La prioridad de Blanco se centra principalmente en dos grandes actuaciones: la conexión ferroviaria de algunos puertos que aún no disponen de ella, como es el caso de Algeciras y Barcelona, y la clausura de grandes proyectos de alta velocidad, como su llegada definitiva a Galicia y el corredor del Mediterráneo. Las mismas fuentes aseguran que varias constructoras extranjeras podrían entrar a pujar en los concursos de estos proyectos.
Al borde de la quiebra
La entrada de estos nuevos agentes es prácticamente el último cartucho para un sector que camina desde hace meses por la cuerda floja y que, a falta de medidas excepcionales, podría entrar en barrena a finales de año. El pasado mes de abril, el sector vio en el Plan Extraordinario de Blanco una vía de escape a la caída en picado de licitación de obras. Sin embargo, la sequía de financiación ha convertido este camino en un espejismo. Y es que, a pesar de los acuerdos firmados entonces por Fomento con la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), la Asociación Española de Banca (AEB), el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), las reticencias del sector financiero a asumir más riesgos en infraestructuras españolas han ido creciendo. Y lo han hecho en paralelo al deterioro de la grave situación que viven algunas de las autopistas de peaje nacionales, pese a que en su momento fueron avaladas por el Estado.
Aunque se trata de dos casos diferentes, lo cierto es que el mal precedente de uno está condicionando de hecho el futuro del segundo. Las garantías que ofreció el Estado sirvieron de impulso para que los bancos financiaran en la última década proyectos que ahora resultan no ser viables y, sin embargo, el patrón de austeridad impuesto a España por Bruselas está poniendo en duda la posibilidad de respuesta real del Estado.
En las empresas, el patrón se repite: son autopistas con una baja intensidad de tráfico —que, de hecho, dista varias cifras de las previsiones iniciales— lo que les impide cumplir con la previsión inicial de ingresos y, por tanto, de pagos. El ejemplo más claro es la autopista entre Madrid y Toledo, que tenía unas previsiones de tráfico iniciales de 17.000 vehículos al día y la realidad es que no llega casi ni a los 2.000.
Fuentes del sector consultadas apuntan a que, entre finales de este año y principios del próximo, comenzarán buena parte de los vencimientos de deuda, lo que podría desembocar en una cascada de concursos de acreedores. Llegado este punto, se activarían las garantías estatales —algo con lo que no están dispuestos a cargar en el Ministerio de Economía— por lo que en Fomento trabajan a marchas forzadas para encontrar una solución negociada entre Bruselas y las concesionarias afectadas.
Ferrocarriles en jaque
Otro punto caliente que debe abordar Blanco antes de que finalice el año afecta a numerosas líneas de tren. La decisión sobre a qué trayectos habrá que echar el cierre debía haber sido tomada en septiembre aunque, finalmente, se conocerá a lo largo de noviembre. Las líneas que mantengan la declaración de servicio publico, tendrán garantizadas una subvención para garantizar su viabilidad en función de criterios socio-económicos, mientras que aquellas otras que no respondan a estos objetivos y no haya demanda para sostenerlas serán clausuradas.