Desde Chiapas, desde donde la memoria colectiva está presente, se asoman las garras del capitalismo por todos los rincones contra los pueblos indígenas del país. El Tratado de Libre Comercio, uno de los impulsores del levantamiento zapatista del 94, aún sigue enmascarado bajo la política de las tierras. Actos de imposición, expropiación y ocupación inundan los terrenos comunales de la Madre Tierra.
Lo que en su día fue vendido como un plan de seguridad, actúa una vez más bajo las estrategias del colonialismo y su capitalismo neoliberal.
En este escenario de invasión, los territorios indígenas sufren un conflicto armado latente, que es imposible de entender sin mapear el territorio. Recursos acuíferos, madera, su biodiversidad biológica, el petróleo y el uranio soterrado junto con su situación estratégica, hacen de la zona un atractivo motín. Un alijo para las industrias farmacéuticas, multinacionales, turísticas y grandes potencias como EEUU y la UE.
Policías fronterizas, FBI, cuerpos de la seguridad Israelí además de las distintas formas de ocupación gubernamental asoman sus deseos de posesión utilizando estrategias represivas bajo una amenaza militar y bélica.
En este contexto de seguridad de defensa territorial, se sitúa la resistencia de los compas zapatistas con su modelo de insurgencia y resistencia civil.
Bajo un componente militar se hallan los más de 70 asentamientos, acciones de un Estado militarizado que se transforman en estrategia Integral de Contra Insurgencia. Por otra parte, los paramilitares o grupos armados articulados con el ejército, hostigan y presionan a la población indígena chiapaneca. En términos estratégicos, un alto componente reside en lo civil, aplicando represiones psicológicas, ecológicas y políticas que invisibilizan las acciones del gobierno pasando de lo paramilitar a lo civil.
Aquí se sitúa la campaña mediática contra el pueblo y sus observadores internacionales, así como las amenazas sufridas por el Centro de Derechos Humanos Frayba que trabaja en pro de la defensa social integral. La organización Frayba con su gestión de mezcla entre prácticas jurídicas y políticas, incide en la intervención de los colectivos internacionales. Ante el temor de desenmascare del gobierno y sus agentes, estos intentan paliar por todos los medios, cualquier método de difusión de la realidad.
Varias son las campañas de desprestigio y provocación de enfrentamientos para seguir argumentando de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional mata.
Las vías de agua del gobierno, como es el señor gobernador de Chiapas Sabines, ejerce su poder y trabajo mediático bajo las acciones de publicidad encubierta y sus tareas de maquillación de la pobreza.
ONGs promocionadas por la Agencia de Ayuda al Desarrollo de EEUU, grupos armados y la Iglesia en su composición militar como es ALAS DE AGUILA interactúan como rapaces contra una sociedad organizada y levantada que no cede ante las artimañas neoliberales.
Es así como en un paisaje mundial, esos tecnócratas con rostro social, intentan romper con un tejido social, violando la integridad, los derechos humanos y la identidad comunitaria. Los mismos perros con distintos collares que buscan la posesión y la victoria bajo un estallido armado.
Mientras tanto, ante el silencio del EZLN, la conmemoración del dichoso vicentenario de la «Independencia» mexicana y centenario de la Revolución corroe las entrañas del gobierno por falta de argumentos para poder actuar en la masacre colectiva.
Pero la resistencia, una vez más nos enseña que la dignidad no se vende, que el pueblo resiste y que .…..
ZAPATA VIVE Y LA LUCHA SIGUE!!!
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Askapena. Mexiko Arloa
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