Hai­tí, su his­to­ria ocul­ta y la mafia mediá­ti­ca – Angel Gue­rra Cabrera

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La mafia mediá­ti­ca vuel­ve a con­ce­der espa­cio a Hai­tí des­de hace unas sema­nas lue­go de satu­rar con el des­fi­le ines­cru­pu­lo­so de imá­ge­nes dan­tes­cas, sólo para el rating, a raíz del terre­mo­to de enero. Aho­ra es por la epi­de­mia de cóle­ra, debi­da, dicen, a las pre­ca­rias con­di­cio­nes de higie­ne y al haci­na­mien­to de la pobla­ción des­pla­za­da des­pués del sis­mo. ¿Y antes? ¿Se debe a un desas­tre “natu­ral” que no que­de ape­nas un edi­fi­cio ile­so y mue­ran en minu­tos un cuar­to de millón de per­so­nas? ¿Es natu­ral que no exis­tan hábi­tos de higie­ne ni agua pota­ble, cau­sa prin­ci­pal de la apa­ri­ción y rápi­da pro­pa­ga­ción del cólera?

Los “medios”, los libros y manua­les de his­to­ria “polí­ti­ca­men­te correc­tos” y el sen­ti­do común domi­nan­te siem­pre ocul­tan las cau­sas socia­les de de la pobre­za. En el caso de Hai­tí escon­den su gran revo­lu­ción social, pio­ne­ra de la inde­pen­den­cia lati­no­ame­ri­ca­na y pri­me­ra ver­da­de­ra­men­te popu­lar triun­fan­te del mun­do colo­nial, don­de los escla­vos negros arro­lla­ron a sus amos euro­peos y molie­ron a sus ejér­ci­tos, inclu­yen­do el envia­do por Napo­león (1804). Fue una estra­te­gia común de las vie­jas poten­cias colo­nia­les y la nue­va repú­bli­ca escla­vis­ta de Amé­ri­ca del nor­te hacer a los negros pagar muy cara su osa­día y por mucho tiem­po. No en bal­de el patri­cio Tho­mas Jef­fer­son adver­tía que de Hai­tí pro­ve­nía el mal ejem­plo y que había que “con­fi­nar la pes­te en esa isla”.

Se lo han cum­pli­do con cre­ces, lo que sobre­sa­le mucho más este año con el dis­cur­so ser­vil y entre­guis­ta de la dere­cha sobre el bicen­te­na­rio de la inde­pen­den­cia lati­no­ame­ri­ca­na, que ha tra­ta­do de entre­gar­nos una cari­ca­tu­ra de nues­tros pró­ce­res y hecho caso omi­so de la revo­lu­ción hai­tia­na como la pri­mi­ge­nia y fun­da­do­ra, que ten­dió su mano gene­ro­sa a Bolí­var para que pudie­ra reini­ciar la con­tien­da en el continente.

Hai­tí fue ais­la­do, como un siglo y medio más tar­de inten­ta­rían hacer con Cuba, y lue­go empo­bre­ci­do con saña y expri­mi­do, pri­me­ro por Fran­cia y más tar­de por Esta­dos Uni­dos, que, aun­que enfren­tó una tenaz resis­ten­cia arma­da, lo ocu­pó entre 1915 y 1934, para dejar allí ins­ta­la­da una hacien­da par­ti­cu­lar con su guar­dia pre­to­ria­na, el mis­mo mode­lo apli­ca­do en otras tie­rras del Cari­be. La tira­nía ins­tau­ra­da a par­tir de enton­ces tuvo su apo­geo con la dinas­tía duva­lie­ris­ta y tras una nue­vas inter­ven­ción yan­qui se implan­tó el libre comer­cio, que aca­bó con la tra­di­cio­nal agri­cul­tu­ra cam­pe­si­na de sub­sis­ten­cia y expul­só al mar, la muer­te o el exi­lio eco­nó­mi­co a cien­tos de miles. De pro­du­cir casi todo el arroz que con­su­mía pasó a com­prar­lo en Esta­dos Unidos.

Lo que hace que un terre­mo­to mate 1000 veces más per­so­nas allí que en Japón o en Ita­lia y que reapa­rez­ca en el siglo XXI una enfer­me­dad per­fec­ta­men­te evi­ta­ble y cura­ble como el cóle­ra es el saqueo colo­nial e impe­ria­lis­ta, la depen­den­cia y la con­se­cuen­te degra­da­ción eco­nó­mi­ca y ambien­tal. ¿Y alguien ha leí­do u oído en algún medio domi­nan­te sobre la bata­lla que libra en Hai­tí con­tra esa epi­de­mia la Bri­ga­da Médi­ca Cuba­na? He per­di­do la cuen­ta de las dece­nas de notas infor­ma­ti­vas y entre­vis­tas a repre­sen­tan­tes de no sé cuan­tas orga­ni­za­cio­nes huma­ni­ta­rias, den­tro y fue­ra de Hai­tí, y la cola­bo­ra­ción cuba­na no for­man par­te del relato.

Este silen­cio, como el exis­ten­te sobre la his­to­ria de Hai­tí, es abso­lu­ta­men­te deli­be­ra­do. No es posi­ble que ni un repor­te­ro de la pren­sa cor­po­ra­ti­va se haya dado cuen­ta de la acti­vi­dad incan­sa­ble de casi 900 inte­gran­tes de la bri­ga­da cuba­na dis­per­sos a lo lar­go del país en labor pro­fi­lác­ti­ca o dis­lo­ca­dos, des­de que esta­lló la epi­de­mia e inde­pen­dien­te­men­te de su espe­cia­li­dad, en todos los cen­tros de aten­ción a pacien­tes de cóle­ra en ese país. No es posi­ble, ade­más, por­que a soli­ci­tud del gobierno hai­tiano en sus hom­bros des­can­sa la recons­truc­ción y for­ta­le­ci­mien­to del sis­te­ma de salud, labor que rea­li­zan en estre­cha coope­ra­ción con las auto­ri­da­des y la socie­dad civil.

Una prue­ba incon­tro­ver­ti­ble de lo que afir­mo es el silen­cio sobre las decla­ra­cio­nes de Niguel Fisher, alto fun­cio­na­rio de la Misión de Esta­bi­li­za­ción de la ONU en Hai­tí (Minus­tah), en las que afir­ma­ba en tele­con­fe­ren­cia ante los corres­pon­sa­les acre­di­ta­dos en la sede neo­yor­ki­na del orga­nis­mo inter­na­cio­nal que la Bri­ga­da Médi­ca Cuba­na tie­ne a su car­go la “mayo­ría” de los cen­tros de aten­ción con­tra el cóle­ra en Hai­tí. Vein­ti­cua­tro horas des­pués los pul­pos mediá­ti­cos no se han enterado.

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