Los estudiantes británicos siguen en pie de guerra contra el drástico incremento de las matrículas universitarias decretado por el Gobierno de David Cameron por considerar que hipoteca su futuro.
Dos heridos y el ataque contra un furgón policial en el corazón de Londres es el balance de la segunda jornada de protestas estudiantiles, que hoy han tomado las calles de las principales ciudades universitarias del Reino Unido, ocupado instalaciones como la de Oxford y cancelado las clases en Cambridge y otros recintos docentes.
Los principales incidentes se han registrado entorno al Whitehall, el complejo de edificios que ocupa la administración en la capital británica, cuando miles de manifestantes intentaban vencer la barrera policial de protección. Los estudiantes querían transmitir al primer ministro el mensaje de que no aceptan la triplicación de las tasas universitarias (hasta 9.000 libras por año), en aras del plan de austeridad puesto en marcha por el Gobierno. No lograron acceder a la oficina de Cameron, porque la policía metropolitana de Londres desplegó un operativo especial de seguridad para evitar que se repitieran los altercados de dos semanas atrás. Aquel arranque de las movilizaciones se saldó con 68 detenciones, entre ellos la de un estudiante que lanzó un extintor desde el tejado de la sede del Partido Conservador en la torre de Millbank, tomada al asalto ante la inacción de los efectivos policiales.
Los estudiantes coordinaron sus acciones a lo largo y ancho de la geografía británica, desde Plymouth y Bristol hasta Cardiff o Newcastle, pasando por la ciudad de Sheffield, donde el número dos del Gobierno, Nick Clegg, consiguió su escaño. El líder de los liberal demócratas, socio minoritario del Ejecutivo, se ha convertido en el objetivo prioritario de las protestas, después de que su partido renegara de una de sus principales promesas electorales, precisamente el rechazo a cualquier incremento de las matrículas universitarias. «Tenéis que examinar nuestras propuestas antes de lanzaros a gritar en las calles», ha sido la misiva lanzada por Clegg antes de que al menos 20.000 estudiantes hicieran todo lo contrario.
«Tenemos el derecho a protestar, a la desobediencia civil y a ocupar nuestras propias universidades», ha declarado Mark Bergfeld, portavoz de la Education Activist Network, uno de los grupos organizadores. Los estudiantes no pudieron, sin embargo, acceder al cuartel general del Partido Liberal Demócrata porque la Policía Metropolitana antepuso a «ese derecho de manifestación que siempre respetamos» el riesgo «intolerable de desórdenes y violencia», en palabras de su responsable, Bob Broadhurst.
El País