Bag­dad: La ciu­dad de las viudas.

ONU ha reconocido que en estos momentos en Iraq existen más de un millón de viudas debido a la guerra.
ONU ha reco­no­ci­do que en estos momen­tos en Iraq exis­ten más de un millón de viu­das debi­do a la guerra.

En un sucio des­cam­pa­do del barrio de Goduk Shu­la de Bag­dad jun­to a pau­pé­rri­mos vecin­da­rios de des­pla­za­dos y refu­gia­dos de gue­rras civi­les, han arma­do un cam­pa­men­to de gri­ses cara­va­nas metá­li­cas en las que viven alre­de­dor de mil viu­das con sus hijos, a las que ase­si­na­ron a sus mari­dos en Abu Graib, en Falu­ya y Al Anbar . El gobierno de la pro­vin­cia les pro­por­cio­nó hace cin­co años estos habi­tácu­los ali­nea­dos en calles cer­ca­das de un muro. En verano son un horno y en invierno una heladera.

El mari­do de Hai­la Ali Salih fue ase­si­na­do por Al Qae­da en Abu Graib y el de Sami­ra Kaf­ja­di fue secues­tra­do hace tres años sin que nadie sepa su para­de­ro. Las dos muje­res chiíes de menos de trein­ta años, ves­ti­das de cha­dor con sus nume­ro­so hijos de cor­ta edad viven, aban­do­na­das de la mano de Dios. Ape­nas reci­ben ayu­da, excep­to la de una irri­so­ria can­ti­dad de dina­res, cada dos meses. Y aho­ra, en el Rama­dán, se bene­fi­cian de las racio­nes dis­tri­bui­das por orga­ni­za­cio­nes musul­ma­nas piadosas.

Un vie­jo pro­fe­sor ahu­yen­ta­do tam­bién de su pue­blo en el que secues­tra­ron a cua­tro de sus hijos, les ase­si­na­ron y cuyos cadá­ve­res fue­ron devo­ra­dos por los perros, hace de muk­tar o jefe muni­ci­pal del cam­po. Hamid Abu­Muha­mad es hom­bre vigo­ro­so y rebel­de que des­po­tri­ca con­tra la corrup­ción del gobierno o la divi­sión del país, pola­ri­za­do entre los que se incli­nan por Irán y los que pre­fie­ren Ara­bia Sau­dí. “Iraq es como un gato negro, ence­rra­do en una habi­ta­ción oscu­ra, al que bus­ca cie­go”, expli­ca. Con seve­ri­dad, Hamid Abu Muha­mad vigi­la la con­duc­ta de los habi­tan­tes del cam­po. Es impla­ca­ble. La pasa­da sema­na expul­só a varias viu­das de sus cara­va­nas acu­sán­do­las de con­duc­ta licen­cio­sa o por­que se habían ence­rra­do en sus mise­ra­bles habi­tácu­los con forasteros.

Es muy fre­cuen­te en Iraq entre la pobla­ción chií, la prác­ti­ca de la muta, el matri­mo­nio tem­po­ral. La ley islá­mi­ca esta­ble­ce el matri­mo­nio per­ma­nen­te y el tem­po­ral. Por este últi­mo con­tra­to efec­tua­do ante el jeque, sin nece­si­dad de tes­ti­gos, un hom­bre pue­de casar­se con una mujer por un lap­so deter­mi­na­do de días o de años. La muta, muy popu­lar tam­bién en Irán, es con­si­de­ra­da por sus adver­sa­rios una for­ma encu­bier­ta de con­cu­bi­na­to o pros­ti­tu­ción. Para el muk­tar de la ciu­dad de las viu­das es, sim­ple­men­te, “un acto con­tra Dios”. Pero en un país en que la cri­sis eco­nó­mi­ca impi­de a los jóve­nes fun­dar su hogar y son innu­me­ra­bles las viu­das, la ley reli­gio­sa ofre­ce el recur­so de este matrimonio.

En Bag­dad hay encar­ga­dos de estos regis­tros matri­mo­nia­les, per­ca­ta­dos de que pese al opro­bio que aún pro­vo­ca la muta, la evo­lu­ción de la socie­dad per­mi­te las rela­cio­nes sexua­les tole­ra­das por el islam. Las viu­das son muy vul­ne­ra­bles… Hay una ONG de la comu­ni­dad chií, muy acti­va en Bag­dad, en Kar­ba­la y en Nayaf, que pro­por­cio­na a estas muje­res una suer­te de ser­vi­cio de agen­cia matri­mo­nial ade­más de tra­ba­jos case­ros. El matri­mo­nio tem­po­ral ofre­ce segu­ri­dad afec­ti­va y eco­nó­mi­ca a estas des­am­pa­ra­das muje­res. Cuan­do el gobierno no hace nada para resol­ver los pro­ble­mas de las viu­das y de las divor­cia­das, esta ley reli­gio­sa ha pre­vis­to solu­cio­nes y por ejem­plo los hijos de estas unio­nes, son reco­no­ci­dos por sus padres. Ha aumen­ta­do el aco­so sexual, el divor­cio, en estos años de des­truc­ción de la socie­dad de Iraq.

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