Vene­zue­la: ¿Es ver­dad que esta­mos per­dien­do la revo­lu­ción? – Franz J. T. Lee

El cre­púscu­lo de los “Con­de­na­dos de la Tierra”

A lo lar­go de la últi­ma déca­da, en todo el mun­do los “con­de­na­dos de la tie­rra’ han diri­gi­do su mira­da pro­le­ta­ria, espe­ran­za­do­ra, lle­na de lágri­mas, hacia la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na lati­no­ame­ri­ca­na, en par­ti­cu­lar, hacia Vene­zue­la, el Pre­si­den­te Hugo Chá­vez Frías y el Par­ti­do Socia­lis­ta Uni­do de Vene­zue­la (PSUV). Sin duda, lo que está ocu­rrien­do aquí en Vene­zue­la tie­ne una rele­van­cia trans­his­tó­ri­ca a nivel glo­bal. Tan­to inter­na como exter­na­men­te, hay un sin núme­ro de cama­ra­das sin­ce­ros y soli­da­rios que están con­fun­di­dos acer­ca del carác­ter de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na, están preo­cu­pa­dos por su futu­ro inme­dia­to; algu­nos expre­san su crí­ti­ca cons­truc­ti­va y otros su crí­ti­ca deses­pe­ra­da en torno a la situa­ción actual, como tam­bién hay algu­nos que se dejan enga­ñar por la actual gue­rra mediá­ti­ca inter­na­cio­nal con­tra el gobierno vene­zo­lano. Las siguien­tes refle­xio­nes son de carác­ter gene­ral y teó­ri­cas, y serán com­ple­ta­das por un deta­lla­do aná­li­sis más ade­lan­te. El tema es deli­ca­do, por lo tan­to, es impe­ra­ti­vo colo­car­lo en su con­tex­to glo­bal emancipatorio.

Sin duda, es nues­tra res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca de defen­der a todos los logros que la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na ha traí­do a los tra­ba­ja­do­res pobres. No hace fal­ta cate­go­ri­zar todos estos logros aquí; el Pre­si­den­te Hugo Chá­vez Frías nos los recuer­da a dia­rio en todos sus pro­gra­mas y entre­vis­tas nacio­na­les e inter­na­cio­na­les. Aque­llos que dudan de las esta­dís­ti­cas y de los hechos, pues que ven­gan a Vene­zue­la para inves­ti­gar la reali­dad de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na aquí y aho­ra mismo.

Sin embar­go, debe­mos recor­dar que la his­to­ria bur­gue­sa capi­ta­lis­ta ha demos­tra­do que una de las cosas más com­pli­ca­das de hacer es una revo­lu­ción glo­bal. El modo de pro­duc­ción actual que hoy se está ani­qui­lan­do sis­te­má­ti­ca­men­te, nació en Mile­to hace casi tres mile­nios: sólo aho­ra se vol­vió ‘adul­to’ o en las pala­bras de Imma­nuel Kant, se ha trans­for­ma­do hacia su ple­na reconocibilidad.

El que no lo pue­de ver aho­ra, no ten­drá mucho tiem­po para apren­der a ver­lo en el futu­ro inme­dia­to. La revo­lu­ción capi­ta­lis­ta ha sido el arma for­mi­da­ble del capi­ta­lis­mo revo­lu­cio­na­rio. Median­te un cui­da­do­so estu­dio pode­mos dar­nos cuen­ta que ¡lo revo­lu­cio­na­rio no es el socia­lis­mo, sino su nega­ción, el capitalismo!

Aho­ra, con res­pec­to a la coyun­tu­ra polí­ti­ca actual que están vivien­do la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na, su líder Hugo Chá­vez Frías y el Par­ti­do Socia­lis­ta Uni­do de Vene­zue­la, ¿qué está pasan­do? ¿De ver­dad todo anda bien? Por aho­ra y para empe­zar, sólo nos pode­mos enfo­car en el con­cep­to de la revo­lu­ción, tra­tan­do de ver­lo bajo una crí­ti­ca macroscópica.

¿Por qué es sólo aho­ra, que un núme­ro con­si­de­ra­ble de sim­pa­ti­zan­tes de nues­tro pro­ce­so en Vene­zue­la, de repen­te están muy preo­cu­pa­dos que algo anda mal con la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na? ¿Por qué casi pasa des­aper­ci­bi­do que algo anda­ba mal en todas las revo­lu­cio­nes pasa­das e inclu­so en aque­llas en cur­so, todas empren­di­das en nom­bre de los “con­de­na­dos de la tie­rra”? En cam­bio, ¿cua­les fue­ron las revo­lu­cio­nes que real­men­te se han mate­ria­li­za­do, y en cuyo inte­rés? ¿Quién se bene­fi­ció o se bene­fi­cia?, o como reza la pre­gun­ta en latín: ¿«cui bono»? ¿Cuál es la cla­se intere­sa­da en que se “radi­ca­li­ce” la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na, y qué cla­se quie­re más bien des­ha­cer­se del pre­si­den­te Chá­vez y del PSUV? Enton­ces, ¿el PSUV defien­de los intere­ses de quién? ¿Por qué ha habi­do una ava­lan­cha de adver­ten­cias y lla­ma­das a la auto­crí­ti­ca y la rec­ti­fi­ca­ción? ¿A quién real­men­te le preo­cu­pa el socia­lis­mo en Venezuela?

Bueno, ¡cier­ta­men­te a mí me impor­ta, como tam­bién le impor­ta a muchos de nues­tros y nues­tras camaradas!

¡Des­de hace tres déca­das he esta­do vivien­do, ense­ñan­do y luchan­do por la eman­ci­pa­ción de este her­mo­so país que es Vene­zue­la, entre su cáli­da pobla­ción tra­ba­ja­do­ra! Y duran­te la últi­ma déca­da, des­de la lle­ga­da al poder de Hugo Chá­vez, he esta­do com­ple­ta­men­te libre de expre­sar mis opi­nio­nes polí­ti­cas, siem­pre tra­tan­do de hacer mis con­tri­bu­cio­nes de mane­ra aca­dé­mi­ca, cien­tí­fi­ca y filo­só­fi­ca, sin ata­car a nadie ad homi­nem, por­que los pro­ble­mas no se pue­den redu­cir a las accio­nes de un solo indi­vi­duo, sino más bien hay que colo­car­los en su con­tex­to histórico.

Aho­ra, vamos con algu­nas pre­gun­tas orientadoras.

En la his­to­ria, en el trans­cur­so de la lucha de cla­ses, ¿cuál de las revo­lu­cio­nes defi­ni­ti­va­men­te logró defen­der­se y glo­ba­li­zar­se des­pués de su vic­to­ria polí­ti­ca y mili­tar? ¿Cuál fue la revo­lu­ción que defi­ni­ti­va­men­te mate­ria­li­zó sus intere­ses de cla­se y alcan­zó sus obje­ti­vos socia­les, polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos y culturales?

Es pre­ci­sa­men­te en la res­pues­ta a esta pre­gun­ta, don­de se encuen­tra la pro­pia quin­tae­sen­cia de una revo­lu­ción y la pis­ta para veri­fi­car, si hoy en algu­na par­te de nues­tro pla­ne­ta de ver­dad está ocu­rrien­do una revo­lu­ción que se expre­sa en la prác­ti­ca y la ideología.

Toman­do como ejem­plo algu­nas autén­ti­cas revo­lu­cio­nes de mayor enver­ga­du­ra como la ame­ri­ca­na, la fran­ce­sa y las indus­tria­les, debe­mos pre­gun­tar­nos lo siguien­te: ¿Qué intere­ses de cla­se tenían en común esas revo­lu­cio­nes? ¿De qué mane­ra esta­ban vin­cu­la­das entre sí? ¿Cuál era su misión his­tó­ri­ca res­pec­ti­va? ¿En qué pun­to con­ver­gie­ron todas? ¿Quién real­men­te cele­bró estas revo­lu­cio­nes? ¿Aca­so las cele­bra­ron los sier­vos, escla­vos, cam­pe­si­nos o tra­ba­ja­do­res? ¿Des­pués de eones, por qué no ha lle­ga­do toda­vía el ama­ne­cer de los “con­de­na­dos de la tierra’?

Enton­ces, ¿qué fue y qué sigue sien­do la fun­ción social de una revo­lu­ción? Vene­zue­la, exa­mi­ne­mos lo siguiente:

* La revo­lu­ción – “rivo­luz­zio­ne” o “rivol­tu­ra’ – nació en una épo­ca his­tó­ri­ca espe­cí­fi­ca para lle­var al poder el capi­ta­lis­mo como modo de des­truc­ción glo­bal dominante;

* La revo­lu­ción tuvo la tarea his­tó­ri­ca de des­truir el modo de pro­duc­ción feu­dal, su estruc­tu­ra de cla­se, su super­es­truc­tu­ra teo­ló­gi­ca y el Esta­do absolutista;

* La revo­lu­ción tuvo la tarea his­tó­ri­ca de indus­tria­li­zar los paí­ses metro­po­li­ta­nos y con­ver­tir el «Ter­cer Mun­do» en un gran cam­po de con­cen­tra­ción de mano de obra bara­ta, y en un paraí­so para la explo­ta­ción de recur­sos naturales.

* La revo­lu­ción tuvo la tarea his­tó­ri­ca de dia­léc­ti­ca­men­te esta­ble­cer y refor­zar el «inter­cam­bio des­igual» (Samir Amin), los dos lados del mer­ca­do mun­dial, la divi­sión del mun­do en paí­ses capi­ta­lis­tas y colo­nia­les. Por ejem­plo, como país pro­duc­tor agrí­co­la y más tar­de como eco­no­mía de extrac­ción petro­le­ra, sin acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria de capi­tal y sin estruc­tu­ra de cla­ses corres­pon­dien­te, Vene­zue­la se sub­de­sa­rro­lló al mis­mo paso en que se «desa­rro­lla­ron» Euro­pa o los Esta­dos Unidos.

* El últi­mo país a entrar en el ámbi­to de los paí­ses metro­po­li­ta­nos indus­tria­li­za­dos del siglo 20 fue Japón. Antes de la glo­ba­li­za­ción, al res­to de las ‘Nacio­nes Uni­das’ no se les per­mi­tió par­ti­ci­par en este sono­ro pro­ce­so de la revo­lu­ción glo­bal y la glo­ba­li­za­ción revolucionaria.

* Por lo tan­to, una cosa es hacer la revo­lu­ción demo­crá­ti­ca bur­gue­sa capi­ta­lis­ta en los paí­ses metro­po­li­ta­nos, y otra cosa es ser un Esta­do víc­ti­ma (lo que hoy es cíni­ca­men­te lla­ma­do una «socie­dad fra­ca­sa­da» o un «Esta­do fora­ji­do»), saquea­do por la mis­ma glo­ba­li­za­ción revo­lu­cio­na­ria o revo­lu­ción glo­bal. Este es el caso de la Vene­zue­la con­tem­po­rá­nea. No cual­quier país del mun­do pue­de hacer una revo­lu­ción, ni siquie­ra una revo­lu­ción “sui gene­ris”, com­pi­tien­do con­tra el «Impe­rio». Para tener un míni­mo de chan­ce, tene­mos que ser muy pre­ci­sos con nues­tros pen­sa­mien­tos y actos.

* La revo­lu­ción, como fue com­pro­ba­do his­tó­ri­ca­men­te, es capi­ta­lis­ta por natu­ra­le­za. Es nada más ni nada menos que el pro­pio capi­ta­lis­mo el que ha sido el pri­mer y úni­co modo de pro­duc­ción revo­lu­cio­na­rio en la his­to­ria, según lo cons­ta­ta­do por los mis­mí­si­mos Karl Marx y Frie­drich Engels en el Mani­fies­to del Par­ti­do Comu­nis­ta. Aho­ra, con res­pec­to a la eman­ci­pa­ción y su «vehícu­lo» teó­ri­co y polí­ti­co para acti­var el freno de emer­gen­cia y poner fin a la explo­ta­ción del hom­bre por el hom­bre, así como a la explo­ta­ción de la natu­ra­le­za por la socie­dad, nece­si­ta­mos una nue­va filo­so­fía, mucho más poten­te que toda la Ilus­tra­ción bur­gue­sa en su momen­to, una filo­so­fía que inclu­so ‘tras­cien­de’ el mate­ria­lis­mo dia­léc­ti­co. No pode­mos caer hacia atrás y tra­tar de hacer una revo­lu­ción que ya se ha hecho y se ha glo­ba­li­za­do y de la que hemos sido las víc­ti­mas his­tó­ri­cas, des­de el momen­to en que comen­zó la tra­ta trans­atlán­ti­ca de escla­vos; y mucho menos pode­mos seguir sien­do sumer­gi­dos en la con­fu­sión ideo­ló­gi­ca y las ilu­sio­nes reli­gio­sas y mesiá­ni­cas. Deje­mos la incor­po­ra­ción al capi­ta­lis­mo cor­po­ra­ti­vo revo­lu­cio­na­do a otros posi­bles can­di­da­tos, que aspi­ran ser los nue­vos socios en esta “San­ta Alian­za” impe­ria­lis­ta, como Rusia, India, Chi­na, Bra­sil y quién sabe, Sudá­fri­ca. Esto no es, ni debe ser, obje­ti­vo nuestro.

Lo que real­men­te está en el orden del día en Vene­zue­la y el mun­do, es la eman­ci­pa­ción de los escla­vos asa­la­ria­dos en las fábri­cas, en las indus­trias petro­le­ras, en la agri­cul­tu­ra, en los labo­ra­to­rios, en las ofi­ci­nas, en el sec­tor edu­ca­ti­vo, en los ejér­ci­tos, en los apa­ra­tos del Esta­do. Es en este ámbi­to, y en lo que res­pec­ta a la des­truc­ción de plus­va­lía y la ani­qui­la­ción de la pro­pie­dad pri­va­da de los medios prin­ci­pa­les de pro­duc­ción, don­de aún hemos hecho muy poco. Nacio­na­li­zar empre­sas no es socia­lis­mo, y mucho menos eman­ci­pa­ción, en reali­dad, no es otra cosa que el quid pro quo, los nego­cios de cos­tum­bre como se sue­len prac­ti­car en el capitalismo.

El socia­lis­mo como anti-capi­ta­lis­mo y anti-impe­ria­lis­mo tie­ne que refle­jar­se en pala­bras y hechos, las pala­bras solas no bas­tan. Pode­mos encon­trar las joyas eman­ci­pa­to­rias más pre­cio­sas en los dis­cur­sos del Pre­si­den­te Chá­vez, en las trans­mi­sio­nes de las radios y la tele­vi­sión comu­ni­ta­rias alter­na­ti­vas, inclu­so en los medios de comu­ni­ca­ción esta­ta­les, y más aún, inclu­so en el pro­gra­ma polí­ti­co del pro­pio PSUV. Allí se encuen­tran todas las expec­ta­ti­vas, anti­ci­pa­cio­nes y deseos eman­ci­pa­to­rios de los obre­ros y cam­pe­si­nos, es decir de las cla­ses explo­ta­das. Sin embar­go, si en la reali­dad con­cre­ta no se refle­ja nin­gu­na de estas múl­ti­ples expre­sio­nes anti-capi­ta­lis­tas, con excep­ción de una u otra ten­den­cia ape­nas per­cep­ti­ble, enton­ces nues­tros dis­cur­sos, trans­mi­sio­nes y pro­gra­mas se con­vier­ten en pura ideo­lo­gía, es decir, en men­ti­ras repetidas.

¿Será que tal vez tene­mos un pro­ble­ma con la tesis núme­ro 11 de Marx sobre Feuer­bach? Es decir, que ¿sólo inter­pre­ta­mos la reali­dad vene­zo­la­na de varias mane­ras, pero no cam­bia­mos las con­di­cio­nes del capi­ta­lis­mo, no crea­mos real y con­cre­ta­men­te un mun­do mejor para los millo­nes de tra­ba­ja­do­res pobres, como lo exi­gió Ber­tolt Brecht con tan­ta elocuencia?

¿No será por eso que muchos cama­ra­das per­ci­ben un peli­gro y temen por la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na, temen que podría­mos per­der nues­tra revo­lu­ción? ¿No podría ser ésta la razón por la ten­den­cia a la dis­mi­nu­ción del apo­yo de la base popu­lar de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na? ¿Será ésta la razón por la que una vez más ten­dre­mos que ver a los nefas­tos ros­tros del pasa­do en el nue­vo par­la­men­to vene­zo­lano a par­tir del pró­xi­mo año?

Una cosa es cier­ta: algo anda mal y debe corre­gir­se con urgen­cia. Para empe­zar, tene­mos que lograr la eli­mi­na­ción de esa inmen­sa dis­cre­pan­cia que exis­te entre un tan noble pro­gra­ma polí­ti­co del Par­ti­do Socia­lis­ta Uni­do de Vene­zue­la y la reali­dad con­cre­ta, hay que eli­mi­nar esa bre­cha ideo­ló­gi­ca entre lo que los polí­ti­cos dicen o escri­ben y lo que real­men­te hacen. Sólo cuan­do se logre esto, sólo cuan­do se esta­blez­ca la dia­léc­ti­ca entre la pra­xis y la teo­ría, pode­mos tener la espe­ran­za de cap­tar una vez más la ima­gi­na­ción, la fan­ta­sía y el entu­sias­mo incon­di­cio­nal de los tra­ba­ja­do­res vene­zo­la­nos, al igual que en los años 2002/​2003, cuan­do por un bre­ve lap­so de tiem­po nues­tras ideas eman­ci­pa­to­rias se trans­for­ma­ron en una fuer­za mate­rial libe­ra­do­ra. La ausen­cia de teo­ría y pra­xis y la pre­sen­cia nefas­ta de la ideo­lo­gía y la prác­ti­ca, don­de se dice una cosa y se hace otra, son las razo­nes prin­ci­pa­les por las que nues­tro buque Boli­va­riano se está tran­can­do en las cal­mas caribeñas.

Por últi­mo, en vez de pre­gun­tar­nos si esta­mos per­dien­do nues­tra revo­lu­ción, más bien debe­ría­mos pre­gun­tar­nos: ¿Esta­mos logran­do la eman­ci­pa­ción huma­na? ¿Hemos avan­za­do en tras­cen­der el capi­ta­lis­mo cor­po­ra­ti­vo glo­bal, la revo­lu­ción glo­ba­li­za­da y la glo­ba­li­za­ción revo­lu­cio­na­ria? ¿Hemos eli­mi­na­do la explo­ta­ción del hom­bre por el hom­bre y de la natu­ra­le­za por la socie­dad? ¿O nos encon­tra­mos ante una espe­cie de jue­go al esti­lo Can­cún don­de pre­do­mi­nan las nego­cia­cio­nes y la inter­me­dia­ción, todo en torno a las gran­des cor­po­ra­cio­nes, como de cos­tum­bre, no impor­ta las con­se­cuen­cias catas­tró­fi­cas para la humanidad?

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