Darse de bruces contra una canción pegadiza puede ser fatal. Me ha vuelto a ocurrir, esta vez con un tema de Calle 13, «Vamo” a portarnos mal». Quienes me conocen bien saben hasta qué punto puedo identificarme con esa parte en la que gritan que les gusta el desorden, pero hoy no toca hablar de eso, sino de portarse mal.
Además de esa cancioncilla de marras, otras de mis actuales obsesiones son el bicentenario de las independencias americanas iniciadas en 1810 y nuestra propia marcha hacia la independencia. Como quiera que la joven Red Independentistak ha hecho del verde el color de nuestra reclamación independentista, creo que el cercano 12 de octubre es una magnífica ocasión para unir estas dos ideas: portarse mal y pensar en verde.
Creo que es hora de pensar libremente y portarse muy pero que muy mal. Eso es lo que más nos conviene a las vascas y los vascos del siglo XXI. Tomar malísimos ejemplos como los de los independentistas americanos que se alzaron contra el imperio español y lo expulsaron de sus países. Tomar, en definitiva, el camino de aquellos que ahora hace 200 años fueron considerados traidores, rebeldes, sediciosos y criminales.
Portarnos mal y desobedecer las órdenes que pretenden imponernos. Portarnos mal y romper en mil pedazos la agenda de los segurócratas empeñados en tirar de represión y prohibiciones.
Y para ello, además de salir de la espiral y abrir las ventanas a la libertad y la paz, tenemos que mirar hacia el horizonte, por lejano que pueda parecernos, y preguntarnos qué queremos ser dentro de unos años, qué futuro soñamos para nuestro país. Pensar en verde, en definitiva, en el verde de la independencia. Y saber que si de verdad queremos, podemos lograr que un día, cuando se acerque el 12 de octubre, alguien en alguna parte del mundo escriba que también los vascos logramos independendizarnos de España.
Pensar en verde, aunque suene a plagio de cierta publicidad de cervezas, es ir más allá de los retos cercanos, formular objetivos a largo plazo y construir desde hoy las bases del mañana. Por supuesto que no se puede llegar a la cima sin pasar por el campamento base, y si nuestro pueblo no puede decidir libremente, difícilmente tendremos un estado propio, pero es necesario mirar lejos y no perder de vista el horizonte.
El camino de los países americanos a la independencia no fue sencillo. Algunos ni siquiera han llegado a lograrla realmente, pues no es lo mismo cambiar de amo que alcanzar la libertad. Que pregunten a los mapuches. En Euskal Herria, además, no sólo sufrimos la lacra del imperialismo español: también tenemos el francés. Que pregunten a los argelinos cómo las gastan los de la liberté, egalité y fraternité.
No fue fácil, pero era el mejor camino, porque la alternativa era la dependencia, la opresión, las cadenas. Pensar en verde es creerse capaces de lograrlo nosotros también. Pero además de pensar, hay que pintar nuestras calles de verde independentista. Por ejemplo, este 12 de octubre a la tarde, en Iruñea. Porque queremos estar cuanto antes en la lista de países que h