La organización revolucionaria armada vasca ETA, se ha dirigido esta vez, a la comunidad internacional, para hacerles saber que esta dispuesta a analizar los pasos que se deban dar, incluidos los suyos, en pos de una solución, en clave democrática para Euskal Herria.
ETA da a entender que el gesto es unilateral e incondicional y así mismo denuncia el cerrazón antidemocrático de Francia y de España.
Ante este cerrazón, es precisamente, que la organización armada afirma que ha hecho zarpar el barco de la oportunidad para la paz justa y que esta dispuesta a atravesar aguas mas profundas aun.
Tambien pide a la comunidad internacional que se implique en la solución de esta largo conflicto y que lo impulse decididamente.
No obstante, según ETA, la llave de la solución esta en la misma Euskal Herria.
Fue a finales de marzo cuando un grupo de destacados mediadores internacionales entre los que se encontraban varios premios Nobel de la Paz reunidos por el asesor de la izquierda abertzale, Brian Currin, pidieron a ETA un alto el fuego y al Gobierno que respondiera con gestos.
En una declaración presentada en el Parlamento Europeo por el mediador sudafricano Brian Currin, los líderes internacionales elogiaron el «compromiso público» asumido por Ezker Abertzalea de recurrir a medios exclusivamente políticos para alcanzar sus objetivos políticos en ausencia total de violencia.
«Pedimos a ETA que apoye este compromiso declarando un alto el fuego permanente, plenamente supervisado», reclaman los firmantes. «Esta declaración, respondida adecuadamente por el Gobierno (español) permitiría que los nuevos esfuerzos políticos y democráticos avancen, que las diferencias se resuelvan y que se alcance una paz duradera», concluyo el texto.
Entre los firmantes de la declaración, mayoritariamente irlandeses y sudafricanos, estaban cuatro premios Nobel de la Paz (De Klerk, Tutu, Hume y la norirlandesa Betty Williams). También está el jefe de gabinete de Tony Blair cuando éste era primer ministro británico, Jonathan Powell, o el ex secretario general de Interpol, Raymond Kendall, así como nueve académicos especialistas en procesos de paz, fundamentalmente de universidades estadounidenses.