La diplomacia estadounidense trabajó para que países de América Latina aislaran al presidente venezolano Hugo Chávez, según los documentos secretos filtrados este domingo por WikiLeaks, cuyo contenido difundió entre otros el diario español El País.
Este diario menciona los «esfuerzos» de la diplomacia de Estados Unidos «por cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez», sin publicar por el momento el documento al respecto difundido por WikiLeaks.
La página digital WikiLeaks distribuyó información secreta del Departamento de Estado estadounidense al diario español y al británico The Guardian, el estadounidense The New York Times, el francés Le Monde y la revista alemana Der Spiegel.
También El País informa sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental.
Los documentos secretos del Departamento de Estado estadounidense revelados hoy dan cuenta de los esfuerzos para persuadir a distintos países para que acepten albergar detenidos de la prisión de Guantánamo para sospechosos de terrorismo, un paso clave para poder cerrar la controvertida cárcel.
Además se difundió hoy que Estados Unidos pidió a sus diplomáticos en 2008 investigar la posible presencia de Al Qaeda y otros «grupos terroristas» islámicos en Paraguay, en la zona de la triple frontera con Argentina y Brasil, según los documentos secretos filtrados este domingo por WikiLeaks.
Entre las informaciones reveladas hoy figura que el Departamento de Estado pidió el año pasado a funcionarios de 38 embajadas y misiones diplomáticas que le envíen información sobre Naciones Unidas, incluido su secretario general, y en especial sobre funcionarios de países como Sudán, Afganistán, Somalia, Irán y Corea del Norte.
La cancillería estadounidense, en un documento difundido por la página digital WikiLeaks a varios diarios y publicado por el británico The Guardian, pidió en 2008 a su embajada en Asunción «información sobre la presencia, intenciones, planes y actividades de grupos terroristas (…) en Paraguay, en concreto en la triple frontera» con Brasil y Argentina.
Washington quería información no sólo de la posible presencia de «Hezbollah» o «Hamas», entre otras organizaciones armadas islámicas, sino también de «Al Qaeda» y «agentes estatales iraníes», según el texto.
The Guardian también difunde que el rey Abdallah de Arabia Saudita instó a Estados Unidos a atacar Irán para destruir su programa nuclear.
Los cables de embajadas estadounidenses en Medio Oriente filtrados dan cuenta de las «frecuentes exhortaciones a Estados Unidos para atacar Irán y poner fin a su programa de armas nucleares».
Los documentos dicen también que el monarca saudita llamó a Estados Unidos a «cortarle el cuello a la serpiente», y que afirmó que trabajar con Washington para contrarrestar la influencia iraní en Irak era «una prioridad estratégica para el rey y su gobierno».
Israel aseguró a EE.UU. que Irán no está fabricando armas nucleares
Israel animó a Estados Unidos en diciembre de 2009 a aumentar el nivel de agresión contra Irán, al afirmar que su estrategia de negociación con Teherán «no funcionará», según un documento publicado por WikiLeaks y retomado el domingo por la página en Internet del diario francés Le Monde.
Un telegrama estadounidense relata una conversación del 1 de diciembre de 2009 entre Amos Gilad, director de los asuntos político-militares en el Ministerio israelí de Defensa, y Ellen Tauscher, la subsecretaria de Estado estadounidense.
«Mirando en su bola de cristal», escribe la diplomática estadounidense, «Gilad dice que no es seguro que Irán haya decidido fabricar un arma nuclear, pero que Irán está “determinado” a tener la opción de construir una».
El principal diplomático de Estados Unidos en Roma considera que el primer ministro Silvio Berlusconi no es un líder efectivo y que derrocha su energía en fiestas, indican documentos difundidos este domingo por WikiLeaks.
Una fuente china informó a la embajada estadounidense en Pekín de los numerosos esfuerzos del gobierno chino por hackear Google y los sistemas informáticos de gobiernos extranjeros, de acuerdo con los documentos del Departamento de Estado estadounidense.
El diario El País anuncia auto censura por adelantado. Análisis de su información por parte de Boltxe Kolektiboa
...El párrafo de El País que destacamos demuestra que se encubre la información sensible acerca del Estado Español. Todo se sabrá, a pesar del diario del imperialismo españolista. No obstante, lo resaltamos por ser una clara confesión de parte…(” EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible”. EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible, pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible”. (Es decir, ocultando información! – nota de Boltxe).
Por otra parte, las embajadas USA han funcionado como si fuesen hackers privados. La web de la organización que trae de cabeza a los poderes fácticos de EE.UU. ha sido atacada ciberneticamente desde un buen número de ellas según explica Wikileaks. En otro tiempo EEUU hubiese echado manos de sicarios para silenciar a los gestores de la web, el imperialismo no es lo que era.
Otro tipo de prácticas continúan activas, como la de acusar de violación a su máximo representante. Son los tics y usos fascistas de siempre. Pero los papeles filtrados han vuelto a ver la luz. ¿Quien filtra esta documentación?. Es un enigma, aunque puede darse una combinación de elementos, gentes con conciencia que no aguantan más crímenes contra la humanidad o agentes dobles a sueldo de países y potencias interesadas en poner palos a las ruedas de la cada vez más precaria hegemonía estadounidense. Sea como sea, distintos diarios europeos y estadounidenses han recibido la documentación y Washington no ha podido evitar su publicación en el día de hoy. Es una muestra más de la creciente debilidad del renqueante coloso imperialista sin duda alguna, así vemos desde Boltxe este nuevo patinazo internacional de la Casa Blanca y sus valedores internacionales.
Una segunda hipótesis todavía sería más preocupante. ¿Podrían estar realizando las filtraciones elementos de la ultra derecha yankee que han decidido expulsar a Obama del gobierno a través de hacer ingobernable su mandato, poniendolo todos los días a los pies de los caballos?. Todo es posible en las cortes de los imperios en decadencia, no descartemos nada a priori.
EL PAÍS, en colaboración con otros diarios de Europa y Estados Unidos, revela a partir de hoy el contenido de la mayor filtración de documentos secretos a la que jamás se haya tenido acceso en toda la historia. Se trata de una colección de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos, obtenidos por la página digital Wikileaks, en los que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los ciudadanos de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro de las relaciones internacionales.
Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre personalidades de todo mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa nación en numerosos países, incluido España.
Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana de que la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro italiano se detallan sus “fiestas salvajes” y se expone la desconfianza profunda que despierta en Washington. Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política exterior de Estados Unidos.
Los cables prueban la intensa actividad de ese país para bloquear a Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.
En ocasiones, las expresiones usadas en estos documentos son de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de Estados Unidos con algunos de sus principales aliados; en otras, pueden ponerse en riesgo algunos proyectos importantes de su política exterior, como el acercamiento a Rusia o el apoyo de ciertos Gobiernos árabes.
El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora.
Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente de Estados Unidos, donde esta filtración se suma a otras anteriores de menor trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente, modificar profundamente sus prácticas.
Intensas gestiones
Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración de Estados Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga de documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso norteamericano y los Gobiernos de gran parte de las naciones ante los que tiene representación diplomática para informarles sobre el previsible contenido de las filtraciones y sus posibles consecuencias. El Departamento de Estado envió a principio de esta semana un informe a los principales comités de la Cámara de Representantes y del Senado previniéndoles sobre la situación.
La propia Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha telefoneado en las últimas horas a los Gobiernos de los países más importante afectados por esta fuga de información, entre otros los de China, Alemania, Francia y Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas justificaciones
En Reino Unido, Israel, Italia, Australia y Canadá, entre otros socios de Estados Unidos, portavoces de sus respectivos ministerios de Relaciones Exteriores confirmaron que habían recibido información de parte de los embajadores norteamericanos, aunque no revelaron detalles sobre los datos precisos que habían sido puestos en su conocimiento. No ha habido, sin embargo, comunicación directa entre la Embajada en Madrid y el Gobierno español acerca de este asunto.
El portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, ha reconocido que no conoce con exactitud las informaciones que aparecerán en los papeles filtrados, aunque ha adelantado que “estas revelaciones son dañinas para los intereses de Estados Unidos”. “Van a crear tensiones entre nuestros diplomáticos y nuestros amigos alrededor del mundo”, declaró este fin de semana.
El Departamento de Estado, que ha negociado con uno de los periódicos que hoy publican los cables algunos contenidos particularmente lesivos para sus intereses o peligrosos para ciertas personas, está especialmente preocupado por el daño que esto puede causar en la guerra contra Al Qaeda en algunas regiones en la que la libran de forma encubierta, como Yemen o Pakistán, así como los efectos que puede tener para las difíciles relaciones con otras potencias, como Rusia y China.
Los dos últimos años
Los documentos ‑251.287 mensajes que cubren un periodo hasta febrero de 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años- fueron facilitados por WikiLeaks hace varias semanas, además de a EL PAÍS, a los diarios The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania. Estos medios han trabajado por separado en la valoración y selección del material, y pondrán a disposición de sus lectores aquellas historias que cada uno considere de mayor interés; en algunos casos serán coincidentes, en otros no.
Ese proceso se ha llevado a cabo bajo una exigente condición de no poner en peligro en ningún momento fuentes protegidas de antemano o personas cuya vida podría verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos a disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán parcialmente mutilados.
EL PAÍS no ha estado en el origen de la filtración y, por tanto, desconoce los criterios con los que se ha llevado a cabo la selección del paquete que finalmente ha llegado a manos del diario. Resulta evidente que los papeles analizados no son todos los emitidos en el mundo por el Departamento de Estado en el periodo de tiempo comprendido, pero ignoramos si esos son todos a los que ha tenido acceso WikiLeaks.
Pese a eso, el lector comprobará el valor que en sí mismo encierra el conjunto de documentos facilitados, al margen de que puedan existir otros muchos que aún se desconocen. Se trata de un material que aporta novedades relevantes sobre el manejo de asuntos de gran repercusión mundial, como el programa nuclear de Irán, las tensiones en Oriente Próximo, las guerras de Irak y Afganistán y otros conflictos en Asia y África.
“Terrorismo” y radicalismo islámico
También se recogen los movimientos entre Estados Unidos y sus aliados para hacer frente al que denominan terrorismo y al radicalismo islámico, así como detalles reveladores sobre episodios de tanta trascendencia como el boicot de China a la empresa Google o los negocios conjuntos de Putin y Berlusconi en el sector del petróleo. De especial interés son las pruebas que se aportan sobre el alcance de la corrupción a escala planetaria y las permanentes presiones que se ejercen sobre los diferentes Gobiernos, desde Brasil a Turquía, para favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos.
Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa nuclear, despiertan entre los países árabes, hasta el punto de que alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme preocupación con la que Estados Unidos observa la evolución de los acontecimientos en Turquía y la estrecha vigilancia a la que se mantiene al primer ministro, Erdogan.
Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje sobre el secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus más delicadas misiones.
Los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y comprobarán el papel que desempeñan las más íntimas facetas humanas en las relaciones políticas. Eso resulta particularmente evidente en América Latina, donde se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las figuras más controvertidas.
Mañana EL PAÍS ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental. El mismo día se darán a conocer algunas de las gestiones que la diplomacia norteamericana ha realizado para repatriar a los presos de Guantánamo, así como la intensa actividad en Asia para frenar el peligro que representa Corea del Norte para EE.UU. y sus aliados en la zona.
Cables controvertidos
Entre los cables con los que ha trabajado este periódico se encuentran informes extraordinariamente controvertidos, como los mensajes del embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar el Gadafi, usa botox y es un verdadero hipocondríaco que hace filmar todos sus exámenes médicos para analizarlos posteriormente con sus doctores, y relatos con meticulosas descripciones del paisaje local, como el que hace un diplomático estadounidense invitado a una boda en Daguestán que sirve para ilustrar el grado de corrupción en la zona.
Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados Unidos durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras, y cables de enorme interés sobre acontecimientos actuales, como el que precisa la presión ejercida sobre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para que contenga los abusos de sus allegados y facilite la gobernabilidad del país.
En lo que respecta al estado español, estos documentos registran el enorme acceso de la Embajada de Estados Unidos a personalidades destacadas del ámbito político y judicial, y su influencia en algunos acontecimientos que han marcado la actualidad de los últimos años. También se descubre el punto de vista que funcionarios estadounidenses tienen de la clase política española, así como el que algunos políticos expresan sobre sus compañeros y adversarios.
En determinados casos, estas revelaciones tienen el estrictamente el valor que tiene la opinión de una persona de posición influyente. En otros casos, se trata de relatos que aportan pistas sobre acontecimientos importantes pero que son narrados por una sola fuente: el servicio diplomático de Estados Unidos. EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible (es decir, ocultando información! – nota de Boltxe).
Entre otras precauciones, se ha decidido aceptar los compromisos a los que The New York Times llegue con el Departamento de Estado para evitar la difusión de determinados documentos, con lo que aquello que el diario de Prisa oculte verá la luz a través de las web de la contrainformación, sin duda alguna y atención a los próximos días.
No todos los papeles obtenidos por Wikileaks han sido utilizados para la elaboración de las informaciones de El País, y solo una parte de ellos serán expuestos públicamente, independientemente de lo que la propia WikiLeaks o los demás medios que han recibido el material decidan hacer, dice el diario de Cebrian. Se han seleccionado tan solo aquellos que consideramos imprescindibles para respaldar la información ofrecida.
Las informaciones han sido preparadas y escritas únicamente por redactores de El País atendiendo a sus exigencias de rigor y calidad, es decir, de autocensura estratégica española, algo que confiesa sin rubor alguno. A lo largo de varios días se irán ofreciendo las crónicas que recogen la sustancia de esos documentos, añadiéndoles el contexto y la valoración requeridos, así como sus posibles reacciones y consecuencias.
Algunas de esas reacciones estarán, seguramente, dirigidas a examinar las causas por las que puede haberse producido una fuga de semejante magnitud. El origen de este problema puede remontarse a los días posteriores al ataque del 11 de septiembre de 2001, cuando se detectaron unos fallos de coordinación entre los servicios de inteligencia que recomendaron la necesidad de un modelo de comunicación que permitiera a los diferentes responsables de la seguridad compartir datos extraídos por el Departamento de Estado.
Un sistema de Internet del Ejército
Se extendió, por tanto, a partir de esa fecha el uso de un sistema de Internet del Ejército norteamericano denominado SIPRNET, un acrónimo de Secret Internet Protocol Router Network. Todos los cables que se incluyen en esta filtración fueron enviados por ese medio, como se comprueba por la etiqueta que cada uno de ellos lleva en su cabecera, la palabra SIPDIS, que son las siglas para Secret Internet Protocol Distribution.
Al menos 180 embajadas norteamericanas alrededor del mundo utilizan actualmente ese sistema de comunicación, según informes elaborados por el Congreso norteamericano. Aunque se exigen fuertes medidas de seguridad para el uso de ese sistema, como la de mantenerlo abierto únicamente cuando el usuario está frente a la pantalla, la exigencia de cambiar la clave cada cinco meses o la prohibición de utilizar cualquier clase de CD u otro método de copia de contenidos, el número de personas que ahora acceden a la información ha crecido considerablemente.
A ese crecimiento ha ayudado también la necesidad de ampliar el número de personas trabajando en cuestiones de seguridad y, como consecuencia, la del número de personas a la que se da acceso a documentos clasificados. El Departamento de Estado clasifica sus informes en una escala que va del Top Secret al Confidential. En los documentos facilitados a EL PAÍS no hay ninguno clasificado como Top Secret, aunque sí más de 15.000 situados en la escala inferior, Secret.
Según se puede deducir de datos elaborados por la Oficina de Control del Gobierno, perteneciente al Congreso norteamericano, y otros expuestos recientemente por medios de comunicación de ese país, más de tres millones de estadounidenses están autorizados al acceso a ese material Secret. Eso incluye decenas de miles de empleados del Departamento de Estado, funcionarios de la CIA, del FBI, de la DEA, de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas y de otros departamentos implicados en la búsqueda de información. En Estados Unidos funcionan 16 agencias con responsabilidades de espionaje.
Será muy costoso, por tanto, para ese país reparar el daño causado por esta filtración, y llevará años poner en pie un nuevo sistema de comunicación con plenas garantías. Lo más importante, sin embargo, es el valor informativo que esos documentos tienen actualmente. Estamos ante una serie de relatos, sin precedentes en el periodismo, que servirán para una mejor comprensión de algunos conflictos y de personalidades que afectan determinantemente a nuestra vida y que pueden abrir a a una nueva interpretación de la realidad que les rodea.
Indudablemente la prensa del régimen opta por hacer de la necesidad virtud y en tanto que El País promete auto censura pactada con los EE.UU. en su calidad de peón imperialista trata a la vez de sacar partido de la parte del botín expandido por Wickileaks para utilizarlo como fuente suculenta de ingresos. Se confirma que el dinero no tiene principios.
Tomado de elpais.com (edición global)