Nuestra selección no es una selección como las demás. No anda corriendo sobre la hierba de los campos del mundo entre los aplausos de su pueblo, en otras tierras… No son noticia sus lanzamientos al palo, sus remontadas o sus penaltis fallados. Nadie discute sobre su esquema de juego, sobre el 4−4−2 o el 4−5−1. La mayoría de los titulares proviene de los desacuerdos sobre su nombre o de lo que pone en una pancarta. Nuestra selección no vive sus penas y sinsabores como todas las demás. Los problemas de nuestra selección son más profundos y dolorosos que los del resto de selecciones. Nuestro problema es ser o no ser. Y todo eso nos preocupa, y mucho.
Vivimos con tristeza lo que esta ocurriendo y entendemos las razones que han llevado a nuestros jugadores a no jugar el partido amistoso los últimos dos años. Porque no es lo mismo jugar que disputar. Cuando los jugadores quieren competir, la Federación se conforma con el mero hecho de jugar. Es del todo comprensible el dolor de los jugadores, su enfado. Son deportistas profesionales con aspiraciones a lo máximo, con sentimientos, alma, corazón, pasión. Como todo futbolista profesional, también los jugadores vascos aspiran a competir con su selección.
Nosotros también tenemos el sentimiento de pertenencia a un pueblo y soñamos con que algún día nuestra selección sea oficial y nos represente en el mundo. Ése es el objetivo con que nacimos y el quehacer que seguimos.
Esta vez, ante la perspectiva de pasar un año más en fuera de juego y demostrando de nuevo un gran sentido de la responsabilidad y de compromiso con sus colores, los futbolistas vascos en su conjunto han sido capaces de cambiar de estrategia y salir a jugar. Aun siendo conscientes de que la Federación sigue estancada y resignada en sus tristes intereses, en un callejón sin salida, los verdaderos actores y protagonistas de este deporte, es decir nuestros futbolistas, han canalizado su enfado hacia nuevos caminos y han desbloqueado una situación que no favorece a nadie. Por eso, este año tampoco han estado solos, han tenido el apoyo de una inmensa mayoría de aficionados para extender a todo Euskal Herria su grito de rabia e ilusión.
Con esa intención publicaron los jugadores de fútbol vascos su último comunicado, con palabras de enfado, palabras de ilusión, con intención de empezar de nuevo. Creemos que debemos apoyarles, porque ellos son los baluartes que conducirán a este país hacia el camino de la oficialidad. Todos los que estamos a favor de esa oficialidad debemos tener las manos extendidas y trabajar en equipo, inventar nuevos caminos que conduzcan hacia esa anhelada oficialidad. Pedimos poder elegir, sin imposiciones. Y creemos que es responsabilidad de todos trabajar por conseguir ese derecho.
Un camino no de piedras, como hasta ahora, sino de hierba, como les gusta a nuestros deportistas. Y como corresponde a una selección de fútbol, como le corresponde a nuestro pueblo. Es lo que está reclamado una mayoría de la sociedad vasca.
Por ello, y utilizando estos medios, queremos felicitar y dar las gracias a la sociedad vasca en general y a la afición en particular por el apoyo incondicional que se vivió el día 29 en Bilbao por la demanda de la oficialidad, demostrando, una vez más, que están muy animados y con ganas para, entre todos, trazar el camino hacia esa oficialidad.
Estamos dispuestos a aportar nuestro granito de arena a modo de experiencia, para que entre todos (Federación, clubes, jugadores…) en un futuro próximo consigamos lograr que nuestra selección sea como las demás, oficial, y pueda representar al conjunto de los vascos allá donde se disputen competiciones oficiales entre naciones.
(*) Apoyan este texto Iñaki Alkiza, José María Arrate, Jose Artetxe, Ramón Aznar, Leo Barañano, Iñaxio Kortabarria, Juan Mari Lasa y Angel Segurola