Las bestias de Sodoma y Gomorra se revuelcan de felicidad en los charcos de sangre generados por los bombardeos criminales perpetrados contra la insurgencia fariana. Los golpes han sido duros para las y los combatientes de las FARC-EP. El asesinato de los comandantes Domingo Biojó y Jorge Briceño, así como posiblemente de Lucero Palmera, compañera de Simón Trinidad, y de alrededor de 60 guerrilleros, enluta a las fuerzas revolucionarias no sólo en Colombia, sino en América Latina y en otros lugares del mundo en los que se lucha contra el imperialismo, las burguesías y las oligarquías vende patrias.
Las y los cretinos periodistas al servicio de falsimedia no disimulan su felicidad. No satisfechos con la desaparición física de las y los combatientes de las FARC-EP, pretenden enlodar su imagen lanzando todo tipo de infamias, calumnias y falsedades sobre quienes han entregado su vida por la causa de la liberación del pueblo oprimido y explotado de Colombia.
La guerra psicológica llevada a cabo por el imperialismo, las oligarquías y su industria mediática para generar una imagen negativa de la insurgencia revolucionaria colombiana es permanente. A través de una poderosa campaña propagandística centrada en la mentira y en la generación del miedo entre la población, se ha desprestigiado a las FARC-EP, organización revolucionaria que hoy es presentada como un cartel de la droga, como una agrupación terrorista, sin ideales políticos.
Tras el asesinato del Comandante Jorge Briceño, se ha puesto en ejecución todo el arsenal de infamias e insultos que los detentadores del poder tienen para referirse a quienes osan hacerles frente.
Juan Manuel Santos, actual Presidente de Colombia, con su sonrisa macabra, deleitándose por el asesinato del Comandante de las FARC-EP, al igual que lo hizo cuando fue Ministro de Defensa del gobierno uribista y dio a conocer la noticia del asesinato del Comandante Raúl Reyes, dijo: “El símbolo del terror en Colombia ha caído”. De inmediato, los borregos mediáticos han repetido una y otra vez la frase expresada por Santos, a la vez que han ido elaborando un sinnúmero de informaciones, con hechos sacados de contexto o simplemente apócrifos, para “demostrar” la crueldad del hombre que para ellos ha sido el “más malo” en la historia colombiana.
Los paracos Castaño Gil, Jorge 40, Salvatore Mancusso, ejecutores de las políticas criminales de la oligarquía colombiana, causantes de los crímenes y las matanzas más terribles contra la población pobre e indefensa, principalmente en el campo, los mismos que gozaron del apoyo y protección del ejército criminal de ese país para aniquilar la base social de la guerrilla, no deben ser mencionados como los verdaderos ejecutores de la violencia en Colombia. Mucho menos los generales carniceros como Rito Alejo del Río, Mario Montoya, Freddy Padilla de León, Óscar Naranjo, todos ellos involucrados en el negocio de la droga, asesinatos contra la población civil y violación de los derechos humanos. Ellos, responsables directos de los falsos positivos, de la masacre de la población campesina para hacerlos pasar como guerrilleros y cobrar las recompensas económicas, no son el símbolo del terror sino de la paz que quieren imponer a Colombia a punta de bombardeos. Así de hipócritas, cínicos y mentirosos son los medios al servicio de los poderosos.
No han escatimado absolutamente nada para atacar la figura del Comandante Jorge Briceño. Abundan editoriales, escritos donde se lo califica de terrorista, asesino, psicópata, inhumano, autoritario, estafador. Otros, embriagados de odio, repiten lo que los “neutrales” oficiales del ejército colombiano afirmaban del legendario guerrillero a quien lo inculpan de haber tenido el “comportamiento de un narco, de haber sido bebedor de whisky y coñac y de tener una alimentación privilegiada, llena de gustos y caprichos”.
¡Cuánto excremento difunde la propaganda del imperialismo y la oligarquía contra la insurgencia revolucionaria colombiana!
Se escudan en su moral burguesa, hipócrita, pacata, para juzgar a otras y otros, ocultando lo que ellos hacen. Habría que preguntar a esos cretinos quiénes son los que están en los prostíbulos de lujo, quiénes derrochan dinero en bebida y drogas, quiénes despilfarran fortunas en el juego, quiénes se alimentan hasta el hartazgo en los grandes bufetes de sus palacetes.
Si el “Mono Jojoy” hubiese tomado un trago en alguna ocasión, comido algo delicioso o incluso poseído alguna cosa valiosa como quieren espectacularizar sus detractores con el supuesto hallazgo de un reloj Rolex, eso no afectaría, en ningún sentido, su condición de revolucionario. Al contrario, permite verlo en su dimensión humana, porque las y los seres humanos tienen derecho a satisfacer determinados deseos para convertirlos en placeres, siempre y cuando estos no se consigan por medio de la explotación del trabajo ajeno, del abuso e imposición de los poderosos frente a los débiles.
¿Pueden demostrar estos cretinos mediante alguna prueba contundente que Manuel Marulanda, Raúl Reyes, Jorge Briceño tuvieron alguna posesión? ¿Qué vivieron rodeados de comodidades? ¿Qué estuvieron rodeados de lujos? Ellos vivieron como lo que fueron: hombres del pueblo trabajador, luchadores implicados profundamente con la revolución, combatientes guerrilleros. Gozaron del privilegio de compartir con la gente humilde, con el campesinado. Disfrutaron de la naturaleza, de la selva, de sus árboles y sus ríos, pero también supieron vencer con valentía las dificultades que el entorno les generaba. ¿Podrían quienes quieren mantener sus privilegios soportar el intenso calor, las fuertes lluvias, los zancudos, el paludismo, las culebras, el “pito” y demás adversidades? ¿Dejaría la oligarquía sus clubes privados, sus casinos para adentrarse en la jungla? Ni siquiera los soldados del ejército fascista lo hacen, porque ellos no están permanentemente en la selva, porque sus helicópteros los transportan directamente a sus cuarteles para que se relajen. Jorge Briceño, en cambio, no se doblegó incluso frente a los problemas generados por un deterioro de su salud.
El “Mono Jojoy” si fue un hombre intransigente. No cedió un ápice en sus principios y en los de la organización revolucionaria de la cual fue su Comandante Militar. Que no tenía pelos en la lengua, también. Y que cuando mando a la Constitución y las leyes de Colombia al carajo, tuvo plena razón. ¿Acaso no luchan las FARC-EP contra el Estado oligárquico? Entonces ¿por qué tendrían que aceptar esa normativa jurídica? Para los poderosos, para la gente engañada por la maquinaria propagandística transmitida a través de falsimedia, las leyes son sagradas. La ley, decía Marx, no es otra cosa que la expresión de la voluntad de la clase dominante y, a través de ella, los poderosos pretenden justificar legalmente su dominación. A esa “legalidad”, como marxista-leninista que fue, se enfrentó el Comandante Jorge Briceño.
Para deshonrarlo, lo acusan de haber cometido un sinnúmero de crímenes y de haber sido el responsable de diversas acciones militares que provocaron la muerte de varios soldados y policías. ¡Cuánta estupidez y pusilanimidad hay en quienes expresan esto!
La forma en que estructuran su discurso está diseñada para confundir. Cada palabra tiene la intencionalidad de falsear la realidad. Cuando el ejército criminal colombiano da de baja a los combatientes revolucionarios, hablan de guerrilleros muertos en combate. Incluso exaltan las cifras de caídos. Cuando la guerrilla da de baja a quienes los combaten, hablan de los asesinatos que los terroristas han causado a policías o militares. La deshumanización de la insurgencia es parte de la guerra sicológica que lleva adelanten los grupos de poder en Colombia para hacerles ver como bestias.
Jorge Briceño fue un gran estratega militar. Su genialidad en este campo permitió propinarle a la policía y al ejército colombiano duros golpes. Nunca abandonó a sus tropas, combatió junto a ellas, compartió cada momento con sus camaradas, lo cual hizo que se ganara la admiración y el cariño de la guerrillerada. En su mente siempre estuvo, como lo estuvo en la mente de Manuel, la necesidad de lograr la liberación de las y los guerrilleros farianos presos. Lograr el canje era la solución. Pero para lograrlo había que dar un sacudón al Estado colombiano, a la sociedad misma, haciendo prisioneros a los peces gordos de la política de ese país. ¿No es legítimo eso? ¿No han sido esos políticos los responsables de lo que sucede en Colombia? ¿No forman parte de los grupos de poder que han sumido en la pobreza al pueblo colombiano?
Y de nuevo las acusaciones: ¡Que las FARC-EP lanzan ataques contra la población! ¡Que asedian y destruyen poblados! Si bien es cierto que en la confrontación militar la población civil es la más afectada desde todo punto de vista, no hay que olvidar que las FARC-EP no atacan poblaciones, sino guarniciones, cuarteles militares o policiales y que los cercos guerrilleros están dirigidos contra soldados y policías. Pueden cometerse errores, eso es innegable. De ahí a afirmar lo otro, es parte de la falsificación que realizan con el objetivo de desprestigiar el accionar guerrillero.
Mentirosos contumaces, quieren achacarle al Comandante fariano la autoría de hechos que las FARC-EP no los han cometido, como la explosión de una bomba en el lujoso Club El Nogal, en la ciudad de Bogotá. Si investigaran o dijeran lo que saben, la gente podría conocer en primer lugar que en ese club los paramilitares planificaban sus políticas y, en segundo lugar que el atentado fue planificado y ejecutado por los propios paramilitares.
Sedientos de sangre, hoy están felices por los golpes propinados a la insurgencia fariana. Lo que no dicen es que la guerra todavía no la han ganado, que los éxitos obtenidos lo han logrado por el uso de una tecnología militar superior que para la insurgencia es imposible tenerla, que si bien han dado golpes certeros a las FARC-EP, esta organización revolucionaria, lejos de debilitarse o de estar al borde de la derrota, se ha fortalecido tras los ataques sufridos en marzo de 2008 que significaron la muerte del Comandante Raúl Reyes, que según las propias versiones de los oficiales del ejército colombiano, las tropas no pueden combatir en forma efectiva contra las fuerzas guerrilleras en el territorio selvático, lo cual demuestra un mayor conocimiento del terreno y la zona selvática por parte de la insurgencia.
¿De qué se vanagloria el ejército colombiano?
Para matar al Comandante Jorge Briceño utilizaron 7 toneladas de bombas, 72 aeronaves, entre aviones y helicópteros. No combatieron en tierra, lo bombardearon. Mientras abajo, pese a la destrucción provocada por la salvaje agresión, los guerrilleros sobrevivientes batallaban con valentía frente al cobarde ataque.
Aviones Super Tucano, helicópteros Black Hawk, bombas con tres efectos: uno que enciende fuego, uno de onda explosiva y otro de fragmentación que expulsa esquirlas fueron algunas de las armas que se utilizaron para acabar con la vida del legendario guerrillero.
Más allá del ataque, la destrucción provocada y la muerte de combatientes guerrilleros, las FARC-EP demuestran organización, trabajo y decisión combativa. Campamentos bien estructurados, trincheras, redes de comunicación y abastecimiento, alimentos necesarios para las y los combatientes indican que lejos de ser una guerrilla diezmada, las FARC-EP tiene la capacidad de reorganizarse frente a las adversidades y de readaptarse a las diversas condiciones de lucha que las circunstancias del combate con el enemigo le imponen.
El Estado colombiano y sus fuerzas militares se jactan de realizar operaciones exitosas, gracias a tareas de “inteligencia”. Hay que reconocer que gracias a las actividades de los aparatos de seguridad y sus equipos de espionaje han logrado infiltrar elementos en las fuerzas guerrilleras. Eso históricamente ha sucedido dentro de las organizaciones revolucionarias, sobre todo con aquellas que están sometidas a condiciones difíciles de lucha como resultado de la persecución y represión. Pero más que todo, los datos que ha podido obtener la “inteligencia” colombiana se ha debido a la política de delaciones fomentada por la Seguridad Democrática uribista que mediante el pago de jugosas recompensas compra a los más débiles ideológica y políticamente, a los indecisos, a los que no les interesa sino solamente su bienestar. Esa “inteligencia” está nutrida de datos proporcionados por traidores, por sapos, por delincuentes que venden su alma al mejor postor. Ahí está Karina, mujer que perdió su condición de revolucionaria para convertirse en una vulgar informante del ejército, todo a cambio de unas monedas.
Las FARC-EP deben estar atentas frente a esto. Fortalecer las medidas de seguridad y las tareas de inteligencia y contrainteligencia. La compartimentación de la información es muy necesaria y la duda frente a personas que de una u otra manera no han sido probadas dentro del combate político-militar. De igual manera, hay que prestar atención a visitantes y saber distinguir entre quienes van por solidaridad a un campamento guerrillero y quienes pueden ir a espiar y obtener datos para el enemigo.
El presidente Juan Manuel Santos y su Ministro de Defensa Rodrigo Rivera hablan de paz y “prosperidad democrática”. La paz que desean es la de los cementerios. La forma de lograrla los bombardeos, los falsos positivos, los asesinatos, las fosas comunes como la de La Macarena.
Las FARC-EP a través de su Comandante Alfonso Cano, hizo un llamado a la paz y al diálogo. La respuesta fue arreciar contra la organización revolucionaria y cerrar toda posibilidad de solución política al conflicto.
Ahora lanzan sus cobardes ataques contra Piedad Córdoba, mujer digna que ha luchado por la paz, lo cual para la política guerrerista del Estado colombiano es un obstáculo. Les duele las verdades que dijo “La Negra” al señalar en Europa que “Colombia es una fosa común, el mayor cementerio de América Latina”, convertida en esto por militares y paramilitares de ese país que han asesinado a gente del pueblo. La inhabilitación política de Piedad Córdoba, así como su judicialización no es más que parte de la estrategia del régimen fascistoide colombiano para quitarse de encima a esta luchadora por la paz. Mientras, el gobierno de Obama certifica al gobierno colombiano por su defensa y respeto de los derechos humanos. ¡Cuánto cinismo!
Para ocultar la intervención gringa en el conflicto, el aparato de propaganda del ejército colombiano quiere hacer aparecer la operación que dio muerte al Comandante Jorge Briceño como estrictamente desarrollada por las fuerzas militares de ese país. Sin embargo, por información proporcionada por oficiales del ejército colombiano, reproducida por los medios, se indica que la operación fue planificada en la base gringa de Larandia. ¿Los asesores gringos estuvieron de espectadores o al margen de lo que se planificó? ¿De dónde proviene la tecnología militar de la que hace uso el ejército colombiano?
Detrás de todo esto está la mano del imperialismo yanqui y de los aparatos de espionaje del sionismo israelí.
Nuevas acciones criminales contra la insurgencia colombiana se están planificando. Eso es un hecho comprobado por las mismas declaraciones de Santos. Las FARC-EP deben estar en estado de máxima alerta. No hay que darle, como decía el Che, ni un tantito así al enemigo. La propaganda enemiga quiere crear zozobra, incertidumbre entre las filas guerrilleras. Hablan de divisiones, de pugnas, de la existencia de un ala militar y un ala política en las FARC-EP. Cretinos, miserables no han llegado a entender la capacidad de esta organización revolucionaria para dialécticamente sobreponerse a los reveses y reorganizar su plan estratégico para continuar en la lucha, mientras el Estado colombiano se niegue a la solución política.
La lucha es dura, pero continúa. No podrán vencer los enemigos del pueblo. El ejemplo del querido “Mono Jojoy” servirá para que entre las filas de la guerrillerada fariana se forjen hombres y mujeres que, lejos de pensar en la obtención de beneficios materiales, luchen por construir una Patria Nueva y Socialista en Colombia, tal como lo hizo el gran estratega militar de las FARC-EP.
¡Gloria eterna a los héroes caídos en la resistencia al opresor!
¡Gloria eterna a todos los combatientes que han entregado su vida por la causa de la liberación de nuestro pueblo!
¡Hemos jurado vencer y venceremos!
Patria Grande, 1 de octubre de 2010