El Sena­do fran­cés pos­po­ne la refor­ma ante la pre­sión social – Resu­men Latinoamericano

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El Sena­do fran­cés escu­chó la pre­sión de la calle y deso-bede­ció ayer al pre­si­den­te Nico­las Sar­kozy en el explo­si­vo con­flic­to por las pen­sio­nes. La Cáma­ra Alta se negó a pro­ce­der a la vota­ción del pro­yec­to de ley de recor­te y la apla­zó. Como míni­mo has­ta hoy, y pro­ba­ble­men­te más tar­de, según varios sena­do­res. La jor­na­da de refle­xión que los sena­do­res ofre­cie­ron a Sar­kozy lle­gó cuan­do la huel­ga ha colo­ca­do en un nivel crí­ti­co el núme­ro de gaso­li­ne­ras cerra­das y cuan­do las car­gas poli­cia­les cre­cen en ten­sión.

El Sena­do es una cáma­ra en el que el par­ti­do de Sar­kozy cuen­ta con 149 par­la­men­ta­rios, mien­tras que radi­ca­les de izquier­da, socia­lis­tas y comu­nis­tas reúnen 157. Todo depen­de, pues, de los sena­do­res del gru­po mix­to y de la Unión Cen­tris­ta, que reúne a sena­do­res tan­to sar­kozys­tas como anti­sar­kozys­tas, con lige­ra ven­ta­ja para estos últi­mos. La situa­ción es flui­da y, dada la pre­sión de la huel­ga y de los son­deos, sus seño­rías bisa­gra no se some­tie­ron a las pri­sas que tie­ne Sar­kozy por obte­ner la apro­ba­ción de la ley.

Las auto­ri­da­des reco­no­cen que 3.190 refi­ne­rías están sin gasolina

El pre­si­den­te de la cáma­ra, Gérard Lar­cher, un con­ser­va­dor que se lle­va mal con el pre­si­den­te, se negó a cerrar los tur­nos de pala­bra a la opo­si­ción. Que­dan actual­men­te varios cen­te­na­res de enmien­das por dis­cu­tir, en su mayo­ría pre­sen­ta­das por la izquier­da. La mesa ha adop­ta­do el prin­ci­pio de cele­brar sesio­nes noc­tur­nas si es nece­sa­rio. De hecho, los sena­do­res lle­van varias noches dis­cu­tien­do casi has­ta el alba.

El calen­da­rio de Sar­kozy está comprometido.

El pre­si­den­te quie­re sacar su pro­yec­to del Sena­do cuan­to antes para que vaya a la Comi­sión Mix­ta y vuel­va a la Asam­blea Nacio­nal para su apro­ba­ción defi­ni­ti­va el 26 o el 27 de octu­bre. La razón es la siguien­te: las vaca­cio­nes esco­la­res se ini­cian este vier­nes y Sar­kozy espe­ra que, con las cla­ses medias des­can­san­do, la pre­sión de la calle desaparezca.

Al pri­mer retra­so de calen­da­rio vino a sumar­se ayer un segun­do pro­ble­ma. Los sena­do­res socia­lis­tas y comu­nis­tas logra­ron obte­ner el apo­yo del cen­troiz­quier­da para lan­zar un «lla­ma­mien­to solem­ne» a Sar­kozy para que sus­pen­da el deba­te sobre su pro­yec­to de ley, que ele­va a 62 años la edad legal de jubi­la­ción y a 67 la edad que abre dere­cho al 100% de la pen­sión de base.

El 60% de los fran­ce­ses apo­ya la con­ti­nua­ción del movi­mien­to social

El apo­yo del cen­troiz­quier­da no era algo gana­do de ante­mano y trae una con­se­cuen­cia poten­cial­men­te nefas­ta para Sar­kozy: abre puen­tes con los sena­do­res de la Unión Cen­tris­ta y pue­de incli­nar esa bisa­gra hacia la izquierda.

Por­que Fran­cia ya es una olla a pre­sión. La huel­ga de los obre­ros de las 12 refi­ne­rías del país, suma­da a las ope­ra­cio­nes de blo­queo de las refi­ne­rías y de las carre­te­ras de acce­so empie­za a alcan­zar su velo­ci­dad de cru­ce­ro. El Gobierno, que tar­dó 24 horas en reco­no­cer, al prin­ci­pio de la sema­na pasa­da, que 4.000 gaso­li­ne­ras tenían los sur­ti­do­res cerra­dos, no qui­so ser atra­pa­do de nue­vo en la omi­sión. El minis­tro de Eco­lo­gía y Ener­gías, Jean-Louis Bor­loo, reco­no­ció ayer que de las 12.311 esta­cio­nes del país, 3.190 están sin una sola gota de car­bu­ran­te. Y, según él, otras 1.700 «están en una difi­cul­tad particular».

Bor­loo mul­ti­pli­có los men­sa­jes tran­qui­li­za­do­res, afir­man­do que la penu­ria es «momen­tá­nea» y que «los camio­nes están lle­gan­do». Todo ello para cua­drar con el men­sa­je del pri­mer minis­tro, Fra­nçois Fillon, quien pro­me­tió el mar­tes que el abas­te­ci­mien­to será «nor­mal en cua­tro o cin­co días».

Por segun­do día con­se­cu­ti­vo, Sar­kozy reite­ró ayer el men­sa­je de fir­me­za afir­man­do que ha dado ins­truc­cio­nes para «des­blo­quear la tota­li­dad de depó­si­tos de car­bu­ran­te», y acu­san­do a los sin­di­ca­tos de «des­ór­de­nes que bus­can crear la pará­li­sis del país».

Pre­sión policial

A par­tir de la madru­ga­da de ayer, los gen­dar­mes y los poli­cías anti­dis­tur­bios pisa­ron el ace­le­ra­dor con­tra los pique­tes que pro­te­gen los depó­si­tos de car­bu­ran­te y las refi­ne­rías. Los depó­si­tos de La Roche­lle y Le Mans y la refi­ne­ría de Don­ges fue­ron des­alo­ja­dos. En esta últi­ma, la res­pues­ta sin­di­cal fue inme­dia­ta. Nada más ser infor­ma­dos, los coor­di­na­do­res de la CFDT-Trans­por­tes movi­li­za­ron a unas 500 per­so­nas que de inme­dia­to cor­ta­ron las carre­te­ras de acce­so. Sar­kozy vol­vió así a la casi­lla de sali­da, y sólo podría evi­tar ese «jue­go del gato y el ratón» con accio­nes con­tun­den­tes y masi­vas con­tra civi­les, que la opi­nión públi­ca no toleraría.

Un nue­vo son­deo Via­voi­ce para Libé­ra­tion apun­ta que un 69% de los fran­ce­ses de-saprue­ba las accio­nes poli­cia­les tan­to con­tra tra­ba­ja­do­res huel­guis­tas como con­tra estu­dian­tes, y eso a pesar de la penu­ria de gaso­li­na. El 60% apo­ya la con­ti­nua­ción del movi­mien­to social, según una encuesta.

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