Se consumó la traición. Ya tenemos una reedición de los Pactos de la Moncloa. Sólo falta que los sindicatos amarillos nos anuncien cualquier día el relevo en el trono de un nuevo rey, que por ser hijo del otro, seguirá siendo una imposición franquista. ¡Cuánta verdad encierra el dicho que afirma que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra!
El Gobierno y los sindicatos han cerrado un principio de acuerdo para la reforma de las pensiones. El principio contempla el aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años, aunque los trabajadores que hayan cotizado 38 años y medio podrán jubilarse a los 65.¡Qué maravilla!
¿Y qué joven trabajando- cuando trabajan- una semana, un día o incluso horas, llegará a cotizar 38 años y medio para jubilarse a los 65 y obtener una pensión que estará penalizada por adelantarla a la edad oficial? ¿Y qué pasará con las personas que son despedidas actualmente y de manera casi sistemática (a no ser que la empresa sea de su ascendiente), cuando cumplen 50 años de edad porque son demasiado «viejas» ¿Quién los contratará?
La “versión dos” de los Pactos de la Moncloa carece de futuro, éste es su punto final ¿Qué otra medida podrían tomar? ¿Qué les quedará por privatizar cuando no haya nada? El Estado español camina hacia la hecatombe, una hecatombe plagada, aún más, de pobres, vagabundos, delincuentes, y, por suerte, también de algunos revolucionarios. A la burguesía, su afán latrocinio le ciega tanto que es incapaz de comprender que está creando un excelente caldo de cultivo para la revolución.