“CAPÍTULOS 28 Y 29
“Obama bajaba de la residencia cuando se encontró a Biden. Éste le advertía: ‘Lo que usted está a punto de hacer es una orden presidencial; ya no se trata de la continuación de un debate. Esto no es lo que usted piensa. Esto es una orden. Sin ellos, estaríamos atrapados en una situación parecida a la de Vietnam.’
“Obama le respondió: ‘No voy a enrolarme en un fracaso. Si lo que yo propuse no funciona, no voy a hacer como otros presidentes que se aferran a eso, por razones de mi ego o mi política, mi seguridad política. Esto es lo que voy a anunciar’, y repartió copias de su documento de seis páginas.
“‘Habrá un incremento de 30 000 efectivos. En diciembre de 2010 se hará una evaluación para ver qué funciona y qué no. En julio de 2011 comenzaremos a retirar nuestras tropas.’
“‘En el 2010 no vamos a tener una conversación sobre cómo hacer más. No se va repetir lo que ha ocurrido este año. No se trata ni de contrainsurgencia ni de construir una nación. Los costos son prohibitivos’, expresó Obama.
“Los militares habían obtenido casi todo lo que pedían.
“Petraeus y Mullen le ratificaron su apoyo al Presidente. Emmanuel se preocupaba por el costo de la operación ‑más de 30 000 millones de dólares.
“Biden reconoció que aquello no era una negociación, que era una orden del Comandante en Jefe. Era un cambio de misión, y si no se percibía como tal no se podían justificar los meses que se habían empleado en este trabajo.
“El Presidente le informó su decisión a Eikenberry y a McChrystal a través de una videoconferencia. Ambos estuvieron de acuerdo.
“Biden estaba convencido de que el Presidente había clavado una estaca en el corazón de la ofensiva contrainsurgente expandida.
“Petraeus dijo en privado: ‘Usted debe saber también que yo no creo que usted pueda ganar esta guerra. Creo que debe seguir luchando, algo así como en Irak. Irak es casi una metáfora para esta situación. Sí, en Irak ha habido un progreso enorme, pero aún se producen ataques horribles y hay que mantenerse vigilantes. Este es el tipo de guerra en la que usted se enfrasca por el resto de su vida, y probablemente por el resto de la vida de sus hijos.’
“Obama pronunció su discurso en el Teatro Eisenhower de la Academia Militar de West Point.
“Al día siguiente, Clinton y Gates comparecieron ante el Comité de Servicios Armados del Senado para hablar sobre el nuevo plan.
“Muchos republicanos se sentían contrariados por la fecha límite de julio de 2011, cuando supuestamente comenzaría el retiro de las tropas de Afganistán.
“Petraeus dijo después que el progreso de la estrategia podía adoptar muchas formas, que todo cuanto él necesitaba era demostrar que había habido avances, y que eso sería suficiente para añadir tiempo al reloj y que ellos pudieran obtener lo que necesitaban.
“Lute le advirtió que eso era una gran mala interpretación de lo que había dicho el Presidente, que Obama se oponía a la idea de un compromiso a largo plazo.
“CAPÍTULOS 30 Y 31
“El 3 de abril Petraeus se reunió con Derek Harvey, su asesor de inteligencia de confianza. Harvey le mostraba una de las imágenes más pesimistas de la guerra. Advirtió que la estrategia política y diplomática no estaba conectada con la estrategia militar. ‘No va a funcionar’, dijo. ‘No vamos a alcanzar los objetivos que nos hemos trazado.’ Harvey preveía un regreso total a la situación de antes del 11 de septiembre. Petraeus preguntaba cuáles eran las opciones y Harvey consideraba que apoyar al gobierno de Karzai era contraproducente.
“Dijo que los resultados de las elecciones habían fortalecido a Karzai, y que él ya estaba recibiendo todo lo que quería.
“Las tropas de McChrystal no habían logrado despejar las zonas claves. ‘El enemigo ha comenzado a adaptarse’, agregó Harvey.
“El 16 de abril el Presidente se reúne con el Consejo de Seguridad Nacional para analizar la información actualizada sobre Afganistán y Pakistán.
“El Presidente comenzó a preguntar por la situación de zonas específicas; en todas ellas las tropas se encontraban resistiendo y en ninguna se había transferido la responsabilidad a las fuerzas locales.
“El patrón que se había establecido estaba claro: resistir, resistir durante años sin avances ni transferencias.
“Nadie en la reunión se atrevió a preguntar cuándo comenzaría la transferencia.
“Donilon y Lute habían preparado unas preguntas para que el Presidente se concentrara en la situación en Khandahar.
“El Presidente le recomendó a McChrystal que pensara en cómo íbamos a saber si estábamos teniendo éxito y cuándo lo sabríamos.
“El resultado de la reunión fue un primer strike para el General.
“El general de brigada Lawrence Nicholson visitó a Jones y Lute en la Casa Blanca. A Nicholson se le recordó el plazo de 12 meses que tenía para mostrar los logros alcanzados y comenzar la transferencia. ¿Cuándo los marines iban a estar listos para hacer algo más, entrar, por ejemplo, en Khandahar, o regresar a casa y ser parte de los que regresarían en el 2011?
“Nicholson dijo que necesitaba al menos otros 12 meses, y eso, para los distritos que tenían las mejores condiciones. Lute le recordó que ése no había sido el compromiso, que aún no se habían adentrado en los suburbios de Khandahar, el lugar donde los talibanes iban a establecerse. Lo importante era Khandahar.
“Nicholson dijo que quizás se podía llegar allí en 24 meses, si se eliminaba el problema de los cultivos de amapola, que era lo que nutría a la insurgencia.
“Lute se preguntaba cómo se iba a lograr eso. A pesar de que una plaga había acabado con el 33 por ciento de esos cultivos, las perspectivas de una reducción en el financiamiento de la insurgencia eran remotas. A pesar de las teorías conspiradoras de los afganos, la CIA no había desarrollado aún un insecto que atacara a las amapolas.
“McChrystal reportaba ciertos avances, pero cuando Lute profundizaba en las cifras, la realidad era muy diferente.
“CAPÍTULOS 32 Y 33
“Habían transcurrido 16 meses muy difíciles para Dennis Blair. Había fracasado en sus intentos por nombrar a un jefe de inteligencia en cada una de las capitales en el extranjero. La CIA había ganado y la controversia se había hecho pública. En su opinión la CIA estaba utilizando el informe diario al Presidente para que Obama supiera de sus triunfos.
“Blair se sentía tan frustrado que en una ocasión dijo: ‘Yo creo que la CIA es esencialmente una organización que es como un animal peligroso, no muy inteligente, pero realmente bien entrenado, que necesita ser controlado muy de cerca por los adultos.’
“En mayo de 2010 Obama le había preguntado a Jones y a otros si no era ya hora de deshacerse de Blair. Había habido muchas discusiones con la CIA, y Blair había presionado mucho para la firma de un acuerdo de no espionaje con los franceses, al cual se opusieron Obama y el resto del gabinete.
“Obama lo llamó por teléfono y le comunicó su decisión de destituirlo, y le pidió que le presentara cualquier excusa personal.
“Blair se sintió profundamente ofendido. No estaba enfermo, su familia estaba bien, y le había dicho a la gente que se mantendría como jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia durante cuatro años, porque parte de los problemas con la oficina eran los continuos reemplazos al más alto nivel.
“El 21 de junio Gates le informa a Jones sobre el artículo publicado en la revista Rolling Stone sobre McChrystal. McChrystal decía que Jones era un ‘payaso’ que se había quedado varado en el año 1985; que la estrategia de Obama pretendía vender una posición invendible.
“McChrystal llamó a Biden y reconoció que había comprometido la misión. Se disculpó con Holbrooke y le presentó su renuncia a Gates.
“Gates le propuso a Obama que criticara a McChrystal en los dos primeros párrafos de su declaración, diciendo: ‘creo que el General cometió un grave error y que su percepción es errada.’
“Obama aceptó la renuncia de McChrystal y propuso a Petraeus para ese cargo.
“Obama se reunió con Petraeus durante 40 minutos.
“El miércoles 23 de junio el Presidente anunció los cambios. Reconoció la larga hoja de servicios de McChrystal y dijo que le entristecía perder a un soldado a quien había llegado a respetar y admirar. Agregó que Petraeus ‘había dado un ejemplo extraordinario de servicio y patriotismo al asumir esta difícil tarea’. Y concluyó diciendo: ‘En mi equipo acepto el debate, pero no toleraré la división.’
“En la entrevista que Obama sostuvo con el autor del libro, el Presidente habló de sus ideas respecto al carácter de la guerra y sus esfuerzos por limitar y ulteriormente ponerle fin a la misión combativa de los Estados Unidos en Afganistán.
“Se le preguntó con qué escena comenzaría él un libro o una película sobre cómo él había manejado el problema de Afganistán, y respondió que quizás comenzaría por el año 2002 cuando se discutía el incremento de tropas en Irak. Ése había sido quizás el primer discurso sobre política exterior que atrajo mucho la atención.
“Obama estuvo de acuerdo en que el carácter de la guerra eran el costo, el tiempo y las consecuencias, no definidos, y citó a un estadounidense famoso que en una ocasión dijo: ‘La guerra es el infierno.’ Se refirió a la frase expresada por el general de la Unión, William Tecumseh Sherman, cuando dijo: ‘…y una vez que se sueltan los perros de la guerra, no se sabe a dónde va a parar todo.’
“‘Cuando llegué al cargo había dos guerras en curso’, dijo Obama. ‘Traté de esclarecer el caos.’
“‘Sería muy fácil imaginar una situación en la que, ante la ausencia de una estrategia clara, termináramos por quedarnos en Afganistán durante otros cinco, ocho, diez años, y que lo hiciéramos sólo por inercia.’
“Al final de la entrevista, el Presidente se daba cuenta de que casi todo el trabajo periodístico versaría sobre las relaciones entre los líderes civiles y los militares, y pensó que debía expresar sus propias opiniones.
“‘Probablemente yo sea el primer Presidente lo suficientemente joven como para que la guerra en Vietnam hubiese sido el centro de mi desarrollo. Tenía 13 años en 1975 cuando los Estados Unidos se retiraron de Vietnam.’
“‘De modo que crecí sin la carga que emanaba de las disputas sobre la guerra en Vietnam. También confiaba en que en nuestro sistema los civiles tomaban las decisiones políticas y los militares las acataban. No veo esto de la manera en que me parece lo ven muchas personas que tuvieron la experiencia de Vietnam, como una contradicción entre civiles y militares. No lo veo como una lucha entre halcones y palomas. De modo que muchos de los marcos políticos a través de los cuales se ven estos debates, no tienen nada que ver conmigo desde el punto de vista generacional. Ni me intimidan los militares ni estoy pensando que en cierto modo ellos están tratando de socavar mi posición como Comandante en Jefe’.”
En este párrafo final de la conversación de Obama con Woodward, el Presidente de Estados Unidos pronuncia palabras enigmáticas que son reveladoras: “…confiaba en que en nuestro sistema los civiles tomaban las decisiones políticas y los militares las acataban. […] No lo veo como una lucha entre halcones y palomas. […] Ni me intimidan los militares ni estoy pensando que en cierto modo ellos están tratando de socavar mi posición como Comandante en Jefe.”
Hay momentos en que la presión de los militares es fuerte, persistente y reiterativa. Se percibe la imagen de un presidente resistido y desafiado, como ocurría en la antigua Roma cuando el imperio dependía ya casi únicamente del poder de las Legiones.
Pero en la época de la antigua Roma, el planeta era totalmente desconocido en su dimensión, características físicas y ubicación espacial. Carecían entonces de armas de fuego; no había comercio e inversión global, bases militares, fuerzas navales y aéreas a nivel planetario, cientos de satélites, comunicaciones instantáneas; decenas de miles de armas nucleares, a las que se unen las radioeléctricas, electromagnéticas y cibernéticas; fuertes rivalidades entre potencias con armas nucleares, cuyo empleo, incluso por parte de las que menos poseen, sería suficiente para poner fin a la vida humana; y casi siete mil millones de personas que requieren los recursos naturales del planeta Tierra.
Es un cuadro relativamente dramático. Por un lado Barack Obama, abogado con éxito, intelectual instruido y de fácil palabra, y por otro, militares altamente profesionalizados, educados durante toda su vida en el uso de la fuerza y el arte de la guerra, dotados con armas que pueden poner fin a los seres humanos que habitan el planeta en cuestión de horas.
¿Qué esperanza para la humanidad puede derivarse de ese cuadro?
Recuerdo el discurso de Bush en West Point, en el que, como instrumento de la extrema derecha de ese país, afirmó que los oficiales debían estar listos para atacar inmediatamente y sin previo aviso a sesenta o más oscuros rincones del mundo.
En dos de esos oscuros rincones, Afganistán e Irak, están empantanados los soldados de Estados Unidos, después de ocasionar millones de víctimas.
En las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional con Obama se expresaba el temor a dificultades aún más serias provenientes de un tercer país: Pakistán.
Las relaciones entre la CIA y el jefe del “grupo árabe”, Bin Laden, se mantuvieron hasta el mismo día en que se produjo el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
¿Qué informó el Servicio de Inteligencia de Pakistán, ISI, a la cadena norteamericana de radio y televisión CBS? Que el día 10 de septiembre Osama Bin Laden fue sometido a diálisis del riñón en el hospital militar de Rawalpindi en Pakistán. “Debe tenerse en cuenta que el hospital se encuentra bajo la jurisdicción de las Fuerzas Armadas de Pakistán, que tienen estrechos vínculos con el Pentágono… No se hizo ningún intento de aprehender al fugitivo más conocido en Estados Unidos, luego entonces podría ser que Bin Laden sirviera a otro propósito mejor.”
Esa información fue publicada en el programa estelar de Dan Rather el 28 de enero de 2002, cuatro meses y medio después del atentado terrorista con que Bush justificó su guerra antiterrorista.
Conocer esto facilita comprender por qué en los diálogos con Obama en la Casa Blanca se afirmara que el problema más difícil podía proceder de Pakistán.
La persona que con más respeto intercambió con Obama fue el general Colin Powell, que pertenece al Partido Republicano que se opuso a su elección como Presidente de Estados Unidos. Como se conoce, Powell pudo ser el primer Presidente negro de Estados Unidos. Prefirió no aspirar. Más tarde Bush lo nombró Secretario de Estado. Sé que personas allegadas se opusieron firmemente a su aspiración. Pero no poseo suficientes elementos de juicio para opinar sobre las motivaciones de Colin Powell.
Espero que la síntesis del libro “Las guerras de Obama” haya sido útil a los lectores de las Reflexiones.
Fidel Castro Ruz
Octubre 14 de 2010
9 y 51 p.m.