Nuestro simpático carbonero probablemente se encuentre más a sus anchas, ante las perspectivas que presenta su negocio de carbón . Al fin y al cabo ese parece ser su oficio, comerciar con él…
Es que al parecer, este año a la peña no le toca ni hartarse de capones, ni recibir buenas nuevas. Y que visto lo visto, lo más razonable sería que en las actuales circunstancias, a nuestro Olentzero le dejaran en paz, entregado al asunto del carbón, que este año va a ser necesario todo y más. Además, que si baja del monte, tal como están las cosas igual nos lo trincan por terrorista…
Nada, este año una botella de tintorro de garrafón y fuera cursillos de trepa.
Para eso ya están los otros, con sus gamos alados, y sus pajes mágicos aunque muy pijos… Y a repartir glamour o fanfarronería, según la latitud… Y que en definitiva para eso están, para la cosa del marketing y que para una vez que trabajan, pues que se esmeren y escalen.
Lo cierto que toda la producción anual de nuestro Olentzero, va a quedar escasísima teniendo en cuenta la fila de pillastres que debieran participar en el reparto.
Los que con frío cerebro y sentimientos graníticos, generan las crisis, las guerras, los crímenes ecológicos… FMI, Bancos de todas las calañas, grupos Bildelberg, trilaterales, OCDE (organización cavernícola para el desarrollo del esclavismo, que dice Tasio), agencias de rating y mafias criminales parejas…
¡A, como me repatea esa alegría obscena de la bolsa, cuando los desalmados gobernantes legislan para estrujar el estómago del pueblo!
Es prácticamente seguro que no habrá suficiente carbón para enterrar a ellos y sus fechorías. Justamente las que están convirtiendo el mundo en un planeta inhabitable, ‑una negra navidad- y a sus ciudadanos en esclavos.
Y que sepan los mortales que mientras no los erradiquemos de este mundo, la humanidad seguirá con terribles dolores de parto y otras calamidades…
¿Y si nos metemos con nuestros demonios más próximos? Esos que dicen ser nuestros representantes ‑Zapateros, Rubalcabas, Sanzes, Lopeces, furias y Barcinas-.
¿Por qué la mara ‑se ve que no se entera‑, les vota una y otra vez con esa inercia, que de puro estúpida, asusta…?
¿Tan difícil es darse cuenta de que estos representantes son una mafia fetichizada, que solo rinden cuenta a sí mismos, por lo que se corrompen con total impunidad?
¿Cómo somos unos ciudadanos tan imbéciles que les permitimos pagas y pensiones blindadas ‑después de que a nosotros nos las dejan en el chasis‑, poniendo una cara de puros e impotentes merluzos?
Ya pueden cantar bien “repanchigaus” lo de la blanca navidad… Al menos, mientras nosotros, los estúpidos paganos, no los enclaustremos en sus castillos con toneladas de carbón… Ya puede trabajar nuestro Olentzero…
Ya sabíamos del cinismo y maldad de toda esta hez de oligarcas y políticos que organizan el mundo a su antojo.
Pero hoy el asunto Wikileaks, está destapando muchas letrinas de los estados. Sabemos lo suficiente para, por ejemplo, desnudar al PSOE, al entero servicio de los intereses de EEUU en España. Y conocemos algo, de la sórdida labor que artera y sistemáticamente han desarrollado estos falsos sociatas, contra el pueblo vasco. Sobre todo a partir de la transición.
Entonces surge la alarma en los prohombres de la oligarquía y de la gobernanza. “Hay que prohibir que ciertas informaciones lleguen al ciudadano.”
¿Pero si serán chulos e impostores? ¿quien es un ser humano, para prohibir a otro el acceso a la información.?
¿No es acaso, ya que la prensa oficial está prostituída, una esperanza para el ciudadano, que bien sea a través de Internet, Wikileaks , o cualquier otro cauce, pueda acceder –irrenunciable derecho humano‑, al conocimiento de los agentes que generan la corrupción?
Es la negra Navidad donde los intereses de los que mueven los hilos de la sociedad, deciden que olvidemos, nos alegremos y celebremos lo que sea por decreto.
La cosa más insolidaria Justamente en una época en que supuestamente la solidaridad debiera ser el auténtico motor.
Conducidos como borregos, hemos perdido el norte.
Decía Ellacuría, “Necesitamos una civilización de la pobreza, que el motor no sea acumular sino repartir.
Justamente, todo lo contrario a lo que están proponiendo y logrando, ‑mientras sigamos tolerando- el expolio de las rentas de trabajo, tierras, bienes, públicos etc., etc. ¡O negra navidad!
Y todo esto, porque el ciudadano ha perdido su autoestima y olvidado sus derechos.
El ciudadano nunca debió tolerar que las grandes decisiones de los estados, dependieran del capricho de unos gobernantes que han usurpado lo que han convertido en un cotarro. Es su particular patio de monipodio, donde trafican con lo divino y humano y sobre todo con el patrimonio ciudadano.
Bien amparados , por supuesto, por un sistema judicial donde por dama de la justicia han debido de instalar alguna ramera corrompida….
El ciudadano tiene que reconquistar el derecho, a que desde su activa participación, ningún gobierno democrático tome por su cuenta ninguna resolución al margen de la voluntad ciudadana.
Mientras no lo consiga, muchas negras navidades tendrá que soportar esta ciudadanía absolutamente desnortada.
Tan negras como las de tantos jóvenes vascos que por cultivar el sentimiento patriótico vasco ‑un derecho irrenunciable, tan digno como el sentimiento español- los valores democráticos, han de pasar sus navidades negras, en las cárceles negras de la tortura…
Navidades negras, para todos los vascos que soñamos con el estado soberanos de navarra y no hemos conseguido todavía unificar proyectos. Simples, pero elementales proyectos que nos mantengan en pie ante previsibles debacles, españolas o europeas…
Nunca he sido un forofo, más que por razones sentimentales o estéticas, por esa insolidaridad que siempre me ha transmitido la bulla yanqui, con ese melifluo trasunto de la blanca navidad.
Hoy, con infinitas razones más, la melodía de Irving Beling me sabe a sadismo inhumano. ¡Ay ese estúpido y perjudicial estupidismo gringo!
La verdad, me siento más cómodo con nuestro carbonero, sin más pretensiones que echar unas risas y contentar la barriga de vez en cuando. Luego ya hablaremos del carbón…