Una de las alusiones que dejó caer como si fuera una felicitación navideña pintada de falsa firmeza, fue aquella en la que exhortaba a los ciudadanos a desterrar el desánimo y levantar la cabeza ante la crisis, como si él o los miembros de su familia corriesen la misma suerte que los currantes de UPS, la Sanidad pública, los pensionistas o los funcionarios de la comunidad murciana. La desfachatez sin límite de este multimillonario al que le llegan de nuestro bolsillo, cada año, nueve millones de euros, para que se los gaste en trajes, regalos y buen champagne, es de las que claman al firmamento por inoportuna y desvergonzada.
Pero también destacan las ausencias voluntarias, tan necesarias como la de alentar a los vascos a que apuesten por el proceso de paz que inició la izquierda abertzale, y que apoyan no sólo cientos de miles de ciudadanos que no viven o trabajan en Euskadi, sino decenas de partidos políticos, asociaciones civiles, sindicatos y ayuntamientos. Para el momio, acabar con el terrorismo es una coletilla tan burda como estúpida; lo que no dijo es si se refería al que proclama, jalea y anima Felipe González, como cuando su Mister Hyde salía de las sombras como Señor X, junto a sus Galindos, Barrionuevos, Corcueras y demás carroña, afirmando que de haber podido habría hecho volar a todos los etarras. Tamaño disparate le hacen al sevillano candidato idóneo al Premio Nobel de la Insensatez. Apología del terrorismo de estado, aplaudida en las sedes de Fuerza Nueva y la Fundación Francisco Franco, en el redil de Federico Jiménez Losantos, Rosa Díez y Fernando Savater.
(…) El neoliberal Josu Erkoreka, portavoz del PNV en Las Cortes, puntualizaba la omisión clamorosa sobre la sentencia del Tribunal Constitucional en el tema del estatuto catalán y ha destacado la referencia inédita al Príncipe, hecha en clave inequívocamente sucesoria. O sea, mirando el dedo del que señala el cielo y silbando Desde Santurce a Bilbao con cara de Patxi López.
Por su parte, merece la pena denunciar la tibieza del secretario general de ERC, Joan Ridao quien, en la mejor línea monárquica y contemplativa, se limitó a decir que la unidad que pide el Rey es muy difícil de lograr. Los militantes del partido catalán deberían, ya mismo, pedir la dimisión del tal Ridao y de toda la cúpula del otrora partido republicano y de izquierdas. Algo parecido podríamos sugerir a los amigos y socios del gallego BNG (…)
Y un detalle final, digno de Cantiflas, se produjo cuando el Borbón pedía más sacrificios para dejar a nuestros hijos y nietos un país cada vez mejor… Naturalmente se refería a los suyos. Y se le notó hasta en el énfasis. (…)