El tren ya no para- Joxe Mari Olarra

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Un giro ines­pe­ra­do es lo que cam­bia el cur­so de los acon­te­ci­mien­tos. Un movi­mien­to impre­vi­si­ble. El ges­to inver­so al pre­ten­di­do por el enemi­go. Tirar cuan­do empu­jan y empu­jar cuan­do tiran. Es la fór­mu­la para apro­ve­char en bene­fi­cio pro­pio la fuer­za del enemigo.

La izquier­da aber­tza­le a lo lar­go de la his­to­ria ha sabi­do ser mon­ta­ña cuan­do el enemi­go es agua y aho­ra está sien­do agua cuan­do el enemi­go es mon­ta­ña. Por­que no hay nada mas per­ni­cio­so para un movi­mien­to de libe­ra­ción que con­ver­tir­se en pre­vi­si­ble e inmó­vil. Las aguas no se pue­den que­dar dor­mi­das, por­que el sedi­men­to las enfanga.

Mayor Ore­ja habló de fran­quis­mo en tér­mi­nos de pla­ci­dez y bra­ma­ron los hipó­cri­tas que con el «gene­ra­lí­si­mo» en vida no se atre­vie­ron a mover un dedo, pero que a su muer­te cons­te­la­ron de meda­llas su pecho.

En toda dic­ta­du­ra, gue­rra, con­flic­to hay quie­nes viven plá­ci­da­men­te; tan­to que man­te­ner la situa­ción es obje­ti­vo en sí mis­mo. En Espa­ña, el con­ten­cio­so polí­ti­co y arma­do que enfren­ta al Esta­do con la Eus­kal Herria que ocu­pa tam­bién ha gene­ra­do «pla­ci­dez». Sec­to­res que viven del con­flic­to, pro­fe­sio­na­les libe­ra­dos a suel­do de la men­ti­ra, car­tas polí­ti­cas que se auto­de­no­mi­nan demó­cra­tas y ya son inma­cu­la­dos por definición…

Toda gue­rra inse­mi­na cama­das de perros que muer­den con rabia a todo el que pre­ten­da cam­biar el andén de su mun­do. Su pla­ci­dez está por enci­ma de la jus­ti­cia; la injus­ti­cia raíz del con­flic­to es el tabú incuestionable.

El Esta­do había cogi­do la medi­da cómo­da al «empa­te téc­ni­co» del con­flic­to. No logra­ba asi­mi­lar Eus­kal Herria, pero tam­po­co se rom­pía su Espa­ña. Se enca­jan gol­pes, sí, pero hay car­ta blan­ca a la repre­sión y a la per­se­cu­ción polí­ti­ca. Mien­tras se eche a vas­cos a los leo­nes segui­rá fun­cio­nan­do en Espa­ña el «pan y cir­co» de los roma­nos. No han cam­bia­do nada.

La izquier­da aber­tza­le ha sido capaz de sobre­po­ner­se a la cri­mi­na­li­za­ción y, man­te­nien­do la cabe­za fría y el pul­so fir­me, ha logra­do gene­rar la ener­gía que ha hecho posi­ble el giro insos­pe­cha­do para resi­tuar el camino de la libe­ra­ción nacio­nal y social.

Nos han infli­gi­do dolor para nublar el pen­sa­mien­to y blo­quear­nos. Lejos de ello, nos hemos dota­do de una mayor cla­ri­dad en los aná­li­sis para ela­bo­rar la estra­te­gia efi­caz de cara a con­quis­tar los obje­ti­vos his­tó­ri­cos. Por si fue­ra poco, las bases de la uni­dad popu­lar han res­pon­di­do con una par­ti­ci­pa­ción y rique­za en el deba­te como no se recordaba.

¿Que de la nece­si­dad hemos hecho vir­tud? Que se cuen­te como se quie­ra. La izquier­da aber­tza­le, la que los voce­ros del Esta­do daban en sus par­tes por derro­ta­da y humi­lla­da, es la que ha pro­vo­ca­do el cam­bio de pará­me­tros y aho­ra todos se apu­ran a reubi­car. Por­que ya nada va a ser igual.

La eva­lua­ción de una estra­te­gia va siem­pre en rela­ción a la con­se­cuen­cia gene­ra­da. La del Esta­do con­tra el inde­pen­den­tis­mo ha sido un fra­ca­so, por que ha aca­ba­do pro­du­cien­do el efec­to con­tra­rio al pre­ten­di­do. En cual­quier otro lugar defe­nes­tra­rían al res­pon­sa­ble del fias­co y rec­ti­fi­ca­rían radi­cal­men­te la polí­ti­ca segui­da has­ta el momen­to. En Espa­ña no ha acos­tum­bra­do a ser así, y es más, lejos de enmen­dar­se, se ha sos­te­ni­do con mayor vehe­men­cia y sober­bia. Los bro­tes repre­si­vos han sido un habi­tual expo­nen­te. ¿Per­se­ve­ra­rán en ello bus­can­do pro­vo­car la vola­du­ra del nue­vo tiem­po polí­ti­co? Esta­re­mos vigi­lan­tes en la veri­fi­ca­ción de sus gestas.

Has­ta aho­ra han fun­cio­na­do con la men­ta­li­dad del con­quis­ta­dor, que mira des­de la metró­po­li los terri­to­rios ocu­pa­dos y los pre­fie­re arra­sa­dos que libe­ra­dos. ¿Serán capa­ces de evo­lu­cio­nar de ese pun­to de vista?

La izquier­da aber­tza­le y las fuer­zas sobe­ra­nis­tas e inde­pen­den­tis­tas han levan­ta­do un nue­vo esce­na­rio de ope­ra­cio­nes en el que ya nada es como antes. Hoy en día la socie­dad vas­ca visua­li­za per­fec­ta­men­te la exis­ten­cia de un amplio sec­tor polí­ti­co y social que des­de la diver­si­dad de sus siglas y tra­di­cio­nes repre­sen­ta viva­men­te una espe­ran­za reno­va­da y, ante todo, factible.

El Acuer­do de Ger­ni­ka sim­bo­li­za la lle­ga­da de un nue­vo tiem­po arro­lla­dor y es evi­den­te que el hecho de cami­nar jun­tos tan­tas sen­si­bi­li­da­des ha encen­di­do ilu­sio­nes que lle­va­ban tiem­po apa­ga­das por des­es­pe­ran­za y apatía.

Es un blo­que que avan­za des­de la afir­ma­ción, que va ser capaz de empu­jar el país hacia la demo­cra­cia y una paz jus­ta. Va a ser impo­si­ble que nadie pue­da abs­traer­se de este avance.

Los pará­me­tros han cam­bia­do has­ta el pun­to de que la con­tra­dic­ción Eus­kal Herria-Espa­ña cala­rá en el pro­pio par­ti­do socia­lis­ta. Si no se adap­tan, aflo­ra­rán pun­tos de vis­ta dife­ren­tes a cada lado del Ebro y coli­sio­na­rán los intere­ses del PSE-PSN con la de sus jefes en Madrid, los que podría pro­vo­car­les fractura.

Pron­to comen­za­rán a pre­gun­tar­se has­ta qué pun­to están dis­pues­tos a bai­lar con la músi­ca que les ponen en Madrid; has­ta qué kiló­me­tro del camino al sur van a seguir cogi­dos de la mano de PP.

Que no es tiem­po para ambi­güe­da­des lo sabe tam­bién el PNV. Ya no hay pis­ta para ilu­sio­nis­tas. El cir­co que tan­tos rédi­tos le repar­tió está en lla­mas; el acuer­do de fuer­zas por la sobe­ra­nía y la inde­pen­den­cia ha dado fue­go a la car­pa y no hay por­qué para más nego­cio. Quien no se sitúe bien en el sen­ti­do que mar­ca el nue­vo rum­bo que­da­rá en el andén vien­do los tre­nes pasar, como las mace­tas de las estaciones.

Por su par­te, la izquier­da aber­tza­le ha ini­cia­do la ascen­sión a una gran cum­bre, la esca­la­da será lar­ga y la mochi­la pesa­da. Para hollar la cima diri­gien­do debi­da­men­te la cor­da­da debe­mos desa­rro­llar una espal­da poten­te arti­cu­la­da por una espi­na dor­sal fir­me y elás­ti­ca al mis­mo tiem­po. Es el reto inme­dia­to para hacer cada paso irreversible.

Acu­mu­lar fuer­zas y cana­li­zar­las a la inde­pen­den­cia; res­pe­tan­do a los com­pa­ñe­ros de tra­ve­sía, los dife­ren­tes rit­mos y tra­di­cio­nes, pero todos a una. El inde­pen­den­tis­mo es la cla­ve del futu­ro; de aho­ra en ade­lan­te, el eje de la realidad.

Para lle­var ade­lan­te la tarea, la izquier­da aber­tza­le debe­rá dotar­se de herra­mien­tas que hagan efi­caz su fuer­za, su autén­ti­ca dimen­sión: su múscu­lo transformador.

Nece­si­ta­mos una estruc­tu­ra legal para con­ver­tir en hecho nues­tra potencia.

Algún paso en ese sen­ti­do qui­zás pro­vo­que des­con­fian­za y rece­lo. Refle­xio­ne­mos: no hay cose­cha que se pue­da reco­ger sin estro­pear­se las manos.

Ama­lur está sem­bra­da ya de ilu­sión y futu­ro. Pre­ci­sa­mos de los úti­les ade­cua­dos para mate­ria­li­zar los fru­tos de dece­nios de lucha y sufrimiento.

La izquier­da aber­tza­le, lejos de haber­se des­mo­ro­na­do, ha cam­bia­do los pará­me­tros de la situa­ción y todas las fuer­zas se resi­túan. A quie­nes sigan dicien­do que no ha cam­bia­do nada se les ha aca­ba­do la cober­tu­ra; la reali­dad es bas­tan­te mas ter­ca que ellos. No valen medias pala­bras ni pasi­tos: Tie­nen que dar el paso. O nega­ción y repre­sión o polí­ti­ca. O futu­ro o regre­sión. Si alguien pien­sa en seguir tiran­do de la goma, que medi­te las con­se­cuen­cias si se rompe.

La izquier­da aber­tza­le avan­za de for­ma irre­ver­si­ble y uni­la­te­ral. Cuan­do alguien cami­na al fren­te sobre esas pre­mi­sas, y lo hace por­que con­si­de­ra que es el momen­to his­tó­ri­co opor­tuno, la capa­ci­dad de con­di­cio­nar de la otra par­te es nula y úni­ca­men­te le que­da recu­rrir a gene­rar más dolor. Pero el paso no se detiene.

La uni­la­te­ra­li­dad es expre­sión mani­fies­ta de for­ta­le­za. Quien crea que esto es un recur­so retó­ri­co, que no se asus­te cuan­do el tren lo arro­lle, por­que enton­ces le será dema­sia­do tar­de para rectificar.

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