“No es estrictamente necesaria desde el punto de vista del interés público la existencia de servicios de Alta Velocidad, sí es absolutamente interesante desde el punto de vista del interés público el que existan servicios de cercanías entre las ciudades”. Con este discurso que él mismo reconoció que no es fácil de asimilar, el presidente de Renfe, Teófilo Serrano, defendió ayer en Castejón, la necesidad de que tanto el uso como los precios del TAV sean “razonables y eficientes, sin despilfarros inútiles y sin concesiones a nadie, porque eso es un derecho que tenemos todos teniendo en cuenta que la construcción de las infraestructuras para estos trenes sale del bolsillo de todos”. Para Serrano, que participaba en la primera Jornada Técnica Ferroviaria de Castejón, el futuro de Renfe pasa por ser considerada como una empresa y no una Administración Pública, puesto que la Unión Europea “decidió abrir el mercado del ferrocarril a la competencia y cortar las subvenciones”, recordó.En este marco, Serrano defendió “que nuestra visión de empresa debe ser puramente comercial, sobre todo en la Alta Velocidad”, un servicio que “todos los dirigentes políticos, de todas las comunidades han pedido y que les supone un elevadísimo coste, empleando recursos económicos que podrían haberse dedicado a otros asuntos”. Por ello, el presidente de Renfe vio imprescindible un mentalización colectiva para entender que “la gestión de la Alta Velocidad debe ser eficiente y mientras Renfe sea una empresa pública esa eficiencia redundará en beneficio de todos porque seremos capaces de prestar también servicios que no sean comerciales de una manera mucho más productiva y menos difícil”.
En el transcurso de su discurso, Teófilo Serrano no mencionó detalles relacionados con el TAV en Navarra y sólo aventuró de forma indeterminada que la Alta Velocidad “también llegará a Tudela en su día”.