“¡Mue­ra EE.UU., mue­ra Oba­ma!”- Nick Turse

En julio, Wiki­leaks, la orga­ni­za­ción reve­la­do­ra de fil­tra­cio­nes, puso a dis­po­si­ción en Inter­net un archi­vo de seis años de dece­nas de miles de docu­men­tos mili­ta­res cla­si­fi­ca­dos, rela­cio­na­dos con la gue­rra de EE.UU. en Afganistán.

Tam­bién dio acce­so por ade­lan­ta­do a esos docu­men­tos a unas pocas publi­ca­cio­nes selec­cio­na­das, inclui­do el New York Times y el Guar­dian bri­tá­ni­co. En su cober­tu­ra ini­cial, el Times comen­zó con afir­ma­cio­nes con­te­ni­das en los docu­men­tos de que el alia­do de EE.UU., Pakis­tán, per­mi­tió que miem­bros de su ser­vi­cio de espio­na­je se reu­nie­ran y cons­pi­ra­ran con miem­bros de los talibanes.

El Guar­dian, por su par­te, se con­cen­tró sobre todo en los ase­si­na­tos de civi­les afga­nos no men­cio­na­dos en los medios, e ini­ció su artícu­lo prin­ci­pal con la decla­ra­ción: “Una inmen­sa reser­va ocul­ta de archi­vos mili­ta­res secre­tos de EE.UU. sumi­nis­tra hoy un retra­to devas­ta­dor de la gue­rra que fra­ca­sa en Afga­nis­tán, reve­lan­do cómo fuer­zas de la coa­li­ción han mata­do a cien­tos de civi­les en inci­den­tes no mencionados”.

En los pri­me­ros días des­pués que se hizo públi­ca la his­to­ria, fue casi impo­si­ble nave­gar el sitio de Wiki­leaks en Inter­net, ya que los usua­rios se apre­su­ra­ron a ver los docu­men­tos. Lue­go Inter­net estu­vo reple­to de dis­cu­sión sobre el aná­li­sis mul­ti­tu­di­na­rio y sin embar­go, sema­nas des­pués, ha habi­do esca­sas inves­ti­ga­cio­nes exhaus­ti­vas de otros con­te­ni­dos cru­cia­les del archi­vo que fue­ron igno­ra­dos ini­cial­men­te –y la mayo­ría de los medios y de los blo­guea­do­res se die­ron por satis­fe­chos, a la espe­ra de que Wiki­leaks reve­le un segun­do con­jun­to de docu­men­tos de la gue­rra afga­na –unos 15.000 en total– en los días o sema­nas por venir.

Sin embar­go, toda­vía hay que ente­rar­se de muchas cosas con­te­ni­das en el pri­mer con­jun­to de archi­vos que for­man el “Dia­rio de la Gue­rra Afga­na” de Wiki­leaks: del hecho de que apa­ren­te­men­te per­so­nal mili­tar paquis­ta­ní estu­vo pre­sen­te en una base de ope­ra­ción avan­za­da en Afga­nis­tán duran­te un inci­den­te de insen­si­bi­li­dad cul­tu­ral que un ofi­cial esta­dou­ni­den­se cali­fi­có de “lamen­ta­ble”, sobre los efec­tos de la gue­rra en afga­nos de a pie, y el modo de pen­sar de ofi­cia­les de EE.UU. que diri­gen las tro­pas de ese país en Afga­nis­tán devas­ta­do por la gue­rra. Lo que sigue son sólo cua­tro ejem­plos del tipo de mate­rial que espe­ra a los que estén dis­pues­tos a pro­fun­di­zar en los archi­vos del por­tal de Wikileaks,

“¡Mue­ra Obama!”

Inclu­so un examen super­fi­cial de los archi­vos de Wiki­leaks reve­la la exis­ten­cia de un vibran­te y sono­ro movi­mien­to de pro­tes­ta afgano –más allá de las recien­tes pro­tes­tas por que­mas reales y pro­pues­tas de Cora­nes en EE.UU.– carac­te­ri­za­do por mani­fes­ta­cio­nes calle­je­ras con­tra diver­sos nive­les del gobierno afgano así como con­tra EE.UU. y sus alia­dos de la coalición.

Por ejem­plo, el 4 de diciem­bre de 2009, sol­da­dos de EE.UU. del Pues­to de Com­ba­te (COP, por sus siglas en inglés) Michi­gan, al cen­tro del Valle del Río Pech y cer­ca de la entra­da al Valle Koren­gal, dis­pa­ra­ron un misil anti­tan­que, cono­ci­do como un TOW, con­tra cin­co afga­nos des­cu­bier­tos en lo que había sido una posi­ción de com­ba­te del enemigo.

Los docu­men­tos se refie­ren a los hom­bres como LN (nacio­na­les loca­les) o AAF (fuer­zas anti­af­ga­nas) y men­cio­nan que se vie­ron armas, pero sin que se evi­den­cia­ran accio­nes hos­ti­les, o inclu­so la inten­ción de rea­li­zar­las. Poco des­pués del ata­que, tras­la­da­ron a un afgano heri­do por el misil al COP para aten­der­lo, pero falle­ció. Lue­go lle­va­ron el cadá­ver de otra víc­ti­ma al pues­to avanzado.

Más tar­de ese mis­mo día, 100 afga­nos del lugar se reu­nie­ron y “blo­quea­ron la carre­te­ra jun­to al Bazaar Kan­di­gal” uti­li­zan­do un peñas­co, alam­bra­das de púas y fue­go como barri­ca­da. Un infor­me inme­dia­to seña­ló: “Los mani­fes­tan­tes están orga­ni­za­dos y se mue­ven hacia el COP Michi­gan. La mul­ti­tud ha cre­ci­do y aho­ra tie­ne una ban­de­ra de los talibanes.”

Cuan­do los “LN” con­ver­gie­ron sobre el pues­to avan­za­do, tro­pas afga­nas alia­das de EE.UU. dis­pa­ra­ron sin efec­to tiros de adver­ten­cia para dis­per­sar a la mul­ti­tud. Enton­ces, sol­da­dos de EE.UU. que dota­ban de per­so­nal las torres de guar­dia del COP se reti­ra­ron y lla­ma­ron a unos ancia­nos del lugar para que ayu­da­ran a cal­mar la situación.

Mien­tras tan­to, según docu­men­tos del ejér­ci­to de EE.UU., 100 “LN” corea­ban “¡Mue­ra EE.UU.! ¡Mue­ra Oba­ma!”. Sol­da­dos afga­nos infor­ma­ron pos­te­rior­men­te a EE.UU. que la pro­tes­ta tuvo que ver en reali­dad con dos niños afga­nos de la aldea Ahmar, de la pro­vin­cia Konar, que murie­ron un día antes por dis­pa­ros de lar­go alcan­ce. EE.UU. cues­tio­nó la afir­ma­ción, y afir­mó que no había mata­do a nin­gún niño y lo atri­bu­ye­ron a pro­pa­gan­da de los talibanes.

El inci­den­te de “¡Mue­ra Oba­ma!” de diciem­bre de 2009 es, sin embar­go, sólo uno de cien­tos de pro­tes­tas, mani­fes­ta­cio­nes y dis­tur­bios afga­nos men­cio­na­dos en la des­car­ga de docu­men­tos de Wiki­leaks. Una mira­da a sólo algu­nas otras pro­tes­tas del mis­mo mes –las más recien­tes en los archi­vos de Wiki­leaks– da una idea del des­con­ten­to popu­lar afgano y de una volun­tad de echar­se a la calle para exi­gir acción.

El 8 de diciem­bre, por ejem­plo, unos afga­nos que, según docu­men­tos esta­dou­ni­den­ses, “pro­tes­ta­ban con­tra el hecho de que no se per­mi­tió que su repre­sen­tan­te ele­gi­do los repre­sen­ta­ra en Kabul, sino que se esco­gió a algún otro, por el que no vota­ron”, blo­quea­ron el trá­fi­co vial para expre­sar sus quejas.

El 10 de diciem­bre, entre 400 y 500 afga­nos se reu­nie­ron en Kabul para pro­tes­tar en nom­bre de la paz y en apo­yo a las víc­ti­mas de la gue­rra así como con­tra la “vio­la­ción de los dere­chos huma­nos en Afga­nis­tán”, dicen docu­men­tos esta­dou­ni­den­ses. El 21 de diciem­bre hubo pro­tes­tas pací­fi­cas en la pro­vin­cia Nanghahar de civi­les con­ven­ci­dos de que no se habían teni­do en cuen­ta sus votos en una elec­ción a un con­se­jo provincial.

El 23 de diciem­bre, cer­ca del COP Zor­mat, en la pro­vin­cia Pak­tia, unos afga­nos loca­les rea­li­za­ron una pro­tes­ta con­tra una recien­te ope­ra­ción mili­tar de fuer­zas de la coa­li­ción en el área. El 27 de diciem­bre, según un infor­me esta­dou­ni­den­se, una mul­ti­tud de 400 afga­nos se con­cen­tró fren­te al pala­cio del gober­na­dor en la pro­vin­cia Nanghahar gri­tan­do “¡Mue­ra el gobernador!».

Los mani­fes­tan­tes –cali­fi­ca­dos por los esta­dou­ni­den­ses de “eno­ja­di­zos” pero “no vio­len­tos”– esta­ban supues­ta­men­te moles­tos por­que sus “votos no se con­ta­ron” en elec­cio­nes pro­vin­cia­les. Más tar­de, infor­mes esta­dou­ni­den­ses remo­de­la­ron la mani­fes­ta­ción como “rela­cio­na­da con la ile­ga­li­za­ción de ven­de­do­res calle­je­ros y que recla­ma­ba nue­vos pues­tos de tra­ba­jo o la lega­li­za­ción de la ven­ta calle­je­ra”. Mien­tras tan­to, el 30 de diciem­bre, unos civi­les afga­nos se reu­nie­ron en la Ciu­dad de Jala­la­bad para pro­tes­tar con­tra supues­tos ase­si­na­tos de civi­les, en la pro­vin­cia Konar, por fuer­zas de la coalición.

“Fuman­do marihuana”

Mien­tras el cul­ti­vo incon­tro­la­do de la ama­po­la del opio en Afga­nis­tán ha lle­ga­do regu­lar­men­te a los titu­la­res duran­te la ocu­pa­ción esta­dou­ni­den­se, la cober­tu­ra del uso por afga­nos ha sido limi­ta­da en gran par­te a artícu­los sobre el asom­bro­so alcan­ce del pro­ble­ma de la dro­ga. (De hecho, se ha esti­ma­do que hay apro­xi­ma­da­men­te un millón de afga­nos adic­tos al opio, la heroí­na y otras drogas.)

Los docu­men­tos de Wiki­leaks ofre­cen, sin embar­go, una visión más ínti­ma de los esfuer­zos de afga­nos can­sa­dos de la gue­rra de bus­car auto­me­di­ca­ción, de los que están invo­lu­cra­dos con las dro­gas y de las acti­tu­des de EE.UU. fren­te al uso de la dro­ga en el país.

Un docu­men­to de diciem­bre de 2009, por ejem­plo, seña­la que ante­rio­res alla­na­mien­tos de alo­ja­mien­tos de fuer­zas afga­nas basa­das en la Base de Ope­ra­ción Avan­za­da Cos­tell habían “halla­do dro­gas”. Tam­po­co fue un inci­den­te ais­la­do. “Duran­te la ins­pec­ción del anti­guo cen­tro del dis­tri­to el Equi­po de Recons­truc­ción Pro­vin­cial [PRT] entró a una pie­za reple­ta de ANP [Poli­cías Nacio­na­les Afga­nos] fuman­do marihua­na” dice un docu­men­to de diciem­bre de 2006.

Sigue dicien­do: “Se encon­tra­ron uni­for­mes de la ANP tira­dos en mon­to­nes de basu­ra o guar­da­dos en con­te­ne­do­res. La poli­cía seña­ló que lle­var un uni­for­me equi­va­lía a una sen­ten­cia de muerte”.

Cuan­do una patru­lla de com­ba­te de EE.UU. entró a la aldea Bashikheyl en octu­bre de 2007, “el jefe de la patru­lla vio varias (5 o 6) agu­jas hipo­dér­mi­cas tira­das por el sue­lo”. Un comen­ta­rio de un ana­lis­ta inclui­do en los docu­men­tos dice:

Es pro­ba­ble que esas agu­jas se usa­ran para chu­tar­se heroí­na. Gene­ral­men­te los aldea­nos pobres fuman marihua­na o ciga­rri­llos con una dosis de opio. El hecho de que pro­ba­ble­men­te se uti­li­za­ran para heroí­na pue­de suge­rir la pre­sen­cia de ACM [mili­cias anti­coa­li­ción] ya que la gen­te del lugar no tie­ne dine­ro para comprarla.

Otro infor­me no rela­cio­na­do seña­la que un fun­cio­na­rio local esta­ba “siem­pre dro­ga­do y no tra­ba­ja bien con la comunidad”.

“No tie­nen cojo­nes para com­ba­tir… se ocul­tan como mujeres”

Docu­men­tos publi­ca­dos por Wiki­leaks tam­bién des­cri­ben el modo en que los mili­ta­res de EE.UU. inten­tan influir a los civi­les extran­je­ros median­te pro­pa­gan­da, des­in­for­ma­ción y bra­vu­co­ne­rías que pue­den lle­gar a ser inju­rias inma­du­ras, alar­des machis­tas y fran­ca misoginia.

Cuan­do tro­pas de EE.UU. se esfor­za­ron por ayu­dar a fuer­zas afga­nas en la “toma y ocu­pa­ción” de la ciu­dad de Musa Qaleh, lle­ga­ron con una serie de “pun­tos de con­ver­sa­ción” pro­pa­gan­dís­ti­cos que dan una idea de los méto­dos esta­dou­ni­den­ses de per­sua­sión e influencia.

La lis­ta comien­za seña­lan­do que tro­pas de EE.UU. han lle­ga­do a pedi­do del gobierno afgano y lue­go pre­sen­ta una eva­lua­ción extre­ma­da­men­te dudo­sa de ese gobierno como “fuer­te y… com­pro­me­ti­do con la gober­na­bi­li­dad, la recons­truc­ción, y el bien­es­tar de todos los afga­nos”. Igual­men­te cues­tio­na­ble es una afir­ma­ción ulte­rior de que las fuer­zas de segu­ri­dad afga­nas “están bien entre­na­das y están aquí para pro­te­ger vues­tros dere­chos e impo­ner las leyes de Afganistán”.

Otro pun­to de con­ver­sa­ción bus­ca apa­ren­te­men­te dis­mi­nuir la impor­tan­cia de las rígi­das obli­ga­cio­nes mili­ta­res de EE.UU. según el dere­cho inter­na­cio­nal de res­pe­tar las vidas y el bien­es­tar de los civi­les, y abdi­car, par­cial­men­te por lo menos, de su res­pon­sa­bi­li­dad de pro­te­ger a los no com­ba­tien­tes, mien­tras admi­ten los fre­cuen­tes ase­si­na­tos de civiles.

Dice: “Los insur­gen­tes tali­ba­nes son cobar­des y se ocul­tan tras afga­nos ino­cen­tes para ata­car las fuer­zas de ANSF e ISAF. Innu­me­ra­bles afga­nos ino­cen­tes pere­cen cada sema­na por esos actos de vio­len­cia sin sentido”.

El tenien­te Jonathan Bros­trom fue aún más direc­to cuan­do se diri­gió a los ancia­nos afga­nos en una shu­ra del Pues­to Avan­za­do Bella en la pro­vin­cia Nuris­tán, según docu­men­tos esta­dou­ni­den­ses: “Les… dije que tie­nen que sacar a las AAF de su aldea… Tie­nen que dar a los tali­ba­nes la opción de aban­do­nar su aldea, entre­gar­se, o ir y com­ba­tir a las CF [fuer­zas de la coa­li­ción] como hom­bres y morir” escri­bió Bros­trom, quien murió en un ata­que de los tali­ba­nes con­tra otro pues­to avan­za­do unos meses más tarde.

Los ancia­nos dije­ron que qui­sie­ran ayu­dar a las Fuer­zas de la Coa­li­ción, pero que los gue­rri­lle­ros eran dema­sia­do nume­ro­sos y la aldea no cuen­ta con armas para con­tra­rres­tar una gran fuer­za arma­da. A pesar de su impo­ten­cia, Bros­trom insis­tió en que la gen­te del lugar arries­ga­ra sus vidas y las de sus fami­lias a favor de sus hom­bres y de su misión.

Tam­bién cayó en la fan­fa­rro­ne­ría sexis­ta para expre­sar su opi­nión, a pesar de que su coman­dan­te y jefe había alar­dea­do de ase­gu­rar los dere­chos de las muje­res como una carac­te­rís­ti­ca cla­ve de la ocu­pa­ción esta­dou­ni­den­se. “Le dije que las AAF se apro­ve­chan de su hos­pi­ta­li­dad y que son cobar­des por ocul­tar­se en su aldea, y que son débi­les y no tie­nen cojo­nes para com­ba­tir abier­ta­men­te a las Fuer­zas de la Coa­li­ción; se ocul­tan como mujeres.”

“Esta­ban hacien­do ges­tos obscenos”

Supues­ta­men­te los mili­ta­res de EE.UU. han dedi­ca­do mucho esfuer­zo a la demos­tra­ción de mayor sen­si­bi­li­dad cul­tu­ral hacia los afga­nos, des­pués de poner un cre­cien­te énfa­sis en la con­tra­in­sur­gen­cia en los últi­mos años. Docu­men­tos de diciem­bre de 2009 sugie­ren, sin embar­go, que sus esfuer­zos siguen sien­do defi­cien­tes. A media­dos de mes, una adies­tra­do­ra de perros de la Fuer­za Aérea de EE.UU. reali­zó un alla­na­mien­to de una mez­qui­ta en una base con­jun­ta esta­dou­ni­den­se-afga­na de ope­ra­ción avanzada.

“Des­pués de la bús­que­da, la ABP [Poli­cía Fron­te­ri­za Afga­na], los ASG [Guar­dias de Segu­ri­dad Afga­nos] e intér­pre­tes afga­nos se eno­ja­ron mucho por­que un equi­po feme­nino a car­go de perros entró a la mez­qui­ta” dicen los docu­men­tos esta­dou­ni­den­ses que des­cri­ben el inci­den­te. Con sus alia­dos enfu­re­ci­dos, el coman­dan­te de los ocu­pan­tes se vio obli­ga­do a ini­ciar un con­trol de daños inme­dia­to y se reu­nió no sólo con repre­sen­tan­tes de las fuer­zas de segu­ri­dad afga­nas sino tam­bién, según los docu­men­tos, con miem­bros de las fuer­zas arma­das paquis­ta­níes de la base para pre­sen­tar dis­cul­pas, mien­tras com­pra­ba “una vaca para sacri­fi­car­la a fin de puri­fi­car la mezquita”.

Al mis­mo tiem­po, otros miem­bros del per­so­nal de EE.UU. comen­za­ron a tomar medi­das para limi­tar las reper­cu­sio­nes en caso de que noti­cias del inci­den­te se difun­die­ran fue­ra de la base a las aldeas loca­les. Al pare­cer, la adies­tra­do­ra de perros de la fuer­za aérea fue reasig­na­da y ale­ja­da rápi­da­men­te de la base, mien­tras se orde­na­ba que se vol­vie­ra a entre­nar a todo el per­so­nal esta­dou­ni­den­se res­pec­to al “res­pe­to y dig­ni­dad para la pobla­ción local, sus cos­tum­bres y creen­cias, y las acti­tu­des acep­ta­bles den­tro y fue­ra de una mezquita”.

Las tro­pas afga­nas alia­das no son las úni­cas que se enfue­re­cen por la acti­tud de la tro­pa de EE.UU. Un jefe en una shu­ra, según docu­men­tos esta­dou­ni­den­ses: “decla­ró que los resul­ta­dos han sido nega­ti­vos des­pués de cada ope­ra­ción de la coa­li­ción”. Men­cio­nó a con­ti­nua­ción que “las per­so­nas se han sen­ti­do agra­via­das por esto”. Otros tam­bién se pro­nun­cia­ron. Un pasa­je de un resu­men del ejér­ci­to de EE.UU. de los acon­te­ci­mien­tos en la reu­nión, dice:

El jefe de la shu­ra decla­ró que duran­te los últi­mos tres meses de ope­ra­cio­nes no ha habi­do logro alguno. Cuan­do se le pre­gun­tó sobre la pre­sen­cia de los INS [insur­gen­tes] decla­ró que hay sólo 6 TB [tali­ba­nes] pero 100 ladro­nes, 100 ase­si­nos, y 100 dro­ga­dic­tos en el valle. La ani­mo­si­dad y los com­ba­tes en Tagab han teni­do lugar duran­te 35 años y la gen­te se va del valle por ese motivo.

Docu­men­tos de EE.UU. tam­bién seña­lan que la pobla­ción local que vive cer­ca de la Base de Ope­ra­ción Avan­za­da Salerno en la pro­vin­cia de Jost dis­pa­ra regu­lar­men­te con­tra los avio­nes de la coa­li­ción como lo hizo un civil, el 25 de julio de 2009, “moles­to por­que los avio­nes daban varias vuel­tas y vola­ban bajo sobre su casa”.

No fue el pri­me­ro (y sin duda, no será el últi­mo) en expre­sar su eno­jo ante unos extran­je­ros que sur­ca­ban los cie­los de su patria. Por ejem­plo, el infor­me pos­te­rior de un pilo­to des­pués de otro sobre­vue­lo, dice: “Se obser­va­ron ban­de­ras blan­cas y negras sobre los techos de los LN. Vimos más de 20 vivien­das con ban­de­ras y la pobla­ción local pare­ce estar moles­ta por nues­tra pre­sen­cia. Tra­ta­ron de lan­zar pie­dras y hacían ges­tos obscenos”.

¿Qué que­da en Wikileaks?

Apar­te de la pers­pec­ti­va sobre el acti­vis­mo y el uso de dro­gas en Afga­nis­tán, los méto­dos mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses, su pro­pa­gan­da y sus erro­res cul­tu­ra­les, así como sobre la reac­ción afga­na ante ellos, hay mucho más que apren­der del Dia­rio de la Gue­rra Afga­na de Wikileaks.

Aun­que el Guar­dian hizo un tra­ba­jo admi­ra­ble al con­cen­trar­se en las víc­ti­mas civi­les cata­lo­ga­das en los archi­vos, toda­vía hay mucho mate­rial en el mon­tón de docu­men­tos sobre el sufri­mien­to dia­rio de afga­nos de a pie y la penu­ria de vivir día tras día bajo ocu­pa­ción extran­je­ra –temas que han sido muy des­cui­da­dos a pesar de casi una déca­da de cober­tu­ra noti­cio­sa de la gue­rra esta­dou­ni­den­se en Afganistán-.

Con un poco de suer­te, cua­les­quie­ra publi­ca­cio­nes que sean ele­gi­das por Wiki­leaks para reci­bir sus pró­xi­mos 15.000 docu­men­tos sobre la Gue­rra Afga­na, pro­fun­di­za­rán un poco más y bus­ca­rán en los archi­vos mate­rial sobre los efec­tos dia­rios de la gue­rra en los que sopor­tan des­pro­por­cio­na­da­men­te su peso, los civi­les afga­nos. Es la ver­da­de­ra his­to­ria secre­ta de la gue­rra que, inclu­so tan tar­de, toda­vía tie­ne que ser inves­ti­ga­da en un sen­ti­do exhaus­ti­vo o integral.

………..

Nick Tur­se es edi­tor aso­cia­do de Tom​Dis​patch​.com y gana­dor del Pre­mio Ridenhour 2009 a la Dis­tin­ción Infor­ma­ti­va, así como el Pre­mio James Aron­son para el Perio­dis­mo de Jus­ti­cia Social. Sus tra­ba­jos se publi­can en Los Ange­les Times, The Nation, In The­se Times y, regu­lar­men­te, en Tom­Dis­patch. Tur­se es actual­men­te miem­bro del Cen­ter for the Uni­ted Sta­tes and the Cold War de la Uni­ver­si­dad de Nue­va York. Es autor de “The Com­plex: How the Mili­tary Inva­des Our Every­day Lives”, (Metro­po­li­tan Books). Su pági­na en Inter­net es: Nick​Tur​se​.com

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