El curso político ha comenzando cargado de expectativas y, a la vez, de incógnitas en Nafarroa. De hecho, a día de hoy sería temerario decir cuáles serán las candidaturas que entrarán en la pugna electoral allá por mayo y qué alianzas políticas se van a ir tejiendo más allá del paso por las urnas. La última gran novedad se produjo el viernes, con la presentación del decálogo sobre las claves del cambio político y social en Nafarroa consensuado por la izquierda abertzale y EA. Pero detrás de las cámaras y micrófonos se van produciendo otros movimientos que apuntan a una realineación general sobre una clave: la entrada en un nuevo ciclo político que da opción de un vuelco histórico a favor de los sectores progresistas y abertzales marginados por el estatus posfranquista. Estos son algunos de ellos:
Acuerdo izquierda abertzale-EA
Por vez primera desde hace tres décadas, dos fuerzas abertzales se han puesto de acuerdo en los contenidos del cambio político y social pendiente en Nafarroa desde la imposición del Amejoramiento en 1982. Hasta el momento, la cuestión de la lucha armada había sido utilizada como el argumento para evitar consensos con la izquierda abertzale, con la única excepción del experimento de EH en 1998 (tras Lizarra-Ga- razi), que acabó de mala manera. Al margen de ello, también es cierto que en estos años izquierda abertzale y EA mantenían otras diferencias en cuestiones de pura estrategia política, como se demostró con la archirecordada votación sobre la ampliación de la enseñanza en euskara a la «zona no vascófona»; recientemente la izquierda abertzale ha hecho autocrítica de aquel voto contrario.
El decálogo presentado el viernes va mucho más lejos de un programa electoral, y acude directamente al fondo de la problemática derivada de este estatus que nunca ha sido sometido a referéndum. A la vez, es lo suficientemente genérico como para ampliar el consenso. Es lo que intentarán ahora los dos firmantes, de modo conjunto.
La implicación de EA demuestra que este pacto es ampliable a Aralar de modo natural, dado que Maiorga Ramírez firmó también un documento de bases políticas con el partido de Patxi Zabaleta en abril pasado ‑curiosamente en el mismo sitio en que el viernes compareció junto a Txelui Moreno‑, a la par que comprometían su concurrencia en coalición a las elecciones de 2011. Aunque ese acuerdo político no ha sido revelado, el hecho de que el PNV o Batzarre no se hayan sumado a él casi seis meses después da otra prueba de que su contenido es perfectamente compatible con el actual decálogo.
Batzarre vira hacia IUN, UGT y CCOO
El divorcio es especialmente evidente en el caso de Batzarre, que ya estaba negociando listas conjuntas con IUN antes de los acuerdos EA-Aralar y EA-izquierda abertzale, y que ahora ha acelerado este proceso. «Diario de Navarra» reveló la pasada semana, con pruebas gráficas incluidas, la existencia de reuniones directas al respecto. En realidad, la «exclusiva» sobraba porque Batzarre no oculta su acercamiento a IUN y tiene casi decidido consultar a sus bases sobre el tema.
Aunque las diferencias con sus hasta ahora socios de NaBai son netamente ideológicas, Batzarre va rompiendo amarras a partir de aspectos formales. En abril ya se quejó amargamente de que se le hubiera ocultado el acuerdo EA-Aralar (tampoco el PNV ni Uxue Barkos fueron advertidos de antemano), y ahora ha hecho lo mismo tras conocer por la prensa que Aralar designaba a Patxi Zabaleta como cabeza de lista de NaBai al Parlamento. «Obviamente, este hecho y alguna grosería que acompañó a la rueda de prensa caminan en la dirección del desencuentro», dijo en una nota posterior. En ella confirmó que tenía una propuesta de IUN «para formar una plataforma electoral de las izquierdas no nacionalistas, con Batzarre, escindidos del PSN e independientes».
La huelga del 29 de setiembre marcará una nueva brecha. Batzarre secunda la convocatoria de UGT y CCOO, que no contará con el apoyo de los sindicatos ni de los partidos abertzales.
Los «nabaizales» se lo piensan
Los llamados nabaizales, presentados como independientes pero en realidad en muchos casos con adscripción política concreta y marcada, habían anunciado iniciativas para tratar de consolidar la fórmula actual de NaBai, pero por el momento la asamblea se pospone. No se trata de un grupo homogéneo, así que mientras algunos muestran su impaciencia con mensajes como «no podemos mirar a otro lado», otros prefieren esperar a la evolución de los acontecimientos, siguiendo la línea tomada por la dirección del PNV de Nafarroa.
La representación pública de este grupo corre a cargo de personas próximas ideológicamente a este partido, como José Luis Mendoza, que ha admitido que «estamos preocupados y cabreados» porque «el pacto de Aralar y EA no tiene mucho que ver con el espíritu que animó los acuerdos de 2007». A este carro nabaizale se ha sumado también José María Ayerdi, presidente de Hamaikabat en Nafarroa, que define el acuerdo del Euskalduna como «frentista» y a Batasuna como «la fuerza antisistema que históricamente ha convertido a una gran parte de navarros y navarras en ciudadanos inofensivos para el Régimen».
En este campo se sitúa también Uxue Barkos, cuya proyección pública ha quedado tocada tras la designación de Zabaleta como candidato a la Presidencia navarra. Barkos ha reaccionado afirmando que no volverá a ser diputada y concejala en Iruñea a la vez.
El papel de «Diario de Noticias»
La izquierda abertzale, mientras, está tocando muchas puertas para sondear la disposición de los agentes a continuar en las coordenadas actuales o impulsar decididamente un cambio en Nafarroa. La última es la de «Diario de Noticias», al que ha remitido una carta en la que apela a «la responsabilidad de este medio para posibilitar un nuevo escenario en Nafarroa y en toda Euskal Herria». La invitación a tomar posición se produce después de que las relaciones entre los independentistas y el diario de Uharte hayan sido polémicas. La izquierda abertzale se queja en la misiva de que su iniciativa no ha sido tratada «con la imparcialidad, objetividad y responsabilidad con que se tratan noticias de otros agentes». Y remarca que la opción de cambio «con mayúsculas» es real e ilusiona a «gran parte de la ciudadanía progresista, de izquierdas y abertzale».
CDN, bisagra en la fusión de la derecha
La derecha navarra no es ajena a todo este movimiento que puede deparar un escenario desconocido y peligroso para sus intereses. Tras la fragmentación provocada durante la legislatura por UPN, las reuniones UPN-UPyD y CDN-PP durante este verano pudieron dar la impresión de que se estaba desatando una mera lucha por el voto en este bloque. Sin embargo, el presidente de CDN, José Andrés Burguete, ha dado la clave al afirmar que es imprescindible reunificarse todos para retener el liderazgo electoral. La pasada semana animó a UPN a conformar una «opción potente» a tres bandas. Parece obvio que CDN juega un papel de mero intermediario para un reencuentro muy complejo, al estar tan recientes las heridas.
Fuente: Gara