Introducción
Desde el comienzo de la crisis, el devenir de las luchas en Euskal Herria está siendo desigual motivado por la situación actual del movimiento obrero, fraccionado entre CC.OO y UGT por una parte, y la llamada mayoría sindical por otro. Bien es cierto que la estrategia de la mayoría sindical a obligado a CC.OO a sumarse en alguna medida a las movilizaciones contra las medidas del gobierno español del PSOE, pero en términos generales, la situación continua en una división del movimiento sindical, que perjudica seriamente la capacidad de lucha de la clase obrera vasca.
El polo sindical reaccionario
CC.OO y UGT, como meras sucursales de las decisiones del PSOE, y por extensión, de la patronal, juegan a dilatar las movilizaciones en beneficio del capital monopolista, centrado en el ataque más brutal de los últimos 40 años contra la clase trabajadora.
Los fondos del FORCEM, los cursos de formación continua, y la financiación directa del estado, han dejado las direcciones de estos dos sindicatos en manos de la reacción. El nulo reconocimiento a la existencia de la singularidad de la clase obrera vasca, y el rechazo a un marco de relaciones laborales propio les a situado al lado de la burguesía española en sus reivindicaciones. Lejos de mirar hacia otro lado, como comunistas debemos redoblar nuestros esfuerzos también en estas centrales reaccionarias, para hacer trabajo político en su seno. A principios del siglo XX se orientaba, por parte de lenin, en este sentido, logrando avances en el movimiento obrero incluso en el seno de las centrales más reaccionarias, siendo actualmente igual de necesario trabajar allá donde este la vanguardia política del proletariado.
La mayoría sindical vasca
Los sindicatos Abertzales LAB, ELA, ESK, STEE-EILAS, EHNE e HIRU son en estos momentos la vanguardia de las luchas contra las medidas en todo el estado. Son los únicos sindicatos que han plantado cara a estas medidas con paros y movilizaciones, y por lo tanto, los únicos que llevan la bandera contra la reforma. Pero no nos engañemos, el horizonte de estos sindicatos es, como mucho, un horizonte meramente economicista, de reivindicaciones cortoplacistas relativas a los derechos de la clase obrera, salarios y beneficios laborales. Ninguna crítica al sistema capitalista asoma en su discurso si no es dentro de los marcos del propio capitalismo. Ninguna crítica se avista sobre la explotación del ser humano por el ser humano, ninguna crítica sobre la propiedad privada.
En definitiva, la situación de la clase obrera vasca es en estos momentos una situación en la cual, en el mejor de los casos, se podría volver a la situación anterior a la crisis del 2008 (aunque dada la división entre la clase obrera vasca, y entre la de todo el estado español, por los motivos antes citados, va a ser difícil), y encontrarnos con 2 puntos porcentuales menos de IVA, un punto menos del IRPF, y la derogación de las medidas relativas a los comités de empresa, etc.
Pero de lo dado a la banca (en forma de crédito y de aval), es difícil que se pueda revertir, por lo que la situación de bancarrota del estado seguiría su curso, hacia el punto al que vamos, que no es otro que la destrucción de todo el sistema público y la entrada en tromba del capital monopolista después de acabar con los últimos resquicios del mal llamado estado del bienestar. Se acabo la era de Keynes, el New Deal a pasado a la historia, y ahora, sin el freno del campo socialista, a la clase obrera solo le queda volver a su sitio, que no es otro que el de cualquier obrero en el resto del planeta. Explotación, miseria y humillación.
Es por ello que ninguna de las dos estrategias sindicales va a resultar fructífera, las dos nos llevarán al mismo sitio, más tarde o más temprano.
La Unidad Obrera
Esta crisis ha constatado lo que la ofensiva del capital contra la clase obrera no ha echo más que comenzar, siendo la clase obrera la gran perjudicada.
Y entre toda esa avalancha de desinformación masiva, se omite lo principal: que toda la riqueza, todo el capital, todas las rentas, que gestionan aquellos a quienes mantenemos (parlamentarios, banqueros, empresarios, jueces, ..) lo genera el principal perjudicado, la principal víctima: la clase obrera.
Nuestros intereses como clase, objetivamente, pasan por trabajar conjuntamente la Unidad Obrera, unidad que tiene que posibilitar la desaparición del fraccionamiento de la clase obrera, para caminar hacia la intersindical única que represente a los trabajadores.
Los trabajadores tenemos que ser conscientes de que todo lo que reluce en esta sociedad, esa ingente capacidad productiva, es producto de nuestro trabajo, y por lo tanto, el beneficio de ese trabajo debe de ser revertido en beneficio de toda la sociedad, y no a la opulencia de ociosos banqueros y empresarios.
La situación de la clase obrera a nivel mundial es consecuencia de un sistema de producción basado en la explotación, que malgasta los recursos del planeta, pues solo tiene por objetivo la apropiación del beneficio del trabajo y la plusvalia para su acumulación sin sentido.
El 29 de septiembre
Por todo lo antes citado, y porque kimetz kolektiboa va de la mano de los trabajadores, de sus esperanzas y de lo que esperan de los sindicatos y no de lo que les vayan a ofrecer, resolvemos apoyar consecuentemente la huelga del 29 de septiembre. La unidad se fragua dando pasos concretos, y este es uno más en el largo y doloroso camino que nos espera por delante.
Por lo tanto, y sabiendo de antemano que esta huelga está convocada a pesar de lo que las direcciones del polo sindical reaccionario desean, y aún a pesar de saber que es un fragrante intento de resolver la papeleta en un solo día, es necesario apoyar a todos los honestos afiliados y delegados de esas centrales, que sí entienden que el camino es la lucha, haciendo trabajo ese día a favor de la clase obrera, la unidad y la solidaridad.
Irailak 29 denok kalera!
Kimetz kolektiboa iraila, 2010ean.