El ganador del premio Nobel de la Paz del año pasado intensificó la guerra en Afganistán pocas semanas después de recibirlo. El premio sorprendió al propio Obama.
Este año el gobierno chino cometió la bobada de hacer un mártir del presidente chino del PEN y neocon Liu Xiaobo. Nunca debería haber sido arrestado, pero los políticos noruegos que componen el comité, liderados por Thorbjørn Jagland, ex-primer ministro laborista, querían darle una lección a China y, por tanto hicieron caso omiso de los puntos de vista de su héroe.
O quizás no lo hicieron, dado que sus perspectivas no son muy disímiles. El comité pensó concederle a Bush y Blair un premio de la paz conjunto por invadir Irak, pero la protesta pública forzó la retirada.
Para que conste, Liu Xiaobo ha declarado públicamente que en su opinión:
(a) La tragedia de la China es que no fue colonizada durante al menos 300 años por un poder occidental o por Japón. Aparentemente esto hubiera civilizado a la China para siempre;
(b) Las guerras de Corea y Vietnam emprendidas por EEUU fueron guerras contra el totalitarismo y acrecieron la «credibilidad moral» de Washington;
© Bush hizo bien en ir a la guerra en Irak, y las críticas del senador Kerry eran «propagadoras de calumnias»;
(d) ¿Afganistán? Aquí no hay ninguna sorpresa: apoyo completo a la guerra de la OTAN.
Tiene perfecto derecho a estas opiniones, pero ¿debería recibir un premio de la paz?
El jurista noruego Fredrik Heffermehl razona que el comité infringe la voluntad y el testamento dejado por el inventor de la dinamita cuya fortuna financia los fondos para los premios:
«El comité del Nobel no ha recibido el dinero del premio para uso libre, sino que fue encargado para otorgar el dinero a un elemento fundamental en el fomento de la paz, rompiendo el círculo vicioso de la carrera de armamentos y los juegos del poder militar. Desde este punto de vista, el Nobel del 2010 es de nuevo un premio ilegítimo otorgado por un comité ilegítimo.»
www.lrb.co.uk, 11 de diciembre de 2010. Traducción para sinpermiso.in