1, Porque estamos ante la agresión más dura a la sociedad en los últimos 35 años, como hasta el periódico más proclive a las decisiones del gobierno español (El País) ha reconocido. Es el golpe más terrible a los intereses de la mayoría social, el mayor ataque a las condiciones de trabajo, jubilación y vida de la gente en décadas. La gravedad de este golpe exije respuestas masivas y contundentes, como la huelga general.
2, Porque es mentira que sus recortes y privatizaciones sean medidas eficaces frente a la crisis. Ellos la han creado y la quieren convertir en una oportunidad para imponer sus recetas neoliberales.
La huelga general es una respuesta ante ese estado de shock social que han fomentado con la intención de justificar nuevas medidas para hacer descaradamente lo que siempre hacen, que es utilizar los fondos públicos y el trabajo de la gente para engordar bolsillos privados. La huelga debe ayudar a despertar de la pesadilla en la que con los peores pronósticos quieren que creamos que la reforma laboral o la de las pensiones se hacen, a fin de cuentas, por nuestro bien, para evitar males mayores.
3, Porque no es cierto que sea necesario reformar las pensiones en sentido restrictivo y reaccionario. ¿Por qué tiene que autofinanciarse la seguridad social y no la policía o la Iglesia Católica? Nos engañan. No hay razones para este recorte. No es una manera de hacer frente a la crisis, sino una grandísima estafa para avanzar hacia nuevas privatizaciones. Los tiburones financieros quieren grandes fondos privados de pensiones y estados reducidos a su aparato represivo, sin servicios sociales y eso es lo que intentan lograr con estos recortes.
4, Porque tenemos que responder colectivamente. El neoliberalismo, como dijera Bordieu, es un programa político cuyo objetivo es la destrucción metódica de los colectivos y lo colectivo. Para llevar adelante sus recortes, privatizaciones y expolios en general necesitan fragmentar a la sociedad en sectores aislados y, mejor todavía, en individuos descoordinados incapaces de pensar y actuar colectivamente. Quieren imponer el sálvese quien pueda y la insolidaridad. Esto va, además mucho más allá de una situación o unas medidas concretas, es un proyecto global para mantener permanentemente secuestrado al pueblo y privarlo de su carácter de sujeto. Las huelgas y las movilizaciones crean sujeto social, refuerzan lo común y lo colectivo y tejen relaciones de solidaridad.
5, Porque las huelgas y las movilizaciones tienen efecto. Nos puede satisfacer más o menos el mecanismo de la huelga general, pero a otros perros con el hueso de que están pasadas de moda o no sirven para nada. Eso es propaganda neoliberal. ¿Qué es lo que sirve? ¿Las privatizaciones? ¿La resignación? Claro que hay que buscar otras fórmulas eficaces, pero recordando que las huelgas lo son. De hecho nadie ha propuesto hasta ahora una fórmula mejor. ¿Va a ceder el neoliberalismo por una huelga general? ¡Claro que no! Pero, ¿ese es el criterio para valorar si una forma de protesta y presión sirve? La cuestión no es buscar eternamente un modelo milagroso de movilización social, sino movilizarse realmente, aquí y ahora. Ya buscaremos otros modos, de hecho ya los estamos buscando y encontrando, pero valoremos los que tenemos a nuestro alcance, que son muy importantes.
6, Porque es hora de señalar con el dedo a quienes han tirado la piedra y esconden la mano. No sólo al PSOE, protagonista fundamental de estas reformas, sino también al PP y UPN que la apoyan, a las burocracias sindicales españolas cómplices y, sobre todo, al PNV, que bien podría cambiar su nombre para llamarse Partido Neoliberal Vasco. El PNV es responsable directo de las reformas laboral y de las pensiones y esta es, también, una huelga contra la línea del Partido Nacionalista Vasco.
La huelga general es una protesta contra la impunidad. No es aceptable que quienes han provocado esta situación queden impunes y nos hagan pagar la factura.Esta es una huelga pedagógica, para señalar quién es responsable de la crisis, qué es realmente el capitalismo y quiénes son sus promotores y cómplices. Si alguien destroza una farola se le acusa de dañar un bien público, no puede ser que quien aniquila una economía y arruina miles de vidas no reciba una dura respuesta social.
7, Porque las huelgas generales y la movilización social crean y desarrollan subjetividades transformadoras y refuerzan horizontes de cambio social desde el protagonismo popular. Las huelgas generales situan el epicentro del cambio en el pueblo, no en unas elites y sus actividades institucionales. Los partidos del mundo neoliberal y sus instituciones defienden los intereses del capital y son los sujetos populares progresistas, el movimiento obrero, las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales quienes les hacen frente. No hay posibilidad de cambio sin una sociedad activa y las huelgas contribuyen a y son expresión de esa activación.
8, Porque es posible otro mundo, porque el maldito capitalismo tiene alternativa. No se trata solo de responder a los recortes. Es posible otra respuesta a la crisis. El capitalismo tiene alternativa y se debe construir desde la lucha, la movilización, la construcción de nuevos proyectos y la solidaridad. La huelga general nos recuerda que otro mundo es posible y que somos muchas y muchos los que aspiramos a crearlo.
9, Porque quiero que mi país aparezca en el mapa entre los lugares donde el huracán neoliberal encuentra resistencia. Quiero que la gente que lucha contra el capitalismo neoliberal, la gente de izquierdas, progresista, los pueblos hartos de tanta injusticia, sepan que el pueblo vasco está con ellas y ellos. Quiero que el mundo sepa que Euskal Herria es un pueblo vivo, con espíritu crítico, no domesticado ni narcotizado, que no se deja engañar.
10, Porque esta huelga general es un oasis de esperanza frente al páramo de resignación y desmovilización fomentado por las burocracias sindicales españolas. Esta huelga general hace más visible todavía la confrontación entre el modelo neoliberal y su expresión política en el estado surgido de la transición y el espacio conformado por la resistencia a los recortes, la demanda de cambios profundos y el horizonte de la nación vasca con su propia legalidad, cultura política y modelo de estado. Frente a la España neoliberal, los sindicatos domesticados y sus aliados locales, la Euskal Herria social.