El próximo jueves nos convocan a enfrentarnos a la política de este Gobierno que no es otra que la de estar al servicio del Capital o, lo que es lo mismo, aumentar día a día la sangría a los trabajadores. Para eso dictan nuevas leyes, para eso llaman al establo a los cabestros sindicales. Les van a poner yugo nuevo a la pareja que forma la yunta favorecedora del diálogo social. Algunos los llaman vendidos; yerran, no son tan viejos, éstos nacieron ya propiedad del amo. Ved si no a Gutiérrez y a Fidalgo. Si alguna vez trabajaron, el sólo recuerdo les evoca a Vivien Leigh interpretando la Scarlet O´Hara de «Lo que el viento se llevó»: «Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre». Ninguno vuelve al tajo y eso que lo que más dicen querer en este mundo son a los trabajadores. Por ellos viven. Sin ellos su vida carecería de sentido. Igual que los patrones.
La jubilación a los 67, a la que llegaremos mucho más sanos gracias a la ley contra los fumadores, esos inmisericordes asesinos de niños, embarazadas y demás gentes muy, muy, muy débiles y enormemente desvalidas. En Nafarroa, como a todo se le añade, como en el camarote de los Marx, dos huevos duros más, tampoco podrán disfrutar del vicio en las sociedades, teóricamente de ámbito privado. Váyanse preparando las peñas. A los impúberes se les podrá seguir mandando sin vigilancia a los centros católicos de enseñanza y a locales donde imparten catequesis unos señores con la absoluta seguridad de que sus pulmones serán respetados y seguirán siendo inma-culados al igual que sus almitas.
Con cuatro millones y medio de personas sin trabajo la medida a tomar ha sido la de reformar las leyes reguladoras de las relaciones laborales e imponer el despido más libre y barato de la historia. Para rizar el rizo aumentan la edad de jubilación.
Los salarios congelados si no rebajados, su poder adquisitivo en cuesta abajo permanente. Congelación, asimismo, de las pensiones actuales y rebaja de la cuantía de las venideras. La carestía de los bienes de primera necesidad en imparable ascenso. Del 20% de subida en el recibo de la luz que vas a pagar querido lector, para que valoremos lo que cuesta dijo un hijoputa, te alegrará saber que una parte, pequeñita eso sí, acabará en el bolsillo de José María Aznar. Las eléctricas, al fin, han hecho justicia y pagan sus favores con 200.000 euros al año. No es mucho para un hombre de su talla, pero algo es algo. A Felipe son las compañías de gas las que pagan sus favores. A Martín Villa, Telefónica; a Josu Jon, Petronor; y así podríamos seguir durante cientos de líneas. El sacrificio por lo público, sea por la patria o por los trabajadores, es compensado por los amos de lo privado. Qué suerte vivir en este país tan proclive al diálogo social. Donde los patrones miran por el bien de los trabajadores y los sindicalistas democráticos por el de los patrones. El nacionalsindicalismo joseantoniano hecho carne.
¿Suficientes razones para una huelga, decís? Hay razones pa quel Ebro baje rojo y con tropiezos.