De huel­gas-far­sa- Jon Odriozola

Los pri­me­ros que no creen en la huel­ga gene­ral del pró­xi­mo 29 de este mes son sus pro­mo­to­res. Una con­vo­ca­to­ria que se hace con meses de ante­la­ción, o sea, des­pués del recreo esti­val y «civi­li­za­da­men­te», a rega­ña­dien­tes, esto es, a des­ga­na y de mala gana, como a quien le des­pier­tan a media­no­che y, sobre todo, con­tra la cla­se obre­ra a la que dicen repre­sen­tar. Y no con­tra el Gobierno, la mano que les da de comer, y menos aún con­tra el Capi­tal que es la madre de todas y la últi­ma de las batallas.

Pues que, no es ya que el uso de un arma his­tó­ri­ca como es una huel­ga gene­ral polí­ti­ca (vamos a olvi­dar lo de inde­fi­ni­da) en manos de las cla­ses tra­ba­ja­do­ras haya poco menos que dege­ne­ra­do en una ruti­ni­za­ción de la mis­ma equi­va­len­te a una jor­na­da de paro labo­ral… y nada más, sino que se fomen­ta una suer­te de neo­lud­dis­mo en que se pin­ta al Gobierno de turno como «adver­sa­rio» cuan­do, en reali­dad, es el modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta el enemi­go a tumbar.

Se suce­den los Gobier­nos, cae­rá la Monar­quía, ven­drá la Repú­bli­ca, pero se man­tie­ne el sis­te­ma… capi­ta­lis­ta. Ya sabe­mos que la voca­ción de un sin­di­ca­to no es revo­lu­cio­na­ria, pero eso no es excu­sa para meter de matu­te la idea de que con esta huel­ga se va a con­se­guir algo. Cons­cien­te de pasar por agua­fies­tas, no dudo en cali­fi­car a esta huel­ga de pan­ta­lón cor­to de far­sa sin otro obje­ti­vo que con­tro­lar al movi­mien­to obre­ro dan­do, de paso, algún oxí­geno a, pre­ci­sa­men­te, los ven­deo­bre­ros que son CCOO y UGT. Por des­con­ta­do, sobran moti­vos para hacer una huel­ga gene­ral, pero no de esta mane­ra ni lide­ra­dos por estos trai­do­res a la cla­se obre­ra. Al día siguien­te de la huel­ga todo segui­rá igual menos el aumen­to del sen­ti­mien­to de impo­ten­cia de los tra­ba­ja­do­res. Casi estoy por pro­po­ner el méto­do del escra­che que prac­ti­can en la Argen­ti­na: ir a las casas y ofi­ci­nas de los polí­ti­cos y/​o sin­di­ca­lis­tas com­pra­dos y ven­di­dos y recor­dar­les esos epí­te­tos que están en la men­te del lec­tor y yo, gen­te edu­ca­da, no me atre­vo a repro­du­cir. Al menos, amar­gar­les las veladas.

Enton­ces, ¿qué? ¿No hacer nada y cru­zar­se de bra­zos ya que, por lo vis­to, todo es inú­til? No, cla­ro que no. Hoy es la refor­ma labo­ral y maña­na será otra embes­ti­da del capi­tal con­tra el tra­ba­jo. La cues­tión es tener con­cien­cia de la for­mi­da­ble e inmen­sa fuer­za impa­ra­ble de la cla­se obre­ra y tra­ba­ja­do­ra si se enfren­ta deci­di­da­men­te, y bien diri­gi­da y orga­ni­za­da, a este podri­do sis­te­ma ais­lán­do­le a él y a sus maria­chis ven­deo­bre­ros des­en­mas­ca­rán­do­les una y otra vez.

No hay nada que per­der sal­vo las cade­nas. Esta­mos enca­de­na­dos, pero no hemos naci­do per­de­do­res. A quien menos impor­tan los efec­tos de esta huel­ga es al Gobierno y al sis­te­ma. Al revés: les ser­vi­rá para ver has­ta qué pun­to sus mas­ti­nes «sin­di­ca­lis­tas» tie­nen mania­ta­dos a los tra­ba­ja­do­res. Por eso digo lo que nun­ca hubie­ra sos­pe­cha­do: no mal­gas­tar fuer­zas yen­do del ron­zal de los Mén­dez y Toxo (que lo mis­mo cenan en el Bulli de Adriá que se van en cru­ce­ros de lujo como Toxo) para aca­bar en el apris­co del Capi­tal depre­da­dor. No pode­mos que­dar­nos sen­ta­dos espe­ran­do que pase el cadá­ver de nues­tro enemi­go de cla­se delan­te de casa y ante nues­tros morros. Eso no va a pasar nunca.

Fuen­te: Gara

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