona cero son reveladores de una crisis de identidad en EE.UU. que afecta a uno de sus pilares constitutivos, el pluralismo religioso.
«Esto no tiene que ver sólo con los musulmanes; esto trata de quiénes somos los estadounidenses», declaró a la prensa la directora en Nueva York de la ONG Common Cause, añadiendo que el rechazo al centro islámico abre una puerta que permitirá discriminar a otros grupos sólo porque son diferentes.
Medios de comunicación como la revista Time han planteado directamente la pregunta de si EE.UU. es islamofóbico.
El profesor de estudios islámicos en la Universidad de Georgetown, John Esposito, le dijo a BBC Mundo que en Estados Unidos se está extendiendo un «cáncer social» de la misma gravedad que el odio que en el pasado se dirigió contra judíos o afroamericanos.
En su opinión, los políticos de su país están atizando el miedo hacia lo diferente para ganar votos en los comicios de noviembre próximo, en los que se eligen legisladores y los gobernadores de algunos estados. «Los estadounidenses se sienten asediados económicamente y los mensajes contra todo lo que es percibido como extranjero, ya sea hispano o musulmán, tienen ahora mayor calado».
Para Esposito ese creciente rechazo a los inmigrantes es similar al que viene padeciendo desde hace años Europa.
«Recelo»
Tradicionalmente los estudios han mostrado que la integración económica y educativa de los inmigrantes musulmanes en EE.UU. es mayor que en Europa, un continente en donde el recelo de muchos de sus habitantes hacia el Islam ayudaría a explicar la popularidad de medidas como la reciente prohibición de los minaretes en Suiza o la controversia en torno al uso del velo islámico en Francia.
Algunas ciudades estadounidenses como Detroit tienen comunidades de musulmanes estimadas en varios cientos de miles de personas, generalmente vistas como ejemplos más exitosos de integración que sus contrapartes en Europa.
Sin embargo, una encuesta del centro de estudios Pew publicada el martes revela que la proporción de estadounidenses que tiene una visión favorable hacia el Islam ha caído de un 41% en 2005 a un 30%, pero que el número de aquellos que piensan que el Islam promueve la violencia más que otras religiones se mantiene estable en torno a uno de cada tres encuestados.
Los analistas consideran aún más alarmante el «irracional» aumento del número de estadounidenses que piensa que el presidente Barack Obama es musulmán. Casi una quinta parte de los estadounidenses (18%) opina así, según una encuesta del centro Pew hecha con anterioridad al respaldo que el mandatario dio al proyecto de mezquita en la zona cero.
Esposito, que ha sido asesor del gobierno estadounidense y es un prominente autor sobre el Islam, cree que la senda por la que camina EE.UU. pone en peligro su centenaria tradición de libertades civiles: «Lo que está en juego afecta al núcleo de qué y quiénes somos como país y como sociedad, los pilares de nuestran identidad, y los principios y valores encarnados en nuestra constitución».