¡Alerta, estamos sufriendo una epidemia!
Hoy día podemos decir sin temor a equivocarnos que se trata de una pandemia, aumentan los afectados y surgen brotes en Europa y en Latinoamérica.
Los grupos sociales donde incide son cada vez son más amplios, empezó en los abertzales, pero se expande incontroladamente a diversos movimientos, infecta a los medios alternativos, a los okupas, a los anti sistema, a los solidarios, a los intelectuales, a todas las familias y círculos de amigos, a los lugares frecuentados y países visitados, a las ideas que nunca fueron verbalizadas, a los gestos, a los menores de edad, a los libros, al euskera, a los que piensan, a los que no piden permiso, a los que suponen una amenaza, a los que denuncian a la chusma, a los que desafían, a los que no tienen problemas de memoria, a los que reciben los golpes.
En esta epidemia del “todo es eta” no se salvan ni las fotografías.
No entiendo cómo el ministerio de sanidad no ha tomado cartas en este asunto.
Yo tengo todos los síntomas: temblor incontrolado ante las falacias, desasosiego al saber lo que sucede en los tribunales, visión limpia de plomo y paja , incontinencia verbal y escritural, alergia a las versiones oficiales, ideas utópicas, sueños de justicia, pensamientos que desordenan, deseos inmensos de gritar a todas horas, terquedad, rebeldía…
Ofrezco a los epidemiólogos muestras de mi pelo, de mi piel, de mis lágrimas, de mis secreciones, lo que precisen, me ofrezco como cobaya pues obviamente soy una de las infectadas, Quiero hacer esto por la patria, dono mi ADN, mis óvulos, la médula, las neuronas, lo que sea, con tal de frenar esta enfermedad porque de no frenarla, de no conseguir pronto la vacuna que detenga la insumisión pronto habrá más gente dentro de las cárceles que fuera, pronto seremos muchos más los manchados que los limpios del virus o la bacteria que desde el poder llaman “ todo es ETA”.